Little Simz – Sometimes I Might Be Introvert (AGE 101/Popstock!)
No lo llamen Hip Hop. Ni siquiera lo llamen pop. No, la británica Little Simz podrá ser en ocasiones introvertida, pero desde luego no calla ni bajo el agua y es, indefectiblemente, pese a quien pese, ella misma. Nadie ni nada más.
Disco tras disco, está estableciendo un modelo de comunicación audiovisual propio en el que cabe tanto la denuncia social como la autoconfesión. Y un estilo propio, en lo estrictamente musical, en el que las bases habituales sobre las que planea el flow de un MC se multiplican por mil, con ornamentos que coquetean incluso en la música clásica, todo para verter hilos argumentales perfectamente estructurados y trabajados a través de un fraseo y una forma de rimar completamente genuina.
Todo ello la convierte en una artista muy a tener en cuenta. En mi opinión, una de las más relevantes del momento presente. Un momento tan difícil, tan necesitado de voces firmes y fuertes que digan lo que pasa. Ella lo hace. Desde la perspectiva, además, de una mujer negra, hija de inmigrantes y criada en un barrio difícil de Londres. No lo ha tenido fácil, nada fácil. Y por eso lo puede contar.
Simbiatu ‘Simbi’ Abisola Abiola Ajikawo es el nombre real de esta hija de nigerianos nacida en Islington, el barrio de Londres que la vio crecer con un talento descomunal, el cual ha diversificado tanto en la música como en una faceta de actriz que ha podido verse en papeles relevantes como el que desempeñó en la muy recomendable serie Top Boy (Netflix, 2019). Sus dos primeros y autoproducidos discos hicieron el suficiente ruido como para que el tercero, el citado Grey Area, fuera un bombazo en toda regla que se llevó el premio a mejor álbum del año tanto en los Ivor Novello como en los NME Awards.
De nuevo bajo la producción de Inflo, el oscuro nombre que hay detrás del más oscuro aún colectivo Sault, Little Simz entrega un disco doble, inmensamente ambicioso, repleto de orquestaciones e instrumentaciones reales, no sampleadas, como es habitual en el lenguaje del Hip Hop. En ese sentido, su música funciona mucho más allá de las rimas. Que son importantes, sí, pero no lo son todo. De hecho, quien crea que no puede escuchar Rap sin entender las letras está muy equivocado, pero esa es otra historia…
En los nada menos que diecinueve cortes que contiene el álbum (aunque cinco de ellos funcionan como interludios) hay una riqueza musical completamente inusitada. Trasciende géneros y barreras. Hay una presencia mayoritaria de la música negra. La herencia africana, el r’n’b, el reggae, incluso el jazz. Todo eso está ahí, sí, pero hay mucho más. Una completa desinhibición a la hora de afrontar el revestimiento de la canción. Muy en función, generalmente, del dramatismo que quiera aportar a unas historias que básicamente expresan el deseo de vocear al mundo lo que realmente lleva dentro su autora, una persona introvertida en lo personal, pero directa, libre y trascendente en lo artístico.
Sometimes I Might Be Introvert se inicia con una épica digna de una orquesta rusa. Parece que la autora vaya a dar un discurso en la plaza roja de Moscú. Pero no, la cosa se calma y el fraseo de Little Simz nos introduce en un tour de force de seis minutos que inicia un disco que ya no dará respiro. En esa canción titular su voz va a toda velocidad, con urgencia. Lanzando a los cuatro vientos que es una mujer orgullosa de lo que es. Algo que confirma en la siguiente, “Woman», el otro gran single de adelanto del disco, con un tono más r’n’b, auspiciado por la colaboración de su inseparable Cleo Sol, otro nombre a tener muy en cuenta.
Las cuatro caras del vinilo funcionan igual, con un sinfín de arreglos que construyen un castillo de naipes difícil de apreciar realmente si no se le dedica tiempo. Es un disco con singles potenciales, sí, pero no inmediato. Ha sido creado desde la ambición, desde el amor más desmedido por la música. Por ello requiere una atención mucho más profunda de la de una escucha aleatoria en streaming. Es un disco digno de adquirirse en vinilo y pincharse hasta la saciedad. Cada canción tiene su historia, sus detalles, sus pequeños recodos en los que perderse y volverse a encontrar. Es una riqueza rara de encontrar, realmente, en el mercado discográfico de hoy. Uno de esos álbumes que cuando uno los escucha -haciéndolo sin inhibiciones y de un modo abierto, por supuesto- tiene la sensación de estar ante algo grande.
Y eso es precisamente lo que es. Grande. Monumental, de hecho. Un disco en el que quedarse a vivir, a soñar y a disfrutar, una buena temporada. De esos que seguro que estarán ahí, sonando en tu tocadiscos, dentro de unos años. Sin duda este año hay contrincantes para tal título, pero robarle a esto el podio de disco del año va a estar más que difícil.
Escucha Little Simz – Sometimes I Might Be Introvert
La conocí en vuestra revista, cuando hablasteis del disco anterior. Es una pasada
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