Sally Brown – Sala Wurlitzer Ballroom (Madrid)
Empezaba la noche de estos madrileños con un Remix Ska de la Marcha Imperial de la Guerra de las Galaxias y la colaboración estelar de Jar Jar (en pistas pregrabadas, se entiende), para dar paso a un tema instrumental, que encendió el guateque y activó al personal, que ya en los primeros minutos de la noche prácticamente llenaba la sala Wurlitzer Ballroom de Madrid, y es que problemas de descargas ilegales aparte, seis euros bien mereció la fiesta que desde la primera canción desató a las masas.
En pocos minutos nos habían trasladado y perdonen ustedes lo “inverosímil”, a un guateque circa “La Pantera Rosa revolucionada” de Henry Mancini. Y es el que el ritmo ágil y el desparpajo de la actuación fue una constante durante toda la noche.
Aparecieron pronto unos ligeros desajustes en el sonido, sin apenas importancia, tal vez provocados por lo angosto del escenario o por la estructura de tubo de la sala, que hicieron sonar al batería demasiado mamporrero, aunque la tónica general del sonido fue bastante elocuente, sin llegar a poner en peligro en ningún momento la admirable ejecución del saxo, que me atrevería a tildar de apoteósico en ciertos momentos.
Arrastraron los Sally Brown, e ignoro si con cierta querencia, un espíritu ochentero durante toda la actuación, culpable de que a veces dieran ganas de tararear aquella canción ultrafamosa de los Refrescos por encima, como si fueran canciones ilegítimas de aquél memorable “aquí no hay playa” o aquella otra de Seguridad Social de la que ahora mismo no consigo acordarme.
La puesta en escena, rápida y ágil como su música, venía refrendada por una imagen de Esperanza Aguirre emulando a la Reina Isabel II en aquella ultraconocida imagen utilizada por los Sex Pistols.
Pronto destacó la dulzura de la voz de Lisi Díaz, una de las dos voces principales, que por momentos recogía la onda pop que toda música pop atesora en su núcleo. Puestos a recordar, recordaba un poco a Nosoträsh, lo que hace que nos preguntemos qué sería de ella (su voz) en composiciones más pausadas. La voz masculina de la banda y principal divertimento de la noche supo despegar al tercer tema de la banda y pudo mantener un ritmo más frenético que el del resto de compañeros, con pequeños signos de abatimiento hacia el final, convirtiéndose en estándarte de la banda, a pesar de que Lisi, la fémina, resultara más agradable al tacto.
Un concierto muy recomendable para saber de qué va esto del Ska en el año 2012, un grupo que toca y suena bien en directo. “Divertidérrimos”, como felicitaban algunos desde las primeras filas, sin ser pedantes ni académicos, si lo que buscas es quitarte las pretensiones y los prejuicios no te los pierdas. Como colofón final cerraron con la canción que ha sido el single oficial y recién publicado en un flamante vinilo con una preciosa portada, “Madrid”, con una Lisi, ahora sí, completamente desatada y su público más fiel desgañitándose en comuna.