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Entrevistamos a Vetusta Morla

Con todo conseguido, Vetusta Morla podrían haber publicado un cuarto disco continuista con el que reafirmar, sin dificultad y una vez más, su posición como una de las bandas más importantes del país. El lugar de eso, los de Tres Cantos apuestan por un álbum ecléctico y arriesgado como es Mismo Sitio, Distinto Lugar (2017), que supone una ruptura con el sonido trabajado anteriormente.

La jugada les ha salido tan bien que, el presente decálogo, se impone como su mejor trabajo hasta la fecha, capaz de convencer hasta a los menos fanáticos del grupo. Contactamos a través del teléfono con el guitarrista y miembro fundador Guille Galván, para comentar diferentes aspectos acerca de la última entrega del sexteto.

En “Mismo Sitio, Distinto Lugar” (2017) hay diferencias de sonido muy palpables con respecto a anteriores discos. Luego hablaremos de ellas en profundidad, pero… ¿Por qué era este justo el momento de afrontar esos cambios? Cabía la posibilidad (aunque desde luego fuese algo mucho más aburrido) de que hubieseis lanzado otro disco más o menos continuista y refrendar el éxito masivo cosechado hasta la fecha y no lo habéis hecho…

Teníamos cierta sensación de que con la gira de ‘La Deriva’ acaba también un ciclo que venía ya desde los tres discos anteriores, de trabajar con Manuel, de haber crecido dentro de un entorno parecido. Aunque cada disco era distinto, la manera de concebirlos, de trabajarlos, de hacer las producciones eran similares, y teníamos la sensación de que para volver un poco a sentir el punto de adrenalina y el riesgo en el que hemos intentado mantenernos siempre, tocaba cambiar procesos, formas de trabajar e incorporar gente nueva. Fue algo que teníamos claro los seis, y cuando intentas incorporar otros tipos de procesos, sonoridades y formas en algo que tienes trabajado de una manera habitual y que además nos había funcionado bastante bien, pues siempre surge la duda, porque sabes que quieres cambiar pero no sabes hacia dónde. Ha sido muy bonito porque nos ha permitido reencontrarnos con nosotros mismos en el 2017 y desde la experiencia adquirida con los discos anteriores, y también desde la mirada infantil de hacer algo por primera vez. A pesar de una carrera tan larga como la que tenemos, hemos tratado este disco casi como si fuera el primero.

“Hemos incorporado puntos de vista que tienen que ver con la sátira, la ironía, e incluso con el conflicto y el combate cara a cara”

 Como decíamos, “Mismo Sitio, Distinto Lugar” (2017) incluye elementos poco usados cuando no directamente inéditos en vuestra obra. Por ejemplo, el disco conserva la fuerza lírica del grupo, pero la narrativa es ahora más áspera y agresiva ¿Ha venido esto motivado por el actual entorno social? ¿De dónde ha surgido la inspiración para las letras de las nuevas canciones? 

Es un disco narrado desde el propio epicentro de la banda, desde la propia metamorfosis, y con una necesidad de poner muchas cosas sobre la mesa para seguir siendo honestos y encontrarnos a nosotros mismos. Y cuando pones cosas tuyas sobre la mesa, hay algunas que son mejores, otras peores… otras más agresivas o más feas, pero todas nos parecía honesto que estuvieran ahí. Creo que en este disco no se ha ampliado tanto el escenario como el punto de vista. Hemos incorporado puntos de vista que tienen que ver con la sátira y la ironía, y en otros casos incluso con el conflicto y el combate cara a cara. Y nos hemos dado cuenta de que todo esto que sucedía desde un punto de vista grupal y casi interno al final tiene mucho que ver con lo que estamos viviendo fuera. Estamos viviendo un momento de metamorfosis importante, y la comunicación es una de las herramientas más potentes que podemos tener. Precisamente la incomunicación nos puede llevar a situaciones complicadas y que nos distancien de quiénes somos en cada momento. Es un disco sobre la identidad, pero sobre la identidad trabajada como puente y no como trinchera, y ha sido bonito porque además ha sido curativo para la banda. Y como te decía antes, nos ha hecho limpiar mucho de lo que teníamos dentro.

Las canciones también vienen acompañadas de una instrumentación ciertamente consistente (diría que con mayor presencia de distorsiones y guitarras que nunca), y también cuenta con detalles embellecedores ¿Qué tipo de instrumentación buscabais para acompañar a esa parte narrativa del disco de la que hablábamos antes? ¿Cómo encajasteis la música con las letras?

Tanto a nivel de letras como de producción creo que este puede ser el disco más descarado. Veníamos de hacer discos que tenían mucho que ver con una fotografía de la banda tocando en un mismo espacio, y creo que este disco viene marcado por las propias canciones. Han sido las propias canciones las que han ido guiado la estética del disco, y también la manera de trabajar. Hemos trabajado canción a canción tanto en la grabación como en el proceso de mezclas en Nueva York y eso ha permitido que las canciones fueran como una especie de puzzle donde cada elemento iba mandando en cada parte de la canción, y no teníamos problema en que estuviera exageradamente presente. Otras veces trabajábamos con un concepto de un mapa sonoro, donde tienes la batería y las guitarras, unos teclados o un bajo, o elementos que arreglan. Y en este caso, de repente en una canción mandaba una guitarra muy distorsionada. Y en la siguiente un sintetizador. Y en la siguiente la voz distorsionada de Pucho… Ha sido bonito porque cada canción ha ido marcándonos la pauta que a su vez iba marcando el disco, y sin tener de antemano una arquitectura de sonido y de dónde tiene que estar o qué plano tiene que ocupar cada instrumento.

Para mí un elemento clave (o al menos el más evidente) en este disco, son precisamente las diferentes tonalidades interpretativas que muestra Pucho a lo largo del álbum… ¿Por qué se decidió él o por qué os decidisteis a probar estas diferentes formas de cantar, tantas que casi varían de tema en tema?

Hay una producción casi individualizada de cada instrumento y en cada canción. Y Pucho entendió desde el principio que en cada canción la voz iba a ser un instrumento más. Y que habría canciones donde la voz tenía un papel fundamental y era la guía de toda la instrumentación, y habría otras canciones en donde la voz era un instrumento más e incluso se fundía con lo que estaba sucediendo musicalmente. Nos parecía bonito. Un poco como en la portada del disco, que hay una especie de ente que no se sabe muy bien si es vegetal o animal, pero aparece como un todo… como una silueta. Nos gustaba esa idea un poco aplicada a las canciones, que no dijeras ‘sí, me gusta mucho la letra y la melodía pero…’. Pero hay otras muchas cosas que están ahí detrás de todo eso. Hay cosas descaradas que ocupan un lugar, sin importar que en la canción siguiente ese lugar lo ocupe otra cosa. A nivel interpretativo eso también ha permitido que Pucho explore otros registros y trabaje con los propios efectos de la voz y la síntesis de la voz de una manera creativa, casi tanto como su manera de cantar.

“Teníamos que volver a sentir el punto de adrenalina y el riesgo”

Otro de los elementos claves es la producción: creo que es una producción de lujo y costosa (tenéis medios para hacerlo) que ha sabido entender el nuevo rumbo del grupo, pero para nada recargada o artificiosa como sucede con muchos grupos ¿Quién ha sido el encargado de la producción y cuál era vuestra premisa en este sentido?

La premisa era que la producción estuviese al servicio de las canciones y de la emoción. No hay producciones perfectas, pero hay producciones que se adaptan al disco que quieres hacer en cada momento, y en ese sentido era un riesgo doble, porque la producción del disco corría por primera vez por nuestra cuenta, a medias entre la banda y Campi Campón -que además de productor es músico- y él nos ha ayudado a entender que la fase de grabación también forma parte de la fase creativa y no se termina de componer hasta que terminas de mezclar. Convertir el estudio en un local de ensayo fue muy bonito, porque nos permitía tener herramientas (a nivel de producción) de una calidad extraordinaria, pero al mismo tiempo manteníamos la ingenuidad o la libertad que tenemos en nuestro local. Es curioso porque es cierto que en ese sentido ha sido el disco más arriesgado y a nivel de producción el más costoso de todos, pero también es verdad que en esta producción hemos introducido cosas que han pasado en nuestras casas y en nuestro local. Se ha hecho en un marco de tiempo que va desde septiembre (que se empezó a componer) y en enero grabamos cosas en casa o en el local que luego se han quedado en el disco. Ha sido un collage de muchos procesos y de espacios que al final han tenido trascendencia en la manera de construir las canciones. Me quedo con haber ampliado ese marco de creación a todos los demás elementos y afrontar el riesgo que teníamos al ser ésta una coproducción e incorporar diferente gente al disco y en diferentes países. Y nosotros éramos el eje sobre el que se vertebraba todo. Pero sobre todo la idea era que las canciones mandaban, y la producción tenía que estar al servicio de las canciones. Queríamos intentar no sonar a una banda de seis personas tocando todas juntas en una habitación, sino que queríamos intentar olvidarnos de que todo esto hay que reproducirlo en directo y ver qué podíamos introducir que nos llevase a sitios nuevos.

También me parece bastante más que anecdótico (y en cierto modo determinante en el triunfo final) la inclusión de un número redondo de diez temas en el disco ¿Teníais claro que queríais meter solo diez canciones -un número clásico de temas para un álbum- o ha sido casualidad?

Bueno, estuvimos trabajando hasta poco antes de ir al estudio con un número muy grande de veinte canciones, y la idea era dejarlo en doce como los discos anteriores. Pero nos dimos cuenta de que era un disco tan narrativo como de búsqueda. Nos dimos cuenta de que reduciéndolo y dejándolo en diez canciones íbamos a tener más tiempo para llevar más lejos cada una de ellas. Y la diversidad de esas diez canciones era suficiente para llenar la paleta y que te quedases con ganas de volver a escucharlo. Pensamos que había equilibrio en las diez canciones y, entonces, para qué sumar más si ya estaba bien así.

Después de todo lo que hemos hablado, te diré que para mi es vuestro disco más consistente, el más redondo y también el más musculoso. En definitiva, para mí es el mejor disco del grupo… ¿Dirías que, aunando todos los aspectos del mismo, “Mismo Sitio, Distinto Lugar” (2017) es vuestro mejor trabajo?

Es el mejor disco que podríamos haber hecho en 2017. Y me siento muy en paz y muy orgulloso de haber llegado a él y haber aprendido todo lo que hemos aprendido con él. Si es el mejor o no, creo que habrá que evaluarlo con cierta distancia. Además todos los discos responden a una necesidad en un momento concreto. Todos tienen algo fantástico para nosotros. Ahora mismo estoy en 2017 y para mí ahora es el mejor disco, pero eso no quiere decir que me gusten menos los anteriores. Pero ahora me siento muy identificado con lo que cuenta y con cómo lo cuenta.

Yo creo que precisamente ahí, en ese equilibrio entre pasado y presente, entre inquietud creativa y presumible accesibilidad, radica la grandeza del presente álbum ¿Lo percibes de algún modo como un álbum de transición o un primer paso hacia la madurez creativa?

Es un disco bisagra, que cierra una etapa y abre otra que, además, tiene muchas puertas. Es un disco que no nos deja encajonados en ningún lugar sino que, lejos de encerrarnos en un estilo y una manera de hacer las cosas, con él hemos abierto una puerta llena de luz y posibilidades. Nos llena de inquietud y fuerza para lo que nos viene de ahora en adelante. Es curioso porque cuando lo estábamos haciendo teníamos la sensación de que iba a dejar a mucha gente por el camino, al proponer cosas muy distintas, pero creo que es el que mejor aceptación en público y prensa ha tenido. Y me alegra saber que igual que nosotros nos hemos puesto un reto, detrás hay un público que se ha sumado al reto y lo ha recibido con los brazos abiertos. Eso me llena de alegría por el tipo de público que hay en España: abierto a nuevas propuestas que abraza y las hace propias.

Tardasteis casi una década alcanzar un éxito definitivo… Creo que, de algún modo, ese éxito y ese encumbramiento popular partiendo de la escena independiente abrió la puerta a muchos otros grupos (nuevos y veteranos que nunca habían tenido tanto éxito como ahora). Diría, por tanto, que vuestro caso ha terminado por definir una parte importante de la actual escena musical del país ¿Sois conscientes de ello?

Nos sentimos honrados de formar parte de la escena musical de este país. Todos hemos tenido padres e hijos musicales, y a todos nos han abierto puertas los que vinieron primero, y nosotros se las hemos abierto a los que han venido después. Yo creo que tanto las bandas, la prensa, el público, o los promotores, formamos parte de un ecosistema que tenemos que cuidar entre todos, y probablemente bandas que estaban antes y han tenido la tenacidad y la valentía de seguir, han acabado teniendo un hueco y una posición por méritos propios. Probablemente lo que hemos conseguido entre todos es alimentar una escena que siempre ha estado ahí y que ha demandado bandas de rock, frente a la música que se escucha en otros sitios. Lo del rock es paradójico, porque no es la música comercial en el mundo, está en un plano más secundario, pero se ha atrincherado en su cuartel y creo que desde ese mismo lugar donde empezó ha podido tener una identidad y también reinventarse. En España hay un movimiento de festivales, salas y bandas que, aunque no permita profesionalizar a todo el mundo para que puedan vivir de ello, sí que cuenta con un publico muy diverso (y cuando hablo de rock me refiero a cualquier banda que se mete en su local y trabaja sea el género que sea: pop, rock, hip-hop… cualquiera que se meta en una furgoneta y haga kilómetros para tocar en ciudades… que tenga más o menos distorsión una guitarra es lo de menos). Me refiero a un modelo. Y ese modelo lo hemos construido entre todos y debemos estar orgullosos. No considero que seamos los padres de nadie, pero sí que creo que todos hemos puesto nuestro granito de arena.

Foto: Jerónimo Álvarez

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