Darren Hayman – Florence (Fika Recordings)
Hay determinados discos que, escuchados fuera de contexto, pierden parte del sentido. Como cualquier otro álbum de Darren Hayman, Florence, su última referencia, entra de lleno en esta categoría. La razón primera y fundamental es el modus operandi de su autor, el prolífico y eternamente inspirado Darren Hayman. La discografía del británico es como el río de Heráclito, hay que tomarla como un todo, pero un todo mutable, en constante reinvención. Cada paso completa el alambicado mosaico que es su personalidad artística sin que podamos aprehenderla del todo. Necesitado de dar fe en forma de álbum de cada inquietud que le ronda la cabeza y cada reto que se propone, lleva publicados con su firma catorce discos en los últimos diez años. Cuando llegas, él ya se ha ido.
En la obra del exlíder de Hefner cabe de todo, con especial gusto por las obras conceptuales. January Songs, por ejemplo, recoge su hiperactivo enero de 2011, cuando compuso, grabó y publicó una canción al día. En Chants For Socialists, musica textos de William Morris en la que fuera vivienda del activista y poeta inglés del siglo XIX. Florence no escapa a esta tendencia, aunque el concepto en este caso, al igual que en su EP Blue House, alude al lugar en que fue grabado: la bella ciudad de Florencia.
Escrito y registrado en sólo diez días en la casa que Elisabeth Morris –miembro de Allo Darlin´ y colaboradora habitual de Hayman- posee en la urbe italiana, supone la primera grabación donde el de Essex ejecuta todos los instrumentos sin contar con colaboraciones externas. Esta libertad empapa el discurrir relajado de las diez canciones en miniatura que lo componen. Con apenas guitarra, ukelele y un par de sintes, Darren arma un precioso álbum de ambición conscientemente moderada, trufado en sus letras de pequeñas historias inspiradas en y por la ciudad que le da título.
Así, nos encontramos ante una obra aparentemente menor cuya falta de aspiraciones es, precisamente, su mejor arma. A pesar de la economía de medios se aleja de la monotonía gracias a la variedad de tempos y a los cambios de registro, tanto vocales como instrumentales, que, sin romper la unidad del álbum, logran que éste se pueda escuhar en bucle sin aburrir. La Waitsiana pero abstemia “Break up with him” y el autohomenaje a Dead Media de “Didn´t I say don´t fall in love with him” destacan sutilmente en un álbum difícil de despiezar. Una obra, como decía, aparentemente menor, pero con más calidad y encanto que muchas obras mayores de tantos otros. Darren Hayman se puede permitir estos caprichos.
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