Love Of Lesbian – La Noche Eterna. Los Días No Vividos (Warner)
Hacer un disco conceptual siempre es jugársela. Ya no estamos en los 60, y La Noche Eterna. Los Días No Vividos tampoco es el Face to Face de los Kinks o el Sgt. Pepper´s de los Beatles. El ritmo y el estilo de vida es otro, y la música ya no se consume como antes. Y luego está, claro, que el disco de Love Of Lesbian carece de cualquier tipo de inspiración. De lo contrario, todo este análisis sería innecesario.
Sin embargo, si como disco conceptual es un trabajo fallido (no hay coherencia narrativa ni temática, todo suena aleatorio), como álbum al uso no deja de ser una caricatura de una caricatura, una colección exagerada de los grandes éxitos del mundo LOL: prosa cercana, sarcástica y pretendidamente ocurrente, historias conservadoras y autocomplacientes interpretadas por un Santi Balmes que sobreactúa más que el reparto de un culebrón sudamericano. Ahí están “Si tú me dices Ben, yo digo Affleck”, “Los toros en la Wii (fantástico)”, “Pizzigatos” o “Radio Himalaya”, que contienen posiblemente las letras menos afortunadas desde que los catalanes se pasaron al castellano.
Las mismas “Pizzigatos”, “Si tú me dices Ben, yo digo Affleck” (candidata a quedar en el top ten de Eurovisión), “Los toros en la Wii (fantástico)” o “666” son monumentos a la banalidad erguidos a duras penas, himnos nocturnos que no resisten la exigencia de la luz del día sobre ellos. Otras, como “Belice”, se unen a la larga lista de canciones que han sido fagocitadas por Balmes. Y el resto, salvo honrosas excepciones (“La noche eterna”, “Los seres únicos”, “Cínicamente muertos”, “Nadie por las calles” o “El hambre invisible”), es simplemente la nada; una sucesión de recursos idénticos y lugares comunes que hacen que el disco se desarrolle entre el “¿ya hemos llegado?” y el “¿ya está?”.
LOL, además, se han atrevido con dieciocho temas. Y se han atrevido porque saben que, si caen, lo harán en blandito, sobre las mullidas esperanzas de su amplia legión de fans. El beneplácito generalizado del público y la ausencia de análisis en la crítica, habitual cuando se va a favor de corriente en un río que suena tanto, difícilmente habrá sido alguna vez un acicate a nivel intelectual y artístico. Más bien todo lo contrario. Da la sensación de que el universo LOL se ha replegado excesivamente sobre sí mismo, alejándose de la realidad y provocando que la burbuja de Love Of Lesbian haya llegado al fin a su máxima dimensión; y, claro, en algún momento tenía que estallar.