Guiller Momonje – Amanece en Fuerte Comansi (Discos Belamarh)
Metawestern. Guiller Momonje se saca la pistola para firmar un metawestern. El ex Patrullero Mancuso ha registrado sus idas de olla en un disco que, más allá de ser una salvajada conceptual, es una oda a la libertad creativa, a la diversión y a la locura. ¿Cómo demostrar que todo en la vida cabría en una película del oeste? Es tan metawestern que tampoco se trata de eso, aunque todo entra: desde ese mal que todos sufrimos llamados vecinos (“Nana para la siesta”) al homenaje a las bondades de “La faja”, nada se escapa a la dispersión de esta suerte de himnos pop-western de turbio brebaje low-fi que es “Amanece en Fuerte Comansi”.
Eso sí, hay que quitarse los complejos puristas para acercarse, aunque sea mínimamente, a este engendro precioso. Si uno ensaya en su garaje, pueden salir cosas dignas, otras bellas y otras que, sin saber por qué, están ahí por algo. Él bien lo sabe, y si Momonje es su mayor juez, en el saloon nadie le va a juzgar. Y si se pega una juerga sonora como esta, que vaya el sheriff a decirle nada.
Quien reconozca en este elepé la trayectoria dispar del vaquero, está en lo cierto. Esas locuras, que entrelazan chispas de pseudo-folclores nativoamericanos con un léxico más propio del asturiano, y en espacios tan dispares como un sofá (¿qué hay más pop que un sofá?) o fijaciones fisiológicas o de afección elevadas a musas, como las escotomas de “Alubia boreal”, no salen de cualquiera. ¿Y quién no ha creído alguna vez que el roscón de reyes merece un homenaje? Pues sí. También.
En este bendito sinsentido, uno se anima entre boleros, farfisas, música surf, desfiles, entrevistas lisérgicas de una pregunta, country y destellos de cantautor a sacar a bailar al espectro de Daniel Johnston, o irse de tripis, o a tratamiento conjunto. Yo qué sé. Uno ya no sabe. Y es que con este lanzamiento se han encontrado el hambre con las ganas de comer. Si a Guiller Momonje no hace falta atizarle mucho para crear estos mundos de fantasía psicoactiva, tener al lado el gatillo para disparar semejante disco no hace más que acelerar el proceso. Solo una discográfica como Belamarh puede convertir, con ese loco afán de registrar bellezas esquizoides para hacerlas accesibles a quien quiera, esta enfermedad músico-mental llamada Amanece en Fuerte Comansi.