Conciertos

Shout Out Louds – Heineken (Madrid)

Con entradas agotadas desde hacia días, se presentaban los suecos en Madrid  ante un fiel público ávido de ese pop asequible  y la actitud siempre juvenil y simpaticona de su cantante, Adam Olenius que, dicho sea de paso, siempre atrae las miradas y piropos del sector femenino.

Antes del concierto del quinteto escandinavo pudimos disfrutar de una agradable sorpresa en forma de teloneros. Su nombre; Beth Loring, trío Jiennense con influencias del Noise Rock y con mucha actitud sobre el escenario, cuestión que siempre es de agradecer. A pesar de un sonido más cercano al de un radiocasete que al propio de una sala de conciertos, y con una guitarra escandalosamente baja de volumen, los tres de Jaén defendieron con precisión sus nuevas composiciones, todas, en castellano. Lo dicho, una pena lo del sonido.

Con una sala ya totalmente abarrotada y las primeras filas visiblemente impacientes, salieron Shout Out Louds al escenario, al menos con unos veinte minutos de retraso sobre el horario, en principio, establecido. Un detalle sin importancia si tenemos en cuenta que al primer acorde de “1999” el público en su totalidad ya estaba en su bolsillo.

Con la elegancia propia del pop que se hace por Escandinavia, pero conjugándola perfectamente con una energía y vitalidad por la que muchas otras bandas matarían, el concierto siguió por los derroteros más “movidos” de Shout Out Louds, convirtiendo la sala Heineken en una autentica fiesta. Así, el repertorio del set, a pesar de haber empezado con una de su último disco grande editado (alabado y denostado a partes iguales) fue un repaso de de toda su carrera, eligiendo los temas con gran acierto, desde mi punto de vista.

Vi a los fans saltar de lo lindo con “South America”, cantar como descosidos en plan karaoke, prácticamente, al ritmo de “Fall Hard”, emocionarse con “Candle Burned Out”, o volverse prácticamente locos cuando Adam Olenius comenzó a aporrear una caja de batería , señal inequívoca de que comenzaba a sonar “Tonigh I Have to Leave It”.  Sabíamos que el gigante sueco con pinta de bonachón era fan de Robert Smith y Morrissey, lo que muchos no sabíamos era que también gustaba tirarse del escenario para cantar con su público, para regocijo de los allí presentes.

Lo que siguió, como he dicho, fue una selección más que acertada, entre las que no pudieron faltar, entre otras: “The Comeback”, “You Are Dreaming” o “Please, Please, Please”.
Para esta gira han contado con un nuevo batería que sustituye a Eric Edman que, al parecer, ha abandonado las baquetas en beneficio de su recién estrenada paternidad. Por cómo funcionaba la base rítmica, parece que el nuevo componente se ha adaptado a la perfección.

Los bises de rigor estuvieron compuestos de: “Go Saddness”, tocada únicamente con guitarra y la única chica del grupo, Bebban Steborg, a los coros, “Hard Rain”, la inevitable e imprescindible “Impossible”, con la cual, y a pesar  de su tendencia melancólica, el suelo de la sala pareciera que fuera a derrumbarse, y por último; “Walls”, un tema que desde mi punto de vista no merece ser el colofón final de un gran concierto. No todo iba a ser perfecto.

Suecia nos ha dado muchas cosas, algunas malas, como esos muebles que no hay dios que vuelva a montar si cometes el error de desmontarlos, y una cantera de músicos con mucha facilidad para hacer pop atemporal y vibrante. Que exporten más de lo segundo, por favor.

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