Pony Bravo – Sala El Loco (Valencia)
Por fin pasó el Pony Bravo por Valencia. Pasó sin pasar porque no se le vio, pero tras de sí dejó un imponente cráter de fiesta y psicodelia flamenca que los propietarios de El Loco sólo vieron al vaciarse la sala. Para cuando se percataron, el Pony Bravo ya había abandonado el edificio. “¡Corre, Pony, corre!”, le gritaban por la calle.
Los sevillanos, que tocaron en Valencia por primera vez desde su irrupción en 2008, se encargan de dejar claro también sobre el escenario que su distinción respecto a la mayoría. Con ellos, por ejemplo, no vale aquello de “la banda de Daniel Alonso”. Sí, Daniel Alonso es la voz; una voz de increíble fiabilidad y similitud con su gemela grabada, por cierto. Pero en Pony Bravo cualquiera te fríe una camisa o te plancha un huevo, y la prueba viviente de esto es Darío del Moral: anoche le dio al bajo, a la guitarra, al teclado y también a la percusión. Batería y bajista le ayudaron a alternar en cada tema.
Pony Bravo está muy engrasado, quizá porque tres de sus miembros habían coincidido ya en una formación anterior. Suenan de lujo. Aún así, quizá era cuando del Moral se ponía al bajo cuando agitaban de verdad cimientos y ritmos cardíacos; cuando él quería, la sala se retorcía al ritmo de sus convulsiones en forma de pasodobles con su Fender Mustang de pareja de baile. No recuerdo haber visto una banda en la que el bajo sea tan protagonista (para bien, claro).
Los andaluces repasaron casi al completo su extraordinario último disco (Un Gramo de Fe, 2010) ante una sala repleta y variada, perlando un setlist que empezó con “La voz del hacha” con destellos de su sorprendente debut. En apenas hora y cuarto sonaron casi todos los emblemas de Pony Bravo: los del presente (“El rayo”, “El guarda forestal”, “Trinchera”, “Niña de fuego”) y los del futuro (“La rave de Dios”, “Noche de setas”, “China da miedo”). Todos menos “El pony bravo”, que se quedó en el backstage para dejarle su sitio a algún potro de futuro prometedor.
Técnicamente impecables (sólo un fallo de sonido les despistó en un momento determinado), Pony Bravo cumplió las expectativas y dejó una muy buena imagen en su estreno valenciano. Banda seria, con recursos y respaldada por un repertorio de una calidad y originalidad fuera de toda duda.