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Especial: Elvis Costello en 10 discos

 Poco se habla de Elvis Costello. Del de las caderas no, del de verdad. De Declan Aloisius McManus, natural de Liverpool, hijo de músico, gafotas empedernido y fabricador de felicidad para sus semejantes a base de canciones. Elvis Costello is the man. Tú lo sabes, yo lo sé, así que ¿Por qué no aprovechar que este pasado 25 de agosto cumplió 70 años para seleccionar lo más granado de su bien nutrida discografía? No sé a ustedes, pero a mi me apetece un montón.

De modo que, vamos allá. Diez discos. Por orden cronológico. 3, 2, 1…

01 My Aim Is True (1977)

No podía ser de otra manera, empezamos por el principio. Aún sin los Attractions y en compañía de Clover, una banda norteamericana que terminaría convirtiéndose en los archifamosos Huey Lewis and The News, el debut de Elvis Costello con la indie (una indie de las primeras y de las de verdad) Stiff Records, es un cañonazo. Está producido, además, por otro magnífico del sello, nada menos que Nick Lowe, que saca el lustre necesario a una serie de composiciones que unen nervio, sensibilidad, que no sensiblería, y un talento descomunal, para trasladar una serie de influencias muy diversas al terreno propio. Todo funciona a la perfección: “No dancing”, “The angels wanna wear my red shoes”, “Less than zero” y, por supuesto, “Alison” hacen de este un disco esencial para entender cómo el punk alcanzó la mayoría de edad.

 

02 This Year’s Model (1978)

Y llegan los Attractions. Un combo formado por Pete Thomas a las baquetas, Bruce Thomas al bajo y, el a partir de entonces indispensable, Steve Nieve a los teclados. Puro nervio y tensión para acelerar y convertir las canciones del genio gafotas en lo que se empezaría a conocer como New Wave. El conjunto es absolutamente perfecto. “No action”, “Pump it up” o la irónica “I don’t want to go to Chelsea” aportan vibra punk, mientras que “This year’s girl”, “The beat” o “Lip service” aportan la sofisticación necesaria para poder decir aquello de “el futuro ya está aquí”. Produce de nuevo Nick Lowe y la banda y el gafotas empiezan a estar en todas partes, incluida América.

 

03 Get Happy! (1980)

La cosa se acelera y se vuelve soul. Elvis Costello desempolva discos de Stax, Curtom y Motown para dar frescura a un sonido de banda que tras el éxito de su anterior disco, Armed Forces (1979) se ha enquistado un poco. Con esta premisa, la banda, Nick Lowe y toneladas de coca se encierran en los estudios Eden de Londres. El resultado son 20 canciones, cifra redonda. Se las apañan, además, para meter todo eso en un disco sencillo, que dura algo menos de 49 minutos, a base de tocarlo todo a tope de speed. Son 18 originales y dos versiones, “I can’t stand up for falling down”, original de Sam & Dave y el “I stand acused”, de los Merseybetas. Junto a ellas, singles tan espectaculares como “High fidelity” o “New Amsterdam”, que no evitan, sin embargo, que el disco sea el primer bajón comercial de una banda que artísticamente, sin embargo, es ya imparable.

 

04 Imperial Bedroom (1982)

El disco barroco. Tras un trabajo bueno, pero algo acomodaticio (Trust) y una incursión en el country, cuando eso no estaba en absoluto de moda (Almost Blue), el capitán decide tornarse en Paul McCartney y Brian Wilson maridados para componer un paquete de canciones que es nada menos que Geoff Emerick, el mítico ingeniero de sonido de los Beatles, el encargado de llevar a disco. Un conjunto de canciones que es, sin duda, el más complejo y arriesgado compuesto hasta entonces por nuestro amigo de las gafas. “Beyond belief” resulta apabullante. Una de esas canciones con mil entradas y salidas y dignas de estudiar al milímetro. También están “You little fool”, “Man out of time” o “The long honeymoon” en lo que no deja de ser la personal visión de la sofisticación pop de Elvis y sus compadres.

 

05 King Of America (1986)

Para su primer álbum sin los Attractions, nuestro héroe despliega amor por la música norteamericana y se rodea muy bien rodeado: elige como coproductor al talentoso T-Bone Burnett y a una caterva de músicos que quita el hipo: miembros de la banda de (el otro) Elvis, The TCB Band, o leyendas como Earl Palmer y Ray Brown, que dan lustre como nunca a uno de los conjuntos más brillantes de canciones jamás reunidos por su autor. El sonido es redondo, resplandeciente y hace que canciones tan rotundas como “Brilliant mistake”, “Indoor fireworks” o “Suit out the lights” alcancen lo excelso en un conjunto que sería fácil calificarlo como obra maestra y que ha influenciado a mucha más gente de la que pensamos. Un disco que significa, además, la consagración como compositor de un Costello que está absolutamente en estado de gracia.

 

06 Spike (1989)

Tras una última vuelta al redil de The Attractions, que se salda con el estupendísimo Blood & Chocolate (1986), Elvis deja correr un poco el tiempo y reaparece, para rematar los años ochenta, en forma de clásico. Spike es un disco que busca recopilar a todos los Elvis Costello aparecidos hasta entonces: el pop, el country, el barroco, el folk, el soul, el rockero. Todos metidos en un disco poliédrico que se saluda, además, como una resurrección comercial, a base de singles tan rotundos como la extraordinaria “Veronica”, que compone junto a su nuevo colega, un tal Paul McCartney. Con ese buque insignia era fácil pensar que el resto del contenido del álbum flaqueara, pero no es así: “Deep dark truthful mirror”, “Tramp the dirt town”, “Baby plays around”. Un disco para el que vuelve a contar con T-Bone Burnett y músicos (y estudios) de medio mundo y que quizás no sea tan bueno como King Of America, pero desde luego es capaz de obrar el nada fácil milagro de dar una (gran) visión poliédrica de su autor. Además, es el disco con el que el servidor de ustedes lo conoció, así que aquí está.

 

07 Brutal Youth (1994)

Aunque el disco se acredita a él en solitario, es el primer disco que Costello graba en ocho años con los Attractions, su banda icónica. Con un sonido crudo y más rockero que casi nunca, un Elvis Costello recientemente cuarentón se empeña en mostrar nervio juvenil en una inspirada lista de canciones en las que resplandece especialmente la pericia a los teclados de Steve Nieve y el músculo de una sección rítmica tan excepcional como la formada por Pete Y Bruce Thomas (ojo, que no son hermanos). Contiene un montón de canciones adictivas y furiosas, que se reían en la cara del hype del brit pop a base de guitarrazos. “Kinder murder”, “13 steps lead down”, “Sulky girl”… Los jefes estaban de vuelta.

 

 

08 Painted From Memory (1998)

¿Qué puede desear más un compositor que juntarse para escribir canciones con uno de los mayores maestros en ese trabajo? Elvis lo ha hecho no sólo una, sino varias veces: con Paul McCartney, con Allen Toussaint y, por supuesto, con Burt Bacharach. Con él hizo este disco, que para mucha gente con el paso de los años se ha convertido en una de las grandes obras maestras del pop elegante, sofisticado y romántico. Painted From Memory es una barbaridad en la que dos genios lo dan todo. Elvis canta como nunca y los giros e ideas enrevesadas con los que siempre adornó Bacharach la cantidad insensata de hits que escribió para otros artistas brillan aquí, al fin, en un álbum completamente a su altura. Apoteósico.

 

09 National Ransom (2010)

Elvis transcurre entre los años noventa del siglo XX y el comienzo del siglo XXI con bastantes altibajos. Junto a discos como Painted From Memory se encuentran demasiados desaciertos, como North o Momofuku, que no dan la talla. Con Sugar Profane And Sugarcane (2009) se detectan claros signos de mejora, pero es al año siguiente, con el excelente National Ransom, cuando recuperamos a Elvis en todo su esplendor. Un disco que, de nuevo producido por su inseparable T-Bone Burnett, podríamos perfectamente colocar en la estantería junto a King Of America, pues juega de manera similar, aunque con más acento purista, con la música de raíz norteamericana. Le salen así de la manga a nuestro Costello canciones tan enormes como “Jimmy standing in the rain”, “That ‘s not the part of him you’re leaving” o “My lovely Jezebel”.

 

10 Look Now (2018)

Este álbum supuso la enésima recuperación de Elvis para una causa, la del pop, que realmente nunca ha sido la suya, puesto que siempre ha estado en todas partes, y en ninguna. Un Elvis que, ojo, tampoco nunca ha dejado de ofrecer calidad, pero es sólo en determinadas ocasiones cuando la jugada le sale como aquí. Con Look Now se abre una especie de trilogía, que continúa con Hey Clockface (2020) y The Boy Named If (2022) y que le mantiene en un estado imperturbable de clásico que se niega a oxidarse. Look Now, no obstante, es sin duda el mejor de esos tres trabajos, con una de las mejores recapitulaciones por parte de su autor de todas sus facetas, incluidas nuevas colaboraciones con esas grandes figuras de la canción que se le arriman: compone con Carole King una maravilla titulada “Burnt sugar is so bitter” y, por supuesto, con el siempre inmenso Bacharach, otras tres joyas, “Don’t look now”, “Photographs can lie” y “He’s given me things”, que él, sin embargo, consigue igualar, o incluso mejorar, con otros monumentos compuestos en solitario como “Under lime” o “Unwanted number”. Otra enormidad que deja testigo definitivo de uno de los mayores talentos en esto del negociado de la canción que ha dado la humanidad.

 

 

 

 

 

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