Lysistrata + It It Anita (Wurlitzer Ballroom) Madrid 19/09/24
Tras el auténtico diluvio que cayó sobre Madrid la pasada tarde del jueves, nos disponíamos a disfrutar de uno de los dobles carteles más tractivos de los últimos tiempos en la capital para los amantes del sonido post-hardcore y el noise rock, el que componían los franceses Lysistrata junto a los belgas It It Anita.
Mentiría si no les dijera que mi mayor atractivo para la cita era volver a disfrutar del arrasador directo de la banda belga, que haría las funciones de telonera en esta ocasión. Fue un auténtico descubrimiento conocerles hace unos años en el AMFest, festival único por nuestras tierras del que muchos suspiramos todavía con la ilusión de que algún día regrese a la vida.
It It Anita publicaron el pasado año un disco notable, Mouche (23), auténtico protagonista del desarrollo de su show. Desde el primer momento, pudimos admirar el nítido a la par que contundente sonido del ahora trío, demostrando una vez más que la sala Wurlitzer se está convirtiendo en un valor seguro no sólo en cuanto a propuestas programadas, sino por sus resultados sonoros sobre el escenario; no hace mucho lo comprobé igualmente con el conciertazo que se marcaron allí mismo Home Front.
El público, que mayoritariamente venía a ver a Lysistrata, no tardó en encandilarse con el desenfreno y la segadora sónica propuesta por los de Lieja con auténticas demostraciones de exigencia e intensidad desorbitada como las vividos con “Sermonizer”, “Crippling Guilt”, “Don’t Bend (My Friend)” (lo más parecido a un hit que puedan tener) o ese imprescindible latigazo del que ningún mortal debiera dejar este mundo sin experimentar en sus oídos que es “11” de su ya lejano Laurent (18). Mención aparte a una recta final fuera de los confines de la razón humana y del teclear absurdamente palabras para tratar de describir lo que supuso el encadenado de esa montaña rusa infranqueable que es “Giving:Taking”, culminado con el rescate de su primeriza “Imposter” a la que añadieron una coda de ruidismo que hubiera hecho resucitar de placer al mismísimo Kurt Cobain, quien sería probablemente su fan número uno de estar vivo. EL bolo en sala del año de largo.
Tiempo para los protagonistas de la noche, el también trío Lysistrata. Decir que me alegró sobremanera ver la mezcla de edades entre el público pogueando y moviéndose con frenesí entre, literalmente, adolescentes menores de edad hasta personas bien entradas en la cincuentena. Algo reconfortante, esperanzador e indicativo de cómo, a veces, no estamos tan solos en el mundo por mucho que el espejo distorsionado de las redes sociales y el mainstream nos haga sentirlo en numerosas ocasiones a quienes, por unos motivos o por otros, con unas inclinaciones o con otras, habitamos en los márgenes.
Jugando con el enfrentamiento entre voces de guitarrista y baterísta, a las formas que también predican It It Anita, tan herederas de la tradición hardcore clásica, los franceses defendieron su reciente Veil (24), que, si bien les acerca un poco al rock independiente, no tarda en desmelenarse en su segunda mitad, cosa que se atestiguó en un directo tremendamente sólido que hizo las delicias de su parroquia de seguidores , en unas directrices bastante análogas con las de It It Anita; eso sí, con un escoramiento mayor hacia la épica y una actitud más emo. Supuso el broche de oro a una velada de una intensidad y una exuberancia vital desde la modestia que tardaremos tiempo en olvidar.