Luna (Sala Joy Eslava) Madrid 09/10/17
Luna se separaron en 2005, para volver a los a escenarios justo una década después con un gira de resurrección planeada específicamente a lo largo y ancho de nuestra geografía, y que posteriormente tuvo continuación en Estados Unidos. Ahora la banda capitaneada por Dean Wareham ha publicado material inédito por primera vez desde “Rendezvous” (2004), concretando el regreso en álbum de versiones –“A Sentimental Education” (Double Features, 17)- y EP instrumental –“A Place Of Greater Safety” (Double Features, 17)-. Una excusa tan buena como cualquier otra para celebrar que el grupo regrese a las salas españolas (dentro del ciclo American Autumn de SON Estrella Galicia), máxime teniendo en cuenta que el vocalista declaró recientemente a Mondo Sonoro que el regreso estaba durando más de lo planeado, y por tanto no aseguraba su continuidad en un futuro próximo.
Valor añadido a la hora de acudir a una cita obligada en cualquier caso, ya sea atendiendo a ese estatus de banda de culto cada vez más forjado, o guiándose por las deliciosas especificidades de la formación en cuestión. Después de la convincente y más que apropiada (atendiendo a unas influencias evidentes que van desde Big Star a los propios Luna) actuación de Ramírez Exposure cómo artista invitado, llegó el turno de que Dean Wareham, Sean Eden, Lee Wall y Britta Phillips se posicionasen sobre las tablas para ofertar sus ya conocidas cualidades, ante un público maduro que se mantuvo en todo momento hipnótico y apreciando la imponente lección de buen gusto e interpretación dada por los protagonistas. El cuarteto completó una ejecución instrumental absolutamente intachable, funcionando como un metrónomo engrasado a lo largo de 25 años. Y eso que Wareham no parecía demasiado motivado a la hora de cantar, más centrado en disfrutar de su instrumento mientras el guitarrista Sean Eden caía en ese mundo suyo de pedales y punteos imposibles, que siempre aportan categóricamente al conjunto mientras huyen del virtuosismo casposo. Por su parte, la sección rítmica formada por Lee Wall a la batería y Britta Phillips al bajo resulta todo un seguro de fiabilidad y solvencia, siempre concisa y limpia en su papel.
Elegantes en extremo y tan sobrios como en realidad contundentes, los neoyorquinos alternaron algunas versiones incluidas en su última entrega con clásicos de su discografía, y dada su especial habilidad para llevar a terreno propio canciones ajenas, la sucesión funcionó con absoluta naturalidad y convicción. Por eso resulta igual de sencillo celebrar “Let Me Dream If I Want” de Mink DeVille, “Fire In Cairo” de The Cure o “Car Wash Hair” de Mercury Rev, que himnos atemporales del combo como “Chinatown”, “Malibu Love Nest”, “Tracy”, “Fuzzy Wuzzy” o “Black Postcards”. Una selección completada con la apoteosis de “Friendly Advice” cerrando la parte central de concierto, y los diez minutos de “23 Minutes In Brussels” echando el telón definitivo en el añadido y después de hora y media escasa que supo a poco. Luna es una banda mágica y con una personalidad única, que tiene una forma muy específica de desarrollar sus composiciones, extendiéndolas en pleno despliegue a través de embaucadores cambios de ritmo. Un estilo propio y atemporal de valor incalculable, asociado a un grupo que además puede presumir de extraordinaria capacidad a la hora de trasladar virtudes al directo, convirtiendo la experiencia de su concierto en el éxtasis del buen gusto.
Fotos: Fernando del Río