Discos

PAL – Canciones hacia el fin de una especie (Limbo Starr)

“La humanidad se ha convertido ahora en espectáculo de sí misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético”. (Walter Benjamin). Reconozco que la rotundidad demoledora de esta cita que acompaña el art-work del segundo trabajo de PAL ha sido lo que más me ha impresionado, por encima de su escucha, y no es que quiera menospreciar el nuevo disco de los toledanos, nada más lejos de la –triste- realidad, pero asumo que su lectura me noqueó al instante y me llevo de inmediato a engullir este tratado acerca de la denigración del género humano que es Canciones hacia el fin de una especie (de nuevo abrumador el título para azuzar las conciencias de los homo-sapiens).

Sin obviar su querencia por los desarrollos progresivos y la escuela kraut de su debut, PAL abre su abanico sonoro a terrenos electrónicos y a una personalísima manera de entender el pop. Rugosas estructuras de guitarras sazonan unas bases rítmicas delicadas que articulan letanías sobre la desintegración global del ser humano. Es este un discurso musical arriesgado que revaloriza su interés a través de un posicionamiento de compromiso con el derrotismo universal actual, una resignación consciente que lleva a considerar la paradoja de que no hay mayor caos que en la excesiva búsqueda de orden.

En esta grabación de Paco Loco con colaboración coral de él mismo, Nacho Vegas o Remate como headlights, resuenan ecos de los Mercromina más abruptos –sin alcanzar su grado de brillantez y resolución, todo sea dicho- o expectoraciones sónicas a lo El Hombre Burbuja. Sin ser duros, es necesario remarcar por enésima vez el hilo de conducción seguido por un deje vocal anodino e insoportable, aunque necesario, que exige la implicación y la paciencia del oyente evidenciando que en este país de cada diez cantantes post-indie uno –o ninguno- sabe cantar.

Momentos para retener en lo que llevamos de año son el minimalismo hipnótico con explosión final del arranque con “Cuenta Atrás” (la estructura recuerda de lejos el “Let Down” de Radiohead), el collage anárquico y encadenado de los fraseados de zapping que componen “Punk TV” (sátira a ese arma terrorista mediática al servicio del poder y la sedación social), la rasposa rabia contenida escupida en “2+1 o el espacio de lo posible” y el vigor infligido a la eclosión final de “Dios Oppenheimer”.

Canciones hacia el fin de una especie se fundamenta en un planteamiento de naturaleza dadaísta y definido en un rock cerebral, reflexivo y expansivo, de difícil digestión, al que acompaña unas letras creativas y críticas que no caen en la obviedad; una propuesta para la inmensa minoría, la que no desea vislumbrar el fin del mundo en horario de prime-time.

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