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Ethel Cain – Preacher’s Daughter (Daughters Of Cain)

Me resulta fascinante el poder de las imágenes en la cosmología de Ethel Cain. En sus redes sociales aparecen muchas fotos de ella seduciendo con su mirada a la cámara; unas veces con mirada fijada en un punto indeterminado, otras con intención libidinosa o amenazante. En otras, muestra ese encanto por desplazar el significado de términos o etiquetas como gótico americano, ruralismo, sadomasoquismo queer, ambivalencia de género, patriotismo tenebroso, etc. Hayden Anhedönia -así la bautizaron hace veinticuatro años- es una artista que brega por construirse un personaje en este circo de la música popular. Y va por muy buen camino.

Criada bajo la estricta normativa de una comunidad bautista en Florida, llegada la adolescencia inició su proceso de cambio de género con todas las consecuencias que de eso ha ido derivándose, y que la han marcado de por vida. El nombre artístico de Ethel Cain subraya el deseo por tensionar la dialéctica entre lo bíblico y lo mundano, entre la carne y el espíritu. Un personaje que se nos aparece en claroscuro -preciosa portada del disco que recuerda al White Chalk de PJ Harvey, pero también a una heroína de Sam Fuller), y que con este debut en formato largo se abre por completo y deja abiertas todas sus heridas.

Preacher’s Daughter (Daughters Of Cain, 2022) ha aparecido, de momento, en formato digital, y entre brumas aparece espectral en la canción que abre el disco –“Family Tree (Intro)- con ecos a voces grabadas que parecen de ultratumba, silencios mortecinos, su voz indolente pero segura, y arreglos musicales que tanto pueden recordarnos a Beach House como a Salem. Su vinculación al mainstream de fácil digestión llega con “American Teenager” aunque la letra encierra duras reflexiones sobre la deriva de los sueños de plástico del american dream.

Las atmosferas lúgubres apuntaladas por las notas de su piano son fabulosas: “A House In Nebraska” embriaga por sus intrigantes silencios y reverberaciones, y “Televangelism” extiende una gran tela de araña que nos atrapa como la mejor Lana Del Rey.

El suave rasgueo de una guitarra teje la doliente “Hard Times” cuyas mortecinas luces alumbran las portadas llenas de polvo de los discos de Hope Sandoval, mientras que el extenso recorrido de “Thoroughfare” acoge el latido de Joni Mitchell, y el gótico sureño en una obra de orfebrería perversa y alto voltaje emocional.

Escucha Ethel Cain – Preacher’s Daughter

 

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