MBC Fest – Puerto de Sagunto (Valencia)
A pesar de la superpoblación de festivales de la Comunidad Velenciana, se agradecen las propuestas que se proyectan con la intención de ser diferentes. Sobre el papel, la idea del MBC Fest era muy atractiva: ser la alternativa de esos macro-eventos en los que sol y playa forman parte de un cartel poco arriesgado, y ofrecer valor añadido a tres días de conciertos con propuestas de artes escénicas y gastronomía. Con una heterogénea mezcla de bandas internacionales destacadas (y prácticamente imposibles de ver por tierras valencianas), bandas nacionales con algunos de los mejores discos del pasado año y una bonita representación del panorama local emergente, el MBC Fest acabó confirmando un cartel equilibrado y atractivo. Ahora había que pasar del papel a la realidad.
Tras un amago de cambio de recinto, el MBC Fest finalmente se celebró en el Puerto de Sagunto, en un espacio de decadente belleza industrial cargado de historia de la lucha obrera como son los alrededores del Alto Horno nº 2. Un espacio relativamente cómodo, con dos escenarios principales además del más modesto escenario Deleste (el último en llegar tras un acuerdo de colaboración con este festival vecino), y en el que los conciertos se programaron de forma que no se solaparan actuaciones. Y durante tres días, el público, menos numeroso de lo esperado e incluso escaso en algunos conciertos, fue alternando escenarios para seguir las actuaciones. En las que, como no, hubo de todo.
VIERNES 3 DE ABRIL
En el día con el cartel más flojo, más aún tras la cancelación a última hora del francés Yuksek, el festival se dividió entre los sonidos garageros y gamberros del escenario Deleste y las actuaciones del escenario Ron Barceló, más cercanas a la melodía pop, aunque cada cual con su particular acercamiento. Poca gente en el arranque del festival con la banda valenciana Césped de Verdad y su noise estridente, con mejor voluntad que resultado. De ahí, más apuesta local con The Soda Club y Johnny B Zero, ambas bandas con un discurso algo monótono, que aún deslucía más ante la escasa asistencia de público, que fue llegando con cuentagotas a ver a los donostiarras Correos, con buen sonido pero un estilo manido de post-punk de aire anglosajón, y a los barbudos Testarrosa, entre el rock y el powerpop con letras descaradas y cierto regusto amateur.
Y del ruidismo, al pop luminoso y alegre de Coleccionistas. La banda de Tórtel, Remi Carreres y Víctor Ramírez estrenó en el MBC sus temas de pop clásico, balsámico y sin ínfulas, en un set bonito. Y para cuando Modelo de Respuesta Polar se subió al escenario, el público ya se había ido congregando, y el indie de tintes Planetoides de los de valencianos resonaba por el recinto con un sonido muy sólido aunque con una propuesta que peca, quizá, de estática. Y si es imposible escuchar a Modelo de Respuesta Polar sin hacer una asociación involuntaria con Los Planetas, es más obvio el parecido cuando J se sube al escenario y empieza a cantar. Esta vez no con Los Planetas, sino con la Cultural Solynieve(o Grupo de Expertos Solynieve, como figuran en el cartel), ese proyecto que “es como si fueran, pero sin serlo”. Temas de su próximo nuevo EP, Lucro Cesante, y de sus anteriores trabajos conformaron un set sobrio y algo escaso en el que los granadinos se limitaron a hacer lo mínimo imprescindible, aunque con temas como “La Reina de Inglaterra”, con el público entregado, ya tenían la mitad del trabajo hecho.
La noche se presentaba fría para cuando The Pains of Being Pure At Heart salieron al escenario, y recibidos, como siempre que visitan nuestro país, por un público entusiasta, una siempre se pregunta si lo suyo es efectivo o efectista, visto que su propuesta no se mueve un ápice de su zona de confort, esa que se sitúa en la línea que separa el shoegaze del pop facilote. Una mezcla que funciona bastante bien en directo aunque con cierto regustillo a dejavú.
Pero entonces llegaron Mujeres, descolocando al personal con un concierto directo y enérgico. Más sonido garage punk desde el escenario Deleste con una de las bandas con el directo más impetuoso de la escena nacional. Y divertido, ojo. Lo de Los Punsetes es otra cosa. Los adoras, te repatean, es algo visceral. Su puesta en escena, con Ariadna como pétrea maestra de ceremonias, es tan melodramática y delirante que ha elevado su estatus a banda imprescindible en cualquier sarao que se precie. Y en directo demuestran argumentos: un buen montón de hits (“Opinión de mierda”, “Dos policías”, “Maricas”, “Tus amigos”) y un sonido más particular que especialmente brillante.
SÁBADO 4 DE ABRIL
El sábado había que venir cenado de casa, porque el día llegaba cargado. Empezando por Za! una banda que, aunque no te gusten en disco, es imposible no disfrutar en directo. Su propuesta es marciana, experimental y surrealista, su sonido potente y chirriante y su concierto es siempre cualquier cosa menos aburrido. En media hora les dio tiempo de darle gracias al sol, cantar como Autechre y desplegar un set de calculada improvisación y peculiar sentido del humor.
Mucho menos rebuscado, aunque igualmente enérgico, fue el estreno en festival de Hinds, las últimas niñas mimadas del hipsterismo internacional, que se lo pasaron encima del escenario por lo menos tan bien como el público, que disfrutó de la intensidad, el descaro y el buen rollo de este jovencísimo cuarteto de Madrid, con un pie en el rock y otro en el punk y que destilan insolencia adolescente y una bendita y adorable inocencia musical, que a veces ralla la bisoñez. Pero… ¿y qué?
En la otra punta de Za! pero, paradójicamente, en el mismo punto de extravagancia y surrealismo, Hidrogenesse protagonizaron uno de los conciertos del festival. Exquisitos en lo musical, petardos, elegantes, divertidos y tomándose a sí mismos lo suficientemente en serio y lo suficientemente en broma para no ser ridículos, en directo ratificaron su excelente forma y también que Roma es uno de los discos del año. “Disfraz de tigre” fue, sin duda, el primer himno del MBC Fest. Y la mitad del público cantando y bailando como locos con “No hay nada más triste”, uno de los grandes momentos para el recuerdo. Enormes los barceloneses.
Javiera Mena vino a demostrar que un karaoke con estilo también puede triunfar encima del escenario de un festival. La chilena llegó con tres bailarinas y un mini-espectáculo mainstream, para presentar su último trabajo, Otra Era. Convertida ya (según sus propias palabras) en icono gay, parece tener actitud para pasar a formar parte del grupo de las diva del pop de estadios. Acérrimos no le faltan: la gente se volvió loca con La Joya a pesar de que el espectáculo tuvo menos de concierto que de, eso, karaoke multitudinario. Y sin tiempo para hacer un reset mental, los gallegos Novedades Carminha nos llevaron de dos guitarrazos a la otra punta del espectro sonoro. Canallas, divertidos y brutos hicieron rockanrollear al público en un concierto en el que costó entrar pero que acabó convertido en una fiesta.
Empezaba a oscurecer cuando Standstill se subieron al escenario. Para deleite del público, Montefusco anunció que aquello iba a ser un concierto de grandes éxitos y no mintió. Grandes y éxitos. Encararon el concierto con fuerza y precisión milimétrica, con temas intensos marca de la casa como “¿Por qué me llamas a estas horas?” o “La mirada de los mil metros” y repaso a una trayectoria sólida que se resume encima del escenario con un set poco sorprendente, sí, pero vigoroso y sin una pega. Bueno, corto, muy corto, por poner una.
Lo de Horrors fue la prueba de fuerza del MBC Fest: primer lleno del festival de uno de los cabezas del cartel. Terremoto sonoro, que empezó algo flojo pero que pronto recondujeron desde el escenario y desde la mesa de sonido, para acabar atronando en “Still life” o “Sea within a sea”. La banda de Faris Badwan desplegó su sonido oscuro por el recinto: un sonido granítico y sobrecogedor, que por momentos creció con esa épica oscura que los británicos saben conseguir en directo incluso mejor que en disco.
Mientras espera a que pase algo con The Libertines (algo en forma de disco), Carl Barat se divierte junto a su nueva banda The Jackals. Aunque parezca mentira que a estas alturas pueda sorprender algo de lo que hace Carl Barat, su nuevo disco es sorprendentemente bueno, olvidadas ya sus ínfulas de poeta rebelde. Punto a su favor. Sobre el escenario, Carl se maneja con actitud descarada de rockstar, acompañado por una banda simplemente solvente (¿estamos seguros de que no son solamente consortes en una boy band a medida?) que entrega temarrales como “Glory Days” sin despeinarse. O que recupera “Bang bang you’re dead” como último truco para desarmar al personal. Pero ya está. A Barat se le da bien la inmediatez, la urgencia y el ímpetu, pero en este concierto parecía que simplemente estaba allí para pasar el rato mientras espera a que pase algo con The Libertines.
No importa la cantidad de veces que Future Islands haya visitado nuestro país en los últimos doce meses, la propuesta de Samuel Herring y los suyos está en racha y arrasa a su paso. Segundo lleno del MBC Fest. Ya se ha escrito todo lo que se podía escribir sobre la actitud de Herring en el escenario, histriónica y teatral, que se merienda al resto de la banda. Esta vez no fue una excepción, aunque ahora ya sorprende menos. Musicalmente, su revisión del tecno pop es seductora, pero en directo pierde la elegancia del disco y los matices se diluyen entre arranques guturales del cantante y un teclado que se disipa. Tampoco los temas nuevos ayudan y aunque es innegable la fuerza de «Seasons (Waiting on You)» o “Spirit”, da la sensación que cuando se agote la baza de «posturitas de Herring«, se acabó lo que se daba.
Con un disco que posiblemente esté entre los diez mejores del pasado año, Wild Beasts era a priori la banda más interesante del cartel… pero acabó siendo una de las decepciones del festival. Independientemente del mal sonido, los ingleses se subieron al escenario con pocas ganas y en ningún momento conectaron con el público. Desplegaron su sonido introspectivo y sedoso maquinalmente y con poco interés, y en vez de emocionar consiguieron aburrir. Y aburrir con un setlist que incluya “Mecca”, “We Still Got The Taste Dancing On Our Tongues” y “Wanderlust” debería ser delito. Noche regulera de los de Hayden Thorpe.
DOMINGO 5 DE ABRIL
El domingo volvía a empezar muy flojo de público y de nuevo bandas como Geografies tuvieron que desplegar su guitarreo grunge ante una paupérrima audiencia, que tampoco fue mayor durante concierto de unos Senior i el Cor Brutal, que subieron al escenario a arrollar con su propuesta rockera y su actitud reivindicativa. Y por si el sol y las primeras horas de la tarde tenían al público aletargado, Betunizer se encargaron de sacudir con su propuesta aplastante de math rock que sazonan con ritmos funk y arrebatos punk y que rematan con la peculiar voz de Jose Guerrero. Muy buen concierto de los valencianos.
Para contrarrestar el meneo de Betunizer, Tórtel se volvía a subir al escenario, esta vez con su proyecto propio y de nuevo con el pop como mantra. Melodías dulces y arreglos de orfebre para los temas luminosos y juguetones de su disco La gran prueba, a los que en directo les acabó faltando algo de magia. Y después de la dulzura de Tórtel, Yuck se presentaban en el escenario grande para una nueva descarga de decibelios. Lo de Yuck es descarado powerpop de los noventa, mucho más interesante en directo de lo que consiguen serlo en disco. Temas como “Middle Sea” o “The Wall” sonaron implacables, ofreciendo un concierto entretenido y sólido aunque a veces parecía que tenían ganas de acabar.
Sr. Chinarro llegaba al escenario con esa familiaridad que le caracteriza, como si estuviera tocando ante un puñado de amigos, para presentar los temas de su disco Perspectiva caballera e hilvanar una actuación tan agradable como falta de chispa. Cierto que el sonido fue brillante, que estuvo muy fino con su humor mordaz y que incluso aceptó la petición del público y tocó “El rayo verde”, pero a su set le faltó espontaneidad.
Y de nuevo volvíamos al escenario a grande, esta vez para recibir a Ash. Habíamos tenido powerpop con Yuck y seguíamos con una de las bandas fundamentales del género. Venían a presentar su próximo nuevo disco Kablammo!, pero allí todos esperábamos recibir una sobredosis de grandes éxitos de los norirlandeses. Y después de cumplir el trámite con “Cocoon”, sonaron todos. “Kung Fu”, “Shining Light” o “Goldfinger”, para rematar la jugada con (¡oh sorpresa!) “Burn Baby Burn”. Intensos y vigorosos, aunque con un set calcado al que vienen haciendo en los últimos años, Ash ofrecieron un buen concierto en el que demostraron seguir en excelente forma. Eso sí, que nadie espere evolución ni nada que se le parezca, Ash siguen anclados en 1996. Para bien y para mal.
Viendo el concierto de Joana Serrat a esas horas y con ese frío, era inevitable fantasear con lo que podría haber sido disfrutarlo a la luz de un atardecer más cálido, con la banda impecable que le acompaña, ese sonido limpísimo y, sobretodo, las preciosas canciones. No era el momento, y aunque probablemente la actuación estuvo entre las mejores del festival, poco pudo apreciarse de la calidez y la magia de temas como “The Wanderer” o “The Blizzard“.
Lo contrario que La Roux, que a pesar de subirse al escenario con una voz que no estaba en sus mejores condiciones, hizo lo que se espera de un concierto de festival a esas horas: bailoteo, fiesta, bases electrónicas y ritmos negros en un set que contagió al público, que no paró de bailar ni cuando la lluvia hizo acto de presencia. Propuesta algo simplona la de La Roux, pero que devuelve la diversión a un festival pensado para el sibaritismo, a veces un poco irritante, del consumidor de música alternativa medio.
ILUSTRACIÓN Y ARTES ESCÉNICAS
Tibia acogida de la parte de diseño y artes escénicas que conformaba una de las patas del MBC Fest en su concepción, aunque quizá porque tampoco tuviera todo el protagonismo que merecía. El primer día, mientras se sucedían los conciertos, diez ilustradores realizaban obras relacionadas con sendas bandas del cartel, que se expusieron en el recinto los dos días siguientes. Lo más interesante fue poder ser espectador en directo del proceso creativo de los artistas. Por otro lado, durante los tres días, el cartel musical se vería salpicado de propuestas de artes escénicas que inluyeron cabaret, espectáculos de danza contemporánea, un set de Cabo San Roque que mezclaba tecnología con música (y que fue muy llamativo a pesar de quedar huérfano de vídeo) y una propuesta delirante de Za! junto a Los Corderos.sc que vino a ser un adelanto de un próximo espectáculo conjunto y que resultó en una particular mezcla de teatro y performance muy surrealista.
La idea era buena, pero las propuestas quedaron algo arrinconadas.