Richard Youngs – Dissident (Glass Modern)
En este año el de Glasgow ha editado cuatro discos, sí leen bien, en diferentes sellos discográficos. Si Prince les parecía un torrente creativo, ríanse del genio de Minneapolis porque aquí tenemos a este enamorado de la heterodoxia que es capaz de hacer bostezar al más animado, o hacer que sus recitados casi chamánicos te subyugen, o las dos cosas a la par.
Cuando alguien me pregunta cosas del tipo ¿qué disco de John Zorn me recomendarías para empezar a bucear en su carrera?, acto seguido, me tomo cuatro cubatas, y me suelen salir una docena, seguramente todos errados. Digo esto porque la longeva carrera discográfica de Richard Youngs puede (o seguramente así será) dar vértigo al advenedizo. Mejor, como hice yo en su momento, pedir consejo a alguien de fiar para que te asesore bien por qué caminos transitar y cuales no. Por ejemplo, los experimentos con la electrónica que se empecina en grabar en cd-r’s, la mayoría son auténticos ejercicios vacuos y muy coñazo, sin ningún tipo de interés para quien esto suscribe. En cambio la faceta más pop y folk (en bastantes casos acompañados por arreglos de electrónica minimalista) son del todo recomendables. Nos podemos remontar a su época en el que grababa en el sello Jagjaguwar, y pueden probar el material sensible que contiene discos como Making Paper (2001), Airs Of The Ear (2003) o el fabuloso Under Stellar Stream (2009) en donde es capaz de repetir un verso hasta la extenuación. Paciencia, mucha paciencia se necesita para disfrutar de los sonidos inmersivos de este autor que ha colaborado con gente tan diversa como Neil Campbell, Alastair Galbraith, Oren Ambarchi o Frans de Waard.
Dentro de este prolífico año, Youngs ha editado un fabuloso disco cuyo título dice mucho de su actitud ante el acto creativo. Dissident (Glass Modern, 2019) es un mercurial cancionero que se apoya en una narrativa más pop y folk de sustrato pagano y gaélico. Abre con “Filling My Mind” y “Just A Monotone” en el que inglés recita poniendo a prueba su falsete, en arreglos que parecen salidos del “Rock Bottom”, o de algún pentagrama perdido de Palace aunque sin el poso mortecino.
Las notas de piano acolchan la preciosa “North Sea Song”, en donde las voces dobladas actúan como una suerte de tímbrica cercana al free jazz, si este se ejecutara en un palacete en plena campiña. En “Paradise Begun”, “Asymmertry” o “I Would Rather Fall Into Your Head” se conjuga el espectral hieratismo declamatorio de Peter Hammill y su peculiar forma de entender la canción tradicional.
Escucha Richard Youngs – Dissident