Fib 2003: Día 2

Segunda jornada del Fib 2003, y segunda jornada de un calor casi inhumano. No hace falta esperar a las estadísticas ni a los balances de final de festival para darse cuenta de que se ha producido un descenso de asistentes respecto al año pasado, lo que no quiere decir que haya sido un fracaso, ni nada por el estilo. Eso sí: los conciertos del escenario grande se pueden seguir desde bastante cerca sin demasiados agobios, y las colas para obtener bebidas y comida no son exasperantes. Aunque en eso algo tiene que ver el aumento de metros cuadrados y la ampliación de la zona de restauración.

Llegamos por los pelos para ver a Jet Lag. Cada día que pasa, la banda se encuentra en mejor forma y son capaces de sacar aún más partido a su sonido y a sus preciosas canciones. Lástima que tuviera que ser a las cinco de la tarde en una carpa a medio gas. Qué gran momento cuando sonaron “Baby” y “Shine on”. Se hubieran merecido tocar en mejor horario y escenario.

Tras la caída de cartel de The Thrills, se adelantaron Camera Obscura. Qué pena que no nos enteráramos a tiempo para asistir a toda la actuación de los protegidos de Belle & Sebastian. Junto con los temas de su nuevo disco, repasaron sus ya clásicos, como “Happy New Year”, con la que acabaron un directo muy acogedor, en que la voz aterciopelada de Tracyanne Campbell sedujo a todos los asistentes. Bien por ellos.

Love of Lesbian tienen un gran disco en el mercado, Ungravity (Naïve, 2003), y saben explotarlo en directo. Su pop sólido y melódico consiguió momentos de gran intensidad, no sólo en sus temas de ahora, sino en las de sus anteriores discos. Su paso por el Fib era más que merecido tras una carrera ascendente que, esperamos, no se detenga.

Justo cuando los escoceses se retiraban del escenario, Cecilia Ann hacían su aparición en el Fib Club, repasando sus ya clásicos singles de toda la vida. Demostraron que están en muy buena forma, y que todavía tienen mucho que dar a su publico.

Mientras,Tahití 80 cerraban el escenario Fiberfib.com con su pop dulce mezclado con sutiles ritmos bailables.

A Schwarz apenas los pudimos ver, ya que nos fuimos a hablar con Andy, el guitarrista de Travis. Pero por lo que pudimos ver, parecía que estaban teniendo una gran noche, en la que, aunque no reunieron a demasiado público, estaban consiguiendo impactar a los asistentes con su potente sonido.

Dieron paso a The Raveonettes, de los que tuvimos prácticamente que prescindir para correr a otro de los escenarios, donde estaba actuando Laika.

Y de ahí al escenario Verde a ver a La Habitación Roja, que están viviendo uno de sus mejores momentos. Tras cuatro discos han conseguido un estilo personal en el panorama nacional y un público fiel como se pudo comprobar por la gran afluencia de público para lo que es habitual a esa hora. Bastante mejor que en su decepcionante actuación hace 2 años.

The Jeevas fueron una de las sorpresas positivas de la noche. Con un sonido directo y una puesta en escena agresiva se mostraron como una formación muy a tener en cuenta en el futuro. Por lo pronto consiguieron que todos aquellos que albergábamos alguna duda tras su disco tengamos que rescatarlo. Crispian Mills arrastra mucho publico de su anterior proyecto a pesar de que The Jeevas tengan un estilo mucho más guitarrero, tal vez por ello abrieron con “Hey Dude” y cerraron con “Hush”, dos de los temas con más fuerza de Kula Shaker, y que les gusta retomar en su directo.

The Coral no demostraron ninguna de las virtudes que se presuponen a una banda en auge en las islas. Sembraron dudas y la mayor de las indiferencias quedando muy lejos de las expectativas puestas en ellos. Con la pista del escenario principal a medio gas, mucha gente aprovechó para ir a tomar algo. Lo que más llamó la atención fue la chaqueta de Naranjito del cantante y los sombreros de cowboy. A la misma hora, estaba la vieja gloria del festival en el Fibclub, Donovan, que contó con un número nada despreciable de seguidores. Un concierto muy emotivo, en el que parecía que estaba reconstruyéndose como un gran artista.

Travis se erigieron en los auténticos triunfadores de la noche. Su visita en el 99 no había sido todo lo positiva que el grupo hubiese deseado, como comentaron en rueda de prensa. En aquella ocasión los problemas de sonido y el público que parecía pasar de ellos les dejaron frustrados. Los Travis que vimos ayer son una banda consolidada que supieron encandilar al público desde el principio, con canciones como “Sing” o “Turn” inmediatamente coreadas y que presentaron con acierto sus nuevas composiciones de corte mas guitarrero que prometen una interesante evolución en la banda. Funcionaron muy bien en escena, frescos para tratarse de su séptimo concierto este año, ilusionados por el lanzamiento de su próximo trabajo producido por ellos mismos y felices por haber recuperado a su batería. Cerraron su paso por el FIB con alguna de sus canciones más conocidas, “Why Does It Always Rains On Me” y “Fuck The Peace The Fuck Out”.

El principal reclamo de la noche, Beck, entraba con retraso, como toda buena estrella. Era una cuenta pendiente que el festival tenía, aunque no quedó saldada tan bien cómo se podía esperar. Fue una actuación desconcertante. Abrió con “Mixed Bizness”, que creó confusión, ya que costó hacer encajar la voz con las melodías. Creó expectativas de escuchar su lado mas bailable y, por qué no decirlo, comercial, con la prematura “New Pollution”, pero rápidamente se adentró en el folk y en los temas más experimentales de Sea Change, lo que dejó un poco frío al público. Recuperó el pulso del festival con “Loser” y “Golden Age”, pero lo que terminó de desconcertar fue el bis, ya que volvió con la banda enfundado en un traje galáctico para interpretar “Devil’s haircut” y desaparecer sin ni siquiera despedirse.

Los encargados de cerrar el escenario grande, y con éste el principal espacio del festival, fueron JJ72. Con un horario un poco inapropiado (¿no hubieran encajado mejor en el lugar de The Coral?), su actuación resultó un tanto extraña, ya que derrocharon demasiada energía para un público en el que el cansancio estaba empezando a hacer mella. Tan solo las primeras filas se mostraron entusiasmo ante la estridente voz de su vocalista Mark Greaney. Su momento fue la versión que hicieron de la canción de Chris Isaac “Wicked game”. Una pena no haber podido disfrutar de ellos en un horario más coherente.