La Bien Querida – Fiesta (Elefant Records)
No creo que Fiesta, el segundo largo de La Bien Querida (y primer “segundo” de una serie de grupos que se esperan con ganas como Russian Red, Anni B Sweet, Vetusta Morla…) vaya a tener ni mucho menos la repercusión mediática que tuvo Romancero, ni mucho menos la cantidad de ventas/descargas con las que gozó su debut.
Y no creo que no lo vaya a tener porque al disco le falte calidad (todo lo contrario) sino porque pese a que la propia Ana Fernández-Villaverde lo negase en la reciente entrevista que le hacíamos, creo que este nuevo largo es un trabajo más valiente, intimista y mucho más arriesgado en cuanto a melodías se refiere, alejándose en cierto modo de los singles pegadizos, y las melodías facilonas pero efectivas (error en el que podría haber sido tentador e incluso sencillo caer).
Tanto el título del álbum (Fiesta), como el animado y pegadizo single “Hoy” (mejor aún cuando se disfruta junto al videoclip) son falsas pistas que de manera rápida se desmoronan cuando uno se adentra de lleno en el álbum, y empieza a darse cuenta desde “noviembre”(por mucho palmeo que intente ocultarlo) de que no será este disco precisamente el alma de la fiesta, y que a lo largo del disco son los menos, los temas que como “queridos tamarindos”, “la muralla china” o “me quedo por aquí” tienen ese cierto regusto a festivo y más los que contrastan con canciones más pausadas, suaves y melancólicas como pueden ser “sentido común”, “en el hemisferio austral” o “cuando el amor se olvida” a mitad de camino entre Nosoträsh y La Buena Vida, con algunos toques flamencos, que de manera significativa recuerdan a la última etapa planetera.
Un álbum de ciertos contrastes dentro de universo acotado que es La Bien Querida, que a veces recuerdan al gris invierno, y a veces a la colorida primavera, pero que de manera casi constante tiene un claro aroma a incienso y especias magrebíes con arreglos de cuerdas que recuerdan a ambientes desérticos, o con auténticas marchas de Semana Santa, como es el caso de “Monte de Piedad”, que recoge de manera excepcional todo el recogimiento y el espíritu de las procesiones que en breve se darán a lo largo y ancho de la piel de toro.
Puede que sin querer, La Bien Querida, haya reflejado con una portada que recuerda al Aladdin Sane de David Bowie (con primer plano de su cara y rayos incluidos) todo el espíritu y la polémica que también tuvo este disco después de el boom que supuso The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, y que le catapultó a la fama. Incluso siendo un poco malvados, se podrían también traer a colación tanto las palabras con las que en su día (hace casi ya 40 años) Roy Carr y Charles Shaar Murrayla (NME) definieron al disco (“extrañamente insatisfactorio, considerablemente inferior a la suma de sus partes”) como las que sostuvo el Bowietólogo Nicholas Pegg calificando al disco como “una de las más apremiantes, convincentes y esenciales» de sus obras”.
Al final, como siempre, solo será el gran público el que decida si la segunda entrega de La Bien Querida eran lo que esperaban o no, y si les gusta más, menos, o sencillamente lo suficiente como para comenzar a asentar la revolución que supuso Romancero.