Dead Can Dance – Anastasis ([PIAS])
Si Jesucristo tardó tres días en resucitar, Dead Can Dance ha tardado 16 años en darle continuación a su último trabajo Spiritchaser (1996), al que han titulado muy acertadamente Anastasis (resurrección, en griego).
No obstante, los dos miembros del grupo no han estado rascándose la panza durante estos años de hiato, sino que tanto Brendan Perry como Lisa Gerrard han seguido sus carreras en solitario. Incluso, Lisa ha participado en varias BSO´s de películas tan populares como Gladiator, Ali o Black Hawk Derribado.
En sus trabajos en solitario, la ex pareja sentimental ha continuado explorando nuevos sonidos y nuevos territorios, sin embargo, éste Anastasis no es especialmente aventurero, pues más parece un acertado resumen de lo que Dead Can Dance ha venido produciendo en los anteriores siete discos de estudio. Respondiendo a la necesidad de los australianos de volver a pisar terreno fértil, de deleitar a sus fans con su sonido más conocido y recargar pilas para próximos trabajos más sorprendentes.
A pesar de ser un disco de un sonido bastante compacto, es indudable que las canciones aportadas por Brendan Perry y las aportadas por Lisa Gerrard suenan un tanto diferentes, como si cada uno hubiera estado rebuscando por su cuenta entre la discografía de Dead Can Dance.
Los temas de Perry suenan más accesibles, con profusión de teclados, tonalidades etéreas y la voz grave del vocalista recitando letanías de ambientación mística, como «Children of the Sun» o su prima hermana «Opium», con percusión hindú y marcada base electrónica, en una línea neoclassical darkwave, cuyos máximos exponentes son precisamente ellos mismos.
El primer single, «Amnesia» también es una composición de Brendan Perry y comparte las mismas características citadas, si bien cuenta con arreglos más sencillos, que la dotan de una accesibilidad singular y que gana con las escuchas gracias a su impecable melodía vocal.
Pero cuando Lisa Gerrard entra en la ecuación, empezamos a darnos cuenta que la diferencia entre las pretensiones de la banda y la pretenciosidad de otros grupos es que los australianos alcanzan lo que pretenden. Su voz, largamente alabada por su riqueza, su sensibilidad y su capacidad de rango (del contralto al mezzosoprano) no ha perdido un ápice de exhuberancia, y ello eleva sus temas a un estado superior a los del siempre competente Perry. Y son los temas que aporta Gerrard los que parecen más experimentales, buceando en las músicas del Mediterráneo; de Turquía y Grecia a Egipto, y del Norte de África a la Índia.
Alguno de ellos se nos hace un poco largo, con codas finales algo repetitivas («Ágape» es un buen ejemplo de ello, con su larga progresión final) pero parece como si la propia Lisa Gerrard quisiera que la disfrutáramos cuanto más mejor.
Gerrard sigue cantando en su propio idioma (idioglossalia) pero a quién le importa lo que diga cuando es capaz de componer un piezas tan maravillosas como «Return of the She-King», una oda de folk celta con arreglos de cuerda y viento que imprimen una magnífica ambientación para el sublime juego de voces que componen ambos. Sin duda, la mejor del disco.
Anastasis no llega a ser la obra maestra que es Aion (1990) o Into the labyrinth (1993), pero no va a defraudar a nadie, ya que confirma que han vuelto en muy buena forma.