Fuerza Nueva (Joy Eslava) Madrid 16/10/19
A veces hay casualidades ante las que no sabes si reír o echarte a llorar. Justo mientras esperábamos haciendo cola para entrar al concierto presentación en Madrid de Fuerza Nueva, unos coches y un furgón de policía escoltaban a una manifestación fascista mano en alto y arengas propias del colectivo mientras nos escudriñaban bajo sus no pocos pasamontañas.
No se me ocurre contexto previo más esperpéntico para defender un disco que es el resultado de unir los talentos de Los Planetas y de El Niño de Elche para deconstruir himnos de apropiación sacra, nacionalista o militar alejándoles de su sentido atávico y brindándoselo a la gente de a pie, es decir, al sentir popular que vertebra y configura en última instancia la cultura.
Bastante triste me parece que algunos se hayan quedado en la superficie del proyecto, pensando que se trataba de una mera provocación gruesa. Nada más lejos del sentido último de los artistas; pero en estos tiempos de titulares rápidos e instantaneidad, pocas personas se quedan a leer hasta el último punto o prefieren escuchar antes de hablar.
Dicho lo cual, en el plano estrictamente musical, Fuerza Nueva (19), el disco, es una obra como una catedral de grande y poder ver la hasta ahora única fecha del colectivo en vivo, se antojaba una cita inexcusable. Y así lo entendió el público desde hacía tiempo, abarrotando una Joy Eslava llena hasta la bandera (risas enlatadas).
Capirotes suspendidos sobre iluminación y el fenomenal arte de Javier Aramburu en la pantalla de proyecciones, dispuestos sobre el escenario para recibirnos. Expectación máxima. Loa músicos llegan silenciosos y plenos de respeto y rigor tras un popurrí de sonoridades hispanas varias. El público les recibe con aplauso cerrado. Primeros compases y el sonido es fabuloso, envolvente, rico, poroso. Los Planetas, baluartes robustos en directo a día de hoy, acompañan a un Niño de Elche pletórico, cantando suelto y cómodo, con un chorro de voz que conmueve y eleva. Las piezas encajan a la perfección.
El show comienza en el mismo orden que el disco: “Santo Dios”, “Los campanilleros” y “Mariana”. Son los pasajes más arduos y exigentes; una auténtica selección natural para diferenciar al curioso del devoto, al fiel del circunstancial. Suenan hondas y serias, como debe ser, y el viaje se antoja exuberante.
Es entonces cuando irrumpe un tema tan bello como la saeta “La cruz”, desarrollo musical que va de la psicodelia al post-rock más epitelial y un Niño de Elche flamenquísimo, sentido y transmisor. Cima completa. Luego suena la muy ágil en directo “La canción de los gitanos”.
Tras ella, un doble homenaje al maestro Enrique Morente con el que alcanzamos una altura de la velada vertiginosa. Muchos ya sabemos entonces que nos encontramos ante algo excepcional, algo que será muy recordado en estos tiempos tan dolorosamente convulsos, absurdos y aterradores para la convivencia más básica y para jerigonza del despiste con respecto a los auténticos problemas sociales y la desigualdad que nos ponen al borde de un abismo no retornable.
Suena la imperial “Que me van aniquilando” de, probablemente, el primer disco de flamenco con el que amé el género más allá de respetarlo: Despegando (77), con el genial Pepe Habichuela a la guitarra. Tras ella, una hondísima y desgarradora “Tendrá que haber un camino”, epitafio de la sacrosanta La Leyenda del Espacio (07) de los granaínos, cantado en origen por el añorado Enrique.
Tras estas dos piezas, más gravedad aun; luces color sangre anuncian una especialmente triste y desalentadora por todo lo ocurrido estos días en territorio catalán “Canción para los Obreros de Seat”, un himno de Els Segadors transformado en canto incitador para la revuelta de la clase trabajadora, alejada por fin de intereses burocráticos que mancillan y utilizan al pueblo en su propio beneficio, destrozándole de forma estéril. Gravísima y tensa, otro momento helador.
Le siguió la visión sarcástica de la derecha más retrógrada española concebida con “una, glande y libre”, tema que me recuerda bastante al trote de las siempre frescos y efectivos Grupo de expertos Solynieve. Llegó el momento del himno más coreable, “El novio de la muerte” que, desprovista de sus connotaciones asociadas a La Legión, se convierte en una rotunda canción de amor, homosexual para más señas, en este caso.
Y como broche de oro, al igual que en el álbum, una elevadísima “Santo Domingo”, derrochando belleza, lirismo y poderío instrumental con un desarrollo que ya desearían haber convertido en canción la mitad de grupos de rock instrumental alguna vez, una de las canciones más emocionantes recordadas en lustros, que nos colocó las lágrimas en los ojos a aquellos que nos embriagamos por su formas tan Evangelistas.
Y como llegaron, se fueron, sin aspaviento alguno. El arte no los necesita. Nos agita y nos recuerda que su legado sobrevivirá a nuestras vergüenzas. Histórico.
Pues qué quereis que os diga, el disco me parece soporifero. Los planetas llevan 20 años haciendo la misma canción
pues vete a dormir y no molestes
No dejan indiferente a nadie. Buena crónica de un hito, nos guste o no.
» homosexual para más señas, en este caso»… me no entender
Muchas gracias por la crítica. Me parece un disco monumental como bien dices. Y coincido plenamente que Santo Domingo es un tema excepcional. Para que los que no les gustan Los Planetas, no sé para qué pierden el tiempo en criticar, hay tanta música que no merece la pena gastar la energía en que si llevan haciendo la misma canción. Yo lo único que sé es que cuando el otro día escuche en el coche Santo Domingo y cuando empieza el bajo, me emocioné como hace 20 años y no hacen falta aspavientos, grandes historias. Los Planetas tienen algo que a mí me llega, no sé si son los mejores los peores, esto no es una competición , es música, solo que a mí me emociona y con eso me basta. Pena no haber estado en el concierto pero tu crítica es tan buena que también me he emocionado al leerla.
10.000 gracias
Pues suscribo eternamente lo dicho por el comentarista anterior.
Aparte que no llevan 20 años haciendo la misma canción , qué más quisieran los integristas indies.
Superior o no, històrico o no, a mí me toca el alma y punto
De tanto querer vueltas a las cosas nos estamos quedando todos medio gilipollas…. “ desprovista de sus connotaciones asociadas a La Legión”… ¿cómo es posible esto en una canción que habla de un legionario, que lo es por “audaz y temerario”, que defiende su puta bandera y muere “como un bravo”?. Son consignas militaristas, y es lógico que les gusten a los legionarios pues tocan las fibras que les mueven. Para mí es bazofia reaccionaria, los planetas y el niño de elche si quieren cantarla que la canten pero a mí no me lo venden. Que canten también el Cara al sol y digan que es una canción del pueblo, no te jode…