Entrevistamos a Niños Bravos
Entre risas que se confunden con historias divertidas y vinilos desperdigados sobre la mesa, Niños Bravos parece una banda que nació para no tomarse demasiado en serio… hasta que el público decide tomarlos muy en serio a ellos.
Lo que comenzó como un grupo de amigos experimentando con melodías se ha convertido en un proyecto que combina nostalgia, irreverencia y riesgo calculado, una especie de máquina de energía pop que mezcla lo absurdo con lo entrañable. Entre versiones audaces de clásicos como “Un beso y una flor”, interludios exclusivos de vinilo que recompensan a quienes todavía se sientan a escuchar un disco de principio a fin, y la sensación constante de “¿y si esto se nos va de las manos?”, Nacho, Dani y Rita revelan cómo han pasado de improvisar en ensayos a construir un sello propio que desafía las expectativas del indie y del pop.
No hay fórmulas ni poses en Niños Bravos: hay intuición, diversión y la obsesión por hacer que cada canción sea un instante irrepetible, un pequeño ritual.
“Este proyecto es agua fresca para mi alma perdida”
¿Cuándo fue el punto exacto en que entendieron que Niños Bravos ya no era solo la banda de amigos sino un proyecto con responsabilidad artística?
Nacho: Nunca hemos perdido la sensación de que no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo. Creo que en el momento en el que fichamos con Vanana Records y se empieza a plantear la idea del proyecto como algo más serio, que tiene que tener una gira, que tiene que tener unos lanzamientos, creo que en ese momento es cuando nos damos cuenta de que empezamos a ponernos las pilas, o que el proyecto nos come, y también un poco por las chances que tenemos de hacer que esto crezca de la manera más orgánica posible. A lo mejor me estoy autocorrigiendo, pero ya cuando sacamos esta primera canción nos sorprendió tanto la reacción de la gente que todos empezamos a hacer un cambio de chip: «Si esto lo hacemos por reírnos y por pasarlo bien, ahora además de pasárnoslo bien, podemos hacer de esto algo un poco más grande de lo que ya era». Entonces, yo creo que ha ido de manera progresiva, lanzamiento a lanzamiento, como formándose un ente que básicamente es la banda.
Dani: Sí, yo creo que nos lo hemos ido tomando en serio sin querer. De repente estábamos tomándolo en serio y ya ahora pica más, ahora esto no puede ir a peor. Creo que ahí es, conforme veíamos que avanzaba, seguíamos de risas y ahora, de repente, nos gastamos más dinero, hacemos cosas más grandes, queremos hacer proyectos más grandes y sin darnos cuenta nos hemos metido en un embolado.
Rita: Yo creo que también la sensación nuestra, de concierto a concierto, de ver el feedback de la gente, cómo las respuestas eran tan sorprendentes, la gente como muy sorprendida de ver algo súper divertido, con calidad y que siempre se lo pasaba súper bien y se quedaba con ganas de más. Tener ese feedback de la gente es lo que nos ha hecho decir que queremos más, queremos seguir ofreciendo y queremos seguir haciendo.
¿Les sorprendió la velocidad con la que han conectado con el público, y cómo manejáis la presión de estar a la altura de un título tan irónicamente ambicioso?
Dani: Llegaba a oídos de gente que no conocíamos nosotros, es decir, es la combinación de nuestros antiguos fans, pero hay gente muy dispar que escucha a Niños Bravos, y ha sido probablemente la masa crítica de que viniéramos de otros grupos. Pero aparte es que se ha corrido la voz.
Nacho: Es algo que nos hemos ido dando cuenta conforme hemos ido haciendo entrevistas y con el lanzamiento de Grandes Éxitos, las sensaciones, que nos lo pasamos tan bien nosotros tocando en directo, sacando las canciones, componiendo, grabando los vídeos, y de manera muy natural eso se ha ido contagiando. Nos sorprenden los resultados; para nosotros es una barbaridad lo que está pasando, aunque todavía queda mucho más por hacer. Pero si lo miramos con un ojo crítico, es entendible que, si nosotros nos lo pasamos tan bien y alguien se nos acerca, esa persona también se lo pase bien. La voz se corre. Todo esto es como que la principal razón de que Niños Bravos esté en el camino en el que está es porque nos lo estamos pasando súper bien entre nosotros.
Han dicho que Niños Bravos es la banda que les habría encantado tener en el instituto. Si pudieran escribir una canción para sus “yo” adolescentes, ¿de qué trataría y en qué se diferenciaría de las historias que cuentan ahora?
Dani: Yo de enamorarme de la guapa de clase, seguro. Yo haría esa canción de enamorarme de la guapa de clase porque me pasaba continuamente, mirándole desde las escaleras en el patio y pensando que a ella yo le gustaba un poco.
Nacho: No sé, que me dejen en paz, que me dejen vivir.
Rita: Yo creo que era bastante punk y de hecho creo que era más punk en mi adolescencia que ahora, así que habría hecho canciones de que el mundo es una mierda, todo está mal, los profesores son basura, no sé, todo mal.
Dani: Creo que nos habríamos juntado como los cuatro frikis de clase. No somos frikis, pero un poco como los que sus padres escuchaban a los Beatles. En música sacábamos buena nota y nos ponían delante. Nos hacemos amigos ahí y entonces huyó con la caja china y un día tocando la caja china, Nacho con la bandera y yo diciendo: «Oye, podríamos montar un grupo». Los dos ahí tocando a tope.
Nacho: Yo me imagino a lo pesado todavía, como School of Rock, completamente ahí.
¿Qué han aprendido hasta ahora sobre la industria musical (discográficas, management, giras) que los haya sorprendido, algo que creyeran que sería más fácil o algo que sabían que sería difícil, pero salió peor de lo esperado?
Rita: En Niños Bravos todavía no podemos hablarlo.
Dani: Ha salido todo perfecto todo el rato. Estamos en un buen momento. Yo creo que cuando empecemos a invertir más, a arriesgarnos, imagínate que nos metemos una leche yendo a México o haciendo una gira por salas en España, no lo sé, pero no ha habido tiempo para las leches todavía. Creo que estamos en un momento muy dulce.
Mirando al futuro, ¿cuál sería el movimiento más atrevido que podría hacer Niños Bravos, ya sea una colaboración soñada, un giro de género o una idea loca para un show, y qué los frena de hacerlo ahora mismo?
Dani: Queremos hacer muchas cosas, nos frena que no quieren colaborar con nosotros (risas). Una cosa que podríamos hacer, claramente perderíamos muchísimo dinero, es hacer una gira por México. Ya el año que viene nos lo montamos, sacamos disco y montamos una gira a pérdidas, nos para el dinero. México sería increíble, incluso hacer un South by Southwest también. Pero bueno, eso porque yo no lo he hecho personalmente; luego todo el mundo dice que tampoco es tan guay. Supongo que tenemos un poco como el límite estilístico. Estaba pensando: ¿podríamos hacer una colaboración con Wisin y Yandel? Entiendo que no, pero sobre todo porque ellos no quieren. En realidad, creo que encontraríamos una forma de divertirnos, que es el objetivo de Niños Bravos. Tenemos que hacer algo donde nos lo pasemos bien, pero que la gente también se lo pase bien, que todo sea un poco divertido en un espectro amplio de la palabra. Cada canción tiene que ser como un chupito de Red Bull. O medio Red Bull. O uno entero.
En Grandes Éxitos mezclan humor, nostalgia y vulnerabilidad. ¿Hay alguna letra de esas canciones con la que, al revisarla ahora, digan “esto lo haría distinto” o “esto fue más de lo que pensé”?
Dani: Ha pasado muy poco como para poder revisarlo así, yo creo. Estamos muy contentos de los temas. Soy muy crítico conmigo mismo, especialmente. Y creo que lo que hemos hecho con Niños Bravos es bastante espectacular. Me dedico mi día a día a producir y nunca he puesto tanto el acelerador como con Niños Bravos. Pero también necesito estar muy convencido. Y si no me gusta, por mucho que le guste a la gente, no sale. He sacado cosas que me han dado vergüenza y han ido bien. Me cuesta admitirlo. Niños Bravos es de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Que hemos hecho los cuatro, evidentemente.
Rita: Todo está bastante en su sitio. Hemos tomado las decisiones acertadas en todo momento. Hemos ido haciendo todo un poco según lo íbamos sintiendo. Tampoco puedes juzgar, no puedes revisar algo que lo has hecho un poco… que te salía de dentro. Es algo muy instintivo. Y todos hemos tenido un poco el ojo crítico en las cosas y las ideas que han traído los demás. Hemos ido construyendo en base a un criterio común.
Nacho: Lo más chulo es que estamos haciendo un poco lo que nos da la gana, sin pensar que somos una banda de un género muy específico. La única limitación que tiene la banda ahora mismo es genuinamente eso: en qué punto estamos y hasta dónde podemos llegar. Por el momento, lo guay de esto es que la banda puede hacer prácticamente todo dentro de las circunstancias en las que se encuentre.
Han comentado que Niños Bravos nació de cierta desilusión con la industria musical. ¿Qué frustraciones específicas de los proyectos anteriores los empujaron a crear algo tan desenfadado y libre, y cómo evitan que ese espíritu se diluya ahora que están en el radar de todos?
Nacho: Yo, a título personal, creo que las frustraciones no son tanto con cómo funciona la industria, sino también con cómo percibo mi trabajo y lo que puedo aportar en esto. A lo mejor esto lo compartimos el resto. Antes, dentro de mi proyecto personal, he intentado hacer siempre lo que me ha dado la gana. Siempre he hecho todo con una idea preconcebida de pensar en cómo va a funcionar, si va a ir bien. Monto expectativas sobre números, conciertos y reacciones de la gente. Obviamente, como cualquier expectativa, mi vida nunca se cumple; siempre es menos de lo que imagino. Y eso me va frustrando.
Al final, la idea y la principal razón por la que empezamos a hacer el grupo es hacer un grupo sin miedo a que salga mal. Sin miedo a que saquemos una canción y no la escuche nadie, o que anunciemos un concierto y no venga nadie. Dentro de cosas que no sean tan increíbles, pero sobre todo a la hora de sacar canciones. Recuerdo cuando íbamos a sacar una bailable, hacerlo sin miedo a eso.
Dani: Sin miedo al éxito. Al menos por mi parte, yo soy un muñeco roto de la industria. Bearoid empezó muy dentro del mundo discográfico, de los sueños discográficos. A los 23 años me llenaron la cabeza de pájaros. Yo vivo de esto. Pero la cultura tradicional del edificio gigante, las grandes producciones, las grandes palabras, destrozan muchas veces las carreras. Porque las promesas no sirven de nada. Más que desencanto, un poco “que sea lo que Dios quiera”, es lo que nos define. Teniendo en cuenta que tenemos los huevos pelados, simplemente decimos: ir por nuestra vaina. Nos ha salido bien. Estamos muy bien conectados y hemos conseguido muchas cosas. Pero tampoco queremos una vía tradicional, aunque queramos que nuestra música llegue a todo el mundo. Nuestra ambición es toda. Si no la conseguimos, no pasa nada. Queremos hacer pop, seguimos con los sueños de cuando éramos pequeños. Lo estamos recuperando un poco con esto, pero sin miedo a que no pase nada. Ya hemos vivido, al menos yo, no sé si Rita no ha vivido—porque has estado siempre en un proyecto más de grupo—en el que no se sufre tanto eso. Ser artista solo, enfrentarte a esto, gastarte una billonada tú solo… todo eso es como meterte en la cabeza de estar tú solo enfrentándote a eso. Este proyecto es agua fresca para mi alma perdida.
Rita: Suscribo un poco lo que decía Nacho. Yo, por ejemplo, vengo de otra banda, Tiburona. El cambio yo lo he visto más a nivel discursivo. El propósito de esa banda era tener algo que comunicar siempre, con una estética y un mensaje súper claro, muy social, de rebelión también, de crítica constructiva y de hacerte pensar. Fantástico, pero siempre tenía un nicho y una escena marcada. Algo que me gustó desde el principio de Niños Bravos era la libertad que nos damos, tanto a nivel discursivo como estético y de escenas; es tan amplio, todo vale, que es bastante liberador. Eso hace que sea algo muy divertido e improvisado, y no sabemos muy bien a dónde va, pero el camino nos está gustando mucho.
En un mundo saturado de contenidos, de playlists infinitas y de música virando hacia lo digital, ¿cómo cuidan que Niños Bravos mantenga un sello propio que destaque sin sacrificar autenticidad para gustar masivamente?
Rita: No sé si hay una fórmula, pero creo que es sobre todo lo que nos va saliendo a todos: vemos que es fresco, nos gusta, puedes coger ideas de aquí y de allá y te apetece experimentar. Luego solemos tener buen feedback de la gente, consultamos muchos amigos, gente de la industria, colegas, gente de la escena que también tiene su propia opinión, bastante constructiva, y entre todo eso llegamos a buen puerto.
Nacho: No tenemos mucho miedo a hacer cosas. No creo que estemos reinventando la rueda ni haciendo nada mega innovador, pero tanto musicalmente como como grupo, no tenemos miedo a hacer cosas poco comunes o convencionales. A veces, la comunicación de un concierto tiene que ser un cartel con una imagen muy currada, mostrando rigor, y a nosotros no nos importa hacer un vídeo haciendo el idiota. No lo hacemos desde la pretensión de la broma, sino porque hemos aceptado que somos así y nos vamos a presentar al público de esa manera. Lo afrontamos sin miedo a que nadie vea mal que hagamos lo que nos dé la gana.
La versión pop-punk de “Un beso y una flor” de Nino Bravo es un homenaje audaz que define su personalidad. Más allá del guiño al nombre de la banda, ¿qué los llevó a reinterpretar este clásico, y cómo ven que su música dialoga con la herencia musical española para las nuevas generaciones?
Nacho: Insisto, no hay mucho pensamiento detrás de las decisiones de este grupo. Partiendo de ahí, en general hay un tinte de nostalgia, no constante, no un guiño a nuestra infancia o adolescencia, sino más a lo que éramos cuando éramos jóvenes. Creo que el nombre lo ponemos también para quitarnos la sensación de que somos un grupo serio, quitarnos el peso de tener que ser como una banda establecida. Ya teníamos una versión de Noelia que hacíamos en directo y nos gustaba mucho, pero al plantear una versión más para plataformas y un show, que fuese un momento de homenaje a Nino Bravo, se decidió hacerla. Para mí, personalmente, es como mi infancia. Recuerdo cantar esas canciones de Nino Bravo y otros grupos míticos de España cuando era pequeño.
Dani: Lo de “Un beso y una flor”, al principio no lo hacíamos. Supongo que, porque como somos unos indies, pensar en la canción más conocida de un artista es poco segunda derivada, muy poco intelectual. Y como somos un poco intelectuales, no íbamos por eso. Recuerdo ir al pueblo de mi ex, me dijeron: «Este es cantante, súbete a cantar». Sin conocer a nadie, canté “Un beso y una flor” y eso se me quedó grabado. Para todos, “Un beso y una flor” significa muchísimo. En directo la gente se emociona, por mucho que sea canción de karaoke, un poco hortera porque es de karaoke. Pero es espectacular y nunca la hemos dejado de respetar, aunque no empezáramos tocándola. Era intentar no hacer segundas derivadas cuando era una tontería. Así ha sido.
Rita: Mi canción favorita de Nino Bravo.
Dani: Probablemente la mía también. No queríamos tocarla porque era primera derivada, la evidente, fácil. Creo que fuimos Miki y yo los que quisimos tocar Noelia por eso, porque somos los más intelectualoides.
Su EP tiene versión en vinilo con interludios exclusivos: ¿qué importancia le dan al formato físico hoy en día, en contraste con streaming, redes o vídeo? ¿Es una forma de resistencia artística, de conexión con el oyente, o simplemente parte del merch?
Nacho: Tal vez es un prejuicio que hoy no se escuchan discos enteros. Estamos tan acostumbrados a playlists y algoritmos, pero yo escucho discos completos. La costumbre de sentarte a escuchar un disco se arriesga más con vinilos: te sientas en casa, pones el vinilo, lo escuchas y sigues escuchándolo. Hicimos vinilo para recompensar a quien se siente con nosotros durante todo el EP. Que escuche cosas solo disponibles en ese formato. Convencimos a mi amigo Max Metzger, tremendo escritor inglés, a que use su mejor castellano para introducir cada tema. El shuffle de Spotify me ha hecho descubrir grupos y lo adoro, pero siempre nos gusta hacer guiños como meter a Max con instrumentales que hizo Dani. Preguntamos al sello y nos dejaron hacerlo.
Dani: Niños Bravos hace muchas cosas para caer bien. No “queda bien”, sino porque es una banda buena que hace buena música. Niños Bravos es un poco una banda ligona, te seduce todo el rato. Poco a poco, dejando pequeños detalles, como una cajita de bombones, una cenita en la Torre Eiffel.
Este concierto del 24 de septiembre en Sala El Sol es uno de los primeros grandes del ciclo Grandes Éxitos. ¿Cuál creen que será la canción que marque ese momento clave en vivo, donde sientan que el público realmente conecta?
Nacho: Hacia el final del concierto queremos algo explosivo, que vaya creciendo y que la gente no pueda parar de bailar y cantar.
Rita: Hay muchos momentos coreables. Cerramos siempre por lo alto, pero nunca sabemos dónde la gente se volverá loca. Supongo que el final, más que la canción, porque es una combinación de canciones. Es apoteósico.
Dani: Creo que hace tiempo que es un concepto de “recoger”, no de “sembrar”. Muchos conciertos son de festivales donde la gente te conoce un poco. Aquí es un concierto de recoger: hay suficiente tiempo y canciones fuera como para que la gente se las pueda entrenar en casa. Va a emocionar mucho porque nuestro grueso está en Madrid. Se va a reunir mucho ejército y se va a demostrar que, por culpa de los interludios y la comunicación divertida, les gustamos tanto que tocarán y cantarán nuestras canciones con la mano en el pecho. Cuando me preguntaste por el mejor momento, se me pusieron los pelos de punta. Es increíble lo querible que es esta banda.
La sala El Sol tiene historia, ambiente íntimo, acústica particular, público muy cercano. ¿Han adaptado algo en su setlist, arreglos o producción para aprovechar al máximo ese espacio? ¿Algo que harán solo ahí?
Rita: No, estamos pensando en la estética del escenario y cómo queremos que se despliegue el concierto visualmente, más allá de lo sonoro. Sala El Sol es muy llamativa, con cortina roja detrás, y tiene disposición particular. Dependiendo de dónde te sitúes, ves una cosa u otra, podemos jugar con eso. Estamos preparando ideas.
Nacho: Queremos que sea el mejor show posible. Nos influye la distribución, como dice Rita. Es una sala mitiquísima. El sonido es más rock que en un concierto gigante, pero suena muy bien. Tradicionalmente, es de las que mejor suena en Madrid.
Rita: En cada ensayo ocurren cosas diferentes. De repente, una canción tiene una introducción nueva, otra tiene outro, unimos dos canciones y nos inventamos una tercera en medio. Me vuelvo loca recordando lo que habíamos dicho y vienen nuevas ideas. Seguro será distinto.
Dani: Nuestro objetivo no es disfrutar más nosotros, sino hacer disfrutar más a la gente. Hacer que les guste aún más la canción.
Madrid tiene carga emocional para muchos artistas. ¿Hay alguna canción de su repertorio ligada a Madrid, a recuerdos personales, amistades, y tocar allí significa algo distinto?
Rita: Para mí tocar en Madrid siempre es tocar en casa, para y entre gente que te quiere. Hay varias canciones que mencionan Madrid y vivencias que hemos tenido aquí conviviendo en la ciudad.
Dani: Madrid es donde nos suceden las cosas. Yo no soy de Madrid, soy de Valencia, viví en Barcelona y llevo cuatro años aquí. El grueso de amigos es de aquí. Va a venir mucha gente que son amigos, por eso las entradas se agotarán. Nuestros futuros clientes ahora son amigos.
La palabra Madrid está un poco maldita; se dice mucho en el indie. Intentamos no decirla, porque es muy común, con algo romántico y rockero, del templo de la música de guitarras.
Rita: Madrid es una ciudad muy musical, de habitarla, de vivirla, de la noche. Aunque no esté mencionada en canciones, se intuye muchas veces.
Nacho: Personalmente, en nuestro primer concierto en Madrid, Sala Sótano con Las Petunias, tocamos “Día de Verano”, un mes después de componerla. Ahora, tocar en la Sol en la presentación del EP, que será guía del primer disco, la siento muy arraigada a Madrid.
Próximos conciertos Niños Bravos
24 de septiembre – Sala El Sol – Entradas
10 de octubre – Arrecife en vivo 2025 – Entradas
Escucha ‘Grandes Éxitos’

