Singles Supremos: «Show biz kids» de Steely Dan
Ya os anunciamos en Muzikalia que, este 26 de mayo de 2023, se reedita en vinilo el álbum Countdown to ecstasy (1973) de Steely Dan, por el 50 aniversario de la propia obra.
Por este motivo, trataremos aquí una de la más descollantes y sustanciosas canciones del LP comentado como es el single supremo “Show biz kids”; la cual representa, fielmente, el mítico milimetrismo sónico y también el sutil sarcasmo textual de la trascendental y respetada banda comandada por Walter Becker y Donald Fagen.
(Loop) / (Bucle)
(Go to) “Lost Wages”, “Lost Wages” / (Vas hacia) “Sueldos Perdidos”, “Sueldos Perdidos”.
(You go to) “Lost Wages”, / (Vas hacia) “Sueldos Perdidos”.
(Go to) “Lost Wages”, “Lost Wages” / (Vas hacia) “Sueldos Perdidos”, “Sueldos Perdidos”.
(You go to) “Lost Wages”, / (Vas hacia) “Sueldos Perdidos”…
(Chorus) / (Estribillo)
While the poor people sleepin’, / Mientras la gente pobre está durmiendo,
with the shade on the light. / con la persiana ocultando la luz.
While the poor people sleepin’, / Mientras la gente pobre está durmiendo,
all the stars come out at night. / todas las estrellas salen por la noche.
After closing time, / Después de la hora de cierre,
at the Guernsey Fair, / en la feria de Guernsey,
I detect the El Supremo / detecto a El Supremo
from the room, at the top of the stairs. / desde la habitación, en la parte alta de las escaleras.
Well I’ve been around the world / Bien, he viajado alrededor del mundo
and I’ve been in the Washington Zoo / y he estado en el Zoológico de Washington
and in all my travels / y durante todos mis viajes
as the facts unravel / los hechos revelan como
I’ve found this to be true / lo que me encontré es cierto.
[Chorus]
They got the house on the corner / Ellos tienen una casa en la esquina
with the rug inside. / con una alfombra dentro.
They got the booze they need. / Tienen las bebidas alcohólicas que necesitan.
All that money can buy. / Todo lo que el dinero puede comprar.
They got the shapely bods. / Ellos tienen cuerpos esbeltos.
They got the Steely Dan T-shirt / Ellos tienen la camiseta de Steely Dan
and for the coup-de-gras / y cuando dan el golpe de gracia
they’re outrageous. / son indignantes.
(Oh, honey!, let me tell you). / (¡Oh, cariño!, déjame decírtelo).
(Chorus repetition) / (Repetición del estribillo)
Show business kids / Los chicos del negocio del espectáculo
making movies of themselves, / hacen películas de sí mismos,
you know they / ya sabes que a ellos
don’t give a fuck about anybody else. / no les importa un carajo nadie más.
You know you go to / Ya sabes que vas hacia…
(“Lost Wages, “Lost Wages”) / (“Sueldos Perdidos”, “Sueldos Perdidos”)
(Chorus repetition) / (Repetición del estribillo)
Todo empezó, en ese año 1973, ya de manera conflictiva debido a que la discográfica ABC / Dunhill Records esperaba y ansiaba que Steely Dan repitiera el exorbitante éxito de su relativamente accesible debut, de 1972, Can’t Buy a Thrill (1 millón de copias vendidas). Entonces, cuando los propios ejecutivos del sello escucharon el repertorio de Countdown to Ecstasy, aún sin publicar, éstos lo calificaron como “arte alemán o algo peor” y ahí se produjo un pésimo y tensionado ambiente entre el grupo y sus superiores.
Esta misma afirmación tan quejosa de los directivos de la propia ABC resultó algo exagerada en su momento, bajo mi punto de vista porque, sobre todo, canciones del LP como “Bodhisattva” o “My old school” se presumían como potencialmente asequibles para diversos tipos de audiencia (aunque luego ambos cortes no ayudasen, en la práctica, a despegar en las listas al disco Countdown to Ecstasy, nº35 en E.E.U.U.). Sin embargo, sí que también resulta cierto que los propios Walter Becker y Donald Fagen, comenzaban ya a no estar por la labor de seguir siendo excesivamente serviles al “easy listening” (“escucha fácil”), en 1973, así que el histórico dúo de compositores fueron ya mostrando aquí los primeros indicios de su auténtica naturaleza que, sin duda, era elaborar un tipo de canciones más sofisticadas, minuciosas, arriesgadas y rebuscadas que las que le demandaba su sello, en ese instante del año 73. Ejemplos de ésto mismo tenemos con las magníficas y detallistas “King of the world”, “The Boston Rag” o “Your gold teeth”; entre otras piezas del álbum del año 73.
Aún con todo, el insigne productor Gary Katz se halló convencido de que el primer single lanzado perteneciente a Countdown to Ecstasy, es decir, “Show biz kids”, podría ser un éxito en las listas y la propia banda escogió, libremente, dicho corte como adelanto del resto del cancionero. Por contra, esta especie de rock-funk-soul, raro y pegadizo al mismo tiempo, que es la propia “Chicos del negocio del espectáculo”, al final, no traspasó el nº61 en las listas oficiales de Estados Unidos; algo que, seguramente, debió de poner de los nervios a la mentada disquera ABC Records, aunque a Donald Fagen y a Walter Becker este bajo puesto en dichos “charts” es muy posible les trajera bastante sin cuidado. Así que, quizás definitivamente, es éste el primer y decidido paso en dirección hacia ese planeta musical tan sumamente extraño, incorruptible y complicado con el que Steely Dan llamó la atención a su manera.
Trataremos de desencriptar y aclarar aquí una arcana letra, la cual canta Donald Fagen con una afilada sorna… ¿contra unos imberbes, fiesteros y superficiales actores que son hijos de omnipotentes y adinerados magnates que manejan la industria de Hollywood, los cuales viven en lujosas mansiones mientras les niegan cualquier oportunidad a los ciudadanos de clase baja de Los Angeles? En otras palabras, en general la subversiva “Show biz kids”… ¿a que determinado tipo de consentidos y ególatras “niñatos” podría estar dedicada?… Steely Dan, como siempre, haciendo rock and roll rebelde y denunciante a su hermético y particularísimo modo.
Como pista para tratar de despejar esta primera incógnita, tengamos en cuenta que era muy típico de el tándem neoyorquino Becker / Fagen arrojar cáusticas flechas, en forma de composiciones, contra situaciones oscuras y escandalosas que se daban en la Sociedad de California y sobre personajes “thrillerescos” de la propia Costa Oeste (aunque también acerca de sitios del Este como Nueva York), durante los años 70.
Vamos procurando captar ya otros aspectos enigmáticos de las estrofas como, por ejemplo, acerca de la frase que se repite circular y obsesivamente pero también de modo delicioso, es decir, “Lost Wages, Lost Wages” (significa “Sueldos Perdidos”) y cantada, espléndidamente, por las coristas soul Sherlie Matthews, su prima Myrna Matthews, además de Patricia Hall. El motivo de dicho término es muy probable que suponga un humorístico juego de palabras para referirse a la ciudad de Las Vegas, donde es probable que allí muchas personas pierdan todas sus ganancias mensuales en los populares casinos de dicho emplazamiento.
Esta graciosa expresión, con doble sentido, sobre la urbe más grande y famosa del estado de Nevada, se halla tomada del controvertido e influyente monologuista americano Lenny Bruce. Efectivamente, el ilimitado sarcasmo de éste durante sus actuaciones televisivas de los años 50, fue adoptado y aprendido, desde niños, por Walter Becker y Donald Fagen; los cuales, años después, aplicaron dicho humor negro a sus canciones contraculturales, como el ejemplo que citamos. Añadiremos que artistas tan populares como The Stranglers, The Great Society, Simon and Garfunkel, Genesis, Bob Dylan, R.E.M. o Nico nombraron al propio Lenny Bruce en sus canciones.
Por otro lado, se ha conjeturado en repetidas ocasiones, a lo largo de 50 años (pero sin que nadie saque nada en claro, finalmente), a ver porque Steely Dan hace referencia a “La Feria de Guernsey”; la cual, por cierto, se ha celebrado, desde el año 1847, en el diminuto pueblo de Old Washington, en el propio condado de Guernsey, en el estado de Ohio. El guitarrista de estudio que colaboró en esta canción y del que luego hablaremos, Rick Derringer, es natural de esta misma región de E.E.U.U., así que, en consecuencia, ¿podría el mismo Derringer arrojar algo de luz de por qué Becker y Fagen nombraron esa específica feria que antes se ha citado?
Este mismo verso anterior, ¿podría, quizás, estar relacionado geográficamente, por lo tanto, con esa otra expresión de la canción que dice “Zoológico de Washington”? Sin embargo y por otro lado, también se ha especulado acerca de que esto último podría sugerir algo sobre la capital federal Washington D.C.; con lo que, conociendo como se las gastaban Becker y Fagen, ¿a qué o quiénes se está refiriendo la tonada, en este otro punto de la misma?
En resumen, que durante la fascinante y resbaladiza “Show biz kids”, ¿cómo se relacionarían todas esas disimuladas referencias de distintos lugares de E.E.U.U. como Los Angeles, Las Vegas, Ohio o incluso Washington D.C.?
¡Cuidado! No conviene tampoco adentrarse demasiado literalmente en los sagaces laberintos textuales y en los distintos argots que sembraron adrede, a lo largo de su carrera, Walter Becker y Donald Fagen porque corren el riesgo los oyentes de que sus cabezas puedan comenzar a echar humo; además de no hallar jamás los propios melómanos una interpretación 100% exacta de la mayoría de sus tonadas. En otros términos, las estrofas de Steely Dan casi siempre se prestan a varias conjeturas y debates.
Otro ejemplo de ésto mismo es que sobre el nombre latino “El Supremo” se han arrojado una avalancha de teorías, empezando con una que podría apuntar a algún personaje muy poderoso de Los Angeles como, por ejemplo, el mismísimo presidente de ABC Records, Jay Lasker, el cual poseía su despacho en la parte de arriba, después de las escaleras; todo ello dentro de las instalaciones de la propia discográfica. Por otra parte, dicho apelativo también podría referirse a un apodo para el cannabis o a algún otro tipo de tabaco, lo cual podrían haber fumado Donald Fagen y Walter Becker en las habitaciones de la Universidad Bard (Estado de Nueva York), de cuando estudiaron juntos allí, entre 1967 y 1969. ¿Quién sabe?
Con el transcurrir de los años, también los oyentes han lanzado más hipótesis (más improbables las mismas, a mi entender) sobre la posible conexión como que “El Supremo” alude a un seudónimo que le pusieron al general Douglas McArthur durante la 2ª Guerra Mundial o también referirse dicho mote a un ficticio dictador nicaragüense llamado Julián de Alvarado; el cual aparece en la novela The Happy Return (1937), del autor C.S. Forester.
Agregaremos que la canción alcanza el límite de la socarronería al asegurar, en uno de los versos, que esos actorales jovenzuelos acaudalados de Beverly Hills (supuestamente son ellos, recalcamos) se han apoderado hasta de la camiseta de los propios Steely Dan como prueba de que a dichos sujetos de la jet set solamente les importan los beneficios económicos del marketing pero incluso, ¿cabe la posibilidad de que Walter Becker y Donald Fagen hasta se estén burlando de si mismos y sacudiendo un puñetazo a su propio estrellato a través de dicha mención a la “Steely Dan T-shirt”? Las interrogaciones se despliegan, continuamente, cuando hablamos de las tonadas de la dupla neoyorquina.
Para terminar con la letra, comentaremos detalles como que, por ejemplo, al incluirse la palabra “fuck” en el verso final de la parte de la melodía, finalmente, se impuso la censura ya que las radios norteamericanas, de por entonces, consideraron obsceno el término y se negaron a emitir el single si se pronunciaba dicha controvertida expresión, es decir, “you know they don’t give a fuck about anybody else” (podría interpretarse como: “ya sabes que a ellos no les importa un carajo nadie más”). Al encontrarse con esta inflexibilidad de los DJs de las ondas, Steely Dan buscó otra palabra sustituta pero ninguna encajaba adecuadamente en opinión de ellos, así que, según el productor Gary Katz, sus pupilos enmudecieron toda la frase entera pero haciéndolo con estilo y de tal modo, quedó suprimida en el formato single. Verse obligados a este pequeño “tijeretazo” entristeció a Donald Fagen y a Walter Becker pero les llevó hacia un aprendizaje y les reconfortó saber que Steely Dan eran dueños de algo que sonaba potencialmente provocador en las emisoras de ondas AM.
Por su parte, el prestigioso D.J. John Peel aplaudió la canción y, a la vez, lamentó la omisión de la frase; posicionándose así, indirectamente, en contra de los colegas de profesión que habían presionado para pasar el “typex”. Sin embargo, en la versión algo más larga, contenida ésta en el LP Countdown to Ecstasy, sí que podemos escuchar íntegramente dicha expresión de intención corrosiva por parte de Walter Becker y Donald Fagen; el cual por cierto también pronunció “fuck” durante la interpretación de la pieza en los conciertos de Steely Dan, ya desde el propio año 1973. Sin embargo, matizaremos que de la vocalización, en los directos de 1974, de la propia “Show biz kids” se encargó, eventual pero muy brillantemente, el teclista Michael McDonald; el cual había sido fichado por Becker y Fagen durante aquel año.
Por descontado, hemos incluido dicha llamativa frase en la traducción de la letra, al inicio de este reportaje.
Como añadido a todo ésto, el grupo Super Furry Animals para su tema compuesto por ellos mismos, titulado precisamente “The man don’t give a fuck”, del año 1996, solicitó permiso a Donald Fagen para samplear la controvertida expresión original citada, o sea, “you know they don’t give a fuck about anybody else”, apuntalamos de nuevo. Entonces, esta banda de Gales pronunció dichas palabras, reiteradísimamente y con saña, hasta 55 veces en su interpretación, quizás, tal vez, para vengar la afrenta de haberse prohibido dichos términos en el susodicho single de Dan “El Acerado”, de 1973.
Partamos ya hacia un terreno más instrumental.
Ya os hablé varias veces, anteriormente en Muzikalia, de la extrema y célebre minuciosidad de Steely Dan a la hora de grabar, como por ejemplo, en los reportajes sobre los LPs Aja (1977) y Gaucho (1980). Sin embargo, fue en el tema “Show biz kids” y en otros cortes del álbum Countdown to Ecstasy, en 1973, donde se inauguraron “oficialmente” esos chocantes episodios que reflejan ese inigualable y bestial perfeccionismo del dúo Becker/Fagen, el cual hizo Historia dentro del Rock.
Resultó que los propios abanderados del proyecto, Walter Becker y Donald Fagen, se mostraban continuamente insatisfechos con la manera de tocar ligerísimamente irregular del batería original Jim Hodder, a medida que transcurría la grabación de “Show biz kids” (por algún tema de leve falta de sincronía o quizás, por un gramo de distinta intensidad en algún determinado golpeo de los tambores por parte de Hodder). Entonces la ultra-exigente dupla neoyorquina probó, como alternativa, algunos baqueteros de estudio pero que ni siquiera quedaron acreditados en el single concreto porque los “jefazos” Donald y Walter tampoco consiguieron, a través de esos otros intérpretes, la radical e innegociable meticulosidad interpretativa que pretendían.
Como, en 1973 aún no se habían inventado las cajas de ritmos para reproducir y repetir sencillos patrones armónicos, resultó que tras insistentes peticiones de Becker y Fagen, el multipremiado ingeniero Roger Nichols tuvo que construir un complicado y aparatoso sistema para tratar de obtener la deseada precisión de la cadencia de los instrumentos básicos.
Vayamos viendo de qué se trataba.
Primeramente, el mismo Nichols tras varios días de cavilaciones, comenzó empleando una segunda mesa de 24 pistas donde empalmó un fragmento de cinta, la cual incluía 4 compases musicales y que Roger había localizado y extraído previamente de la grabación original de Steely Dan. La intención del técnico era hacer sonar en bucle dicho trozo de cinta y obtener, de ese modo, la exactitud deseada del pilar rítmico.
Ya antes, artistas como, por ejemplo, The Beatles, en 1966 o The Soft Machine, en 1969, habían aplicado esta técnica circular (inventada ya desde los años 40), con pequeños pedazos de cinta, para alguna de sus canciones más estrafalarias y experimentales pero es que Steely Dan iba a darle una vuelta de tuerca más a este maquinal truco de estudio, en lo que respecta a la música popular.
Como decíamos, en dicha porción de cinta iban contenidos, fundamentalmente, las notas básicas del piano de Donald Fagen, un acorde del bajo de Walter Becker y, supuestamente, la pequeña parte de batería que Jim Hodder había interpretado de modo correcto; además de también los coros con la expresión “(Go to) Lost Wages, Lost Wages, (you go to) Lost Wages” de las citadas Sherlie Matthews, Myrna Matthews y Patricia Hall.
Sin embargo, debido a un tema de la velocidad de cinta (30 pulgadas por segundo) con la que trabajaba Steely Dan en los estudios, los nueve instantes que duraba el mentado fragmento musical equivalían, nada menos que a unos 10 metros de cinta, aprox.; así que, ¿como hacer, en aquella época de los primeros años 70, para manejar y montar, técnicamente, un segmento de semejante longitud de cara a un bucle? Fue dificultoso poner aquel invento en práctica y es que, con la primera bobina ejerciendo como punto de partida de una punta de la cinta en la mesa de mezclas, Roger Nichols ordenó entonces hacer salir el segundo de los extremos de la propia tira por la puerta de un primer estudio de grabación, haciéndola recorrer todo un pasillo en línea recta hasta llegar a una segunda sala de registro; dentro de las instalaciones de ABC Records. Unos primeros 5 metros de distancia, aproximadamente.
Una vez allí, la cinta alcanzaba su punto de giro a través de una segunda bobina que estaba colocada sobre un trípode de una cámara fotográfica y un ayudante de Nichols quedó como encargado de sujetar ese pequeño tinglado para mantener la tensión del propio ribete. Después, el mismo viajaba de vuelta por todo el pasillo hasta conectarse las dos extremidades en la citada primera rueca de la mesa de mezclas; habiendo recorriendo así los restantes 5 metros más de distancia, aprox. Alguna otra versión extra-oficial apunta a que para el apoyo de dicha cinta se utilizaron no dos sino varios carretes más como guía y colocados éstos, estratégicamente, en taburetes y sillas. ¡Una jugada inédita en el rock, hasta ese 1973! y con la que Roger Nichols asombró, por ejemplo, a otro director de la discográfica ABC, como fue Steve Barri.
Después de eso, la citada fracción musical de 4 compases fue repetida y hecha girar, ¡durante varias horas!, por medio de aquel exagerado artilugio y la redundante maniobra no se paró hasta que, por fin, los mega-metódicos Fagen y Becker quedaron complacidos de lo impecable que sonaba aquella cadencia; aunque, seguramente, el resto del personal de ABC Records acabó con un importante dolor de cabeza al escuchar, tanto tiempo y sin pausa, lo del coro de “(Go to) Lost Wages, Lost Wages” y demás “aros” instrumentales. Finalmente, el primer chisme de mezclas fue conectado por el ingeniero Roger Nichols, luego, a una segunda mesa de 24 pistas, donde se copió la citada “rueda” melodiosa, varias veces, a lo largo de los 4 minutos y pico que dura el single. Más tarde, sustentada la canción en esa misma base sonora, ya se fueron añadiendo, normalmente, en esta otra máquina principal las otras partes restantes de la interpretación. Hablaremos, seguidamente, de dichas sobregrabaciones adicionales.
En los inicios oficiales del grupo, durante en los años 1972 y 1973, Fagen y Becker ya comenzaron a mostrar los primeros indicios de querer contar con músicos de estudio o colaboradores externos (algo que comenzaría a aumentar ostensiblemente, en 1974 y se confirmó de modo absoluto, a partir de 1975; dentro de Steely Dan), ya que, por ejemplo, la guitarra principal de “Show biz kids” se le encargó al antes mencionado Rick Derringer (cortesía de Columbia Records) y de tal modo, los dos guitarristas originales, Jeff Baxter y Denny Dias, no intervinieron para esta tonada específica.
La extensa, distorsionada y, sobre todo, desmelenada interpretación solista del propio Rick Derringer, ejecutando éste a las seis cuerdas “slide” algo aproximado al rock-blues, se grabó separadamente por parte de Gary Katz y Roger Nichols en los estudios Caribou Ranch, de Nederland Town, en las Montañas Rocosas de Colorado; al contrario que el resto del corte (y por extensión de todo el LP Countdown to Ecstasy) que resultó registrado y mezclado en los Village Recorder, propiedad de ABC Records, en Los Angeles.
Por tanto, se superpusieron como capas siguientes, en el citado estudio angelino Village, la singular voz solista de Donald Fagen, las oportunas palmas, los sugerentes coros del estribillo de Walter Becker, del propio Donald Fagen y de Jim Hodder con la ayuda de Royce Jones y de James Rolleston; además de la marimba y la percusión del colaborador Victor Feldman; el cual ya había intervenido en el LP Can’t Buy a Thrill, de 1972.
Pero es que se agregaron más elementos. Al igual que acontece en la parte postrera de “I am the walrus” (1967) de The Beatles, suenan unas extrañas y casi ininteligibles voces en el minuto final de “Show biz kids”, algo que se aprecia incluso algo más en la versión de estudio que en la del single; levemente más recortado de tiempo el mismo. Las dos personas que pronuncian las confusas frases son el, por entonces, representante para conciertos de Steely Dan, de nombre Warren Wallace y un asistente para los propios directos, llamado John Famular; apareciendo ambos, en los créditos del LP, con la funciones de “Grunt” (“gruñidos”) y “Pilot” (“piloto”). Antes de continuar con esta pormenorización, diremos que se cuela en ese aparentemente “caótico” batiburrillo final de “Show biz kids” una disonante armónica, de corte blues, tocada por Walter Becker.
Con los años y supongo que con esfuerzo y muchas escuchas, los seguidores de oído más fino han alcanzado a descifrar que en medio de esa especie de interferencias de radio de aeropuerto o de avión, el mismo Famular suelta la expresión “This is your captain speaking” (es decir, “Aquí vuestro capitán al habla”) y se ha llegado a adivinar también que justo unos segundos antes de eso, el propio Wallace pronuncia con ronco tono de broma: “Is this the band that’s looking for a lead singer?” (lo cual significa: “¿Es ésta la banda que está buscando un cantante principal?”).
¿A que se debe este interrogante que chapurrea informalmente, en medio de la distorsión postrera, el “road manager” Warren Wallace? Lo explicaremos. El vocalista David Palmer había sido contratado por Steely Dan hacia Septiembre de 1972, cuando el disco Can’t Buy a Thrill ya estaba muy avanzado en su grabación (aunque a David le dio tiempo a entonar dos canciones en dicho LP). La idea siguiente era que Palmer fuera sustituyendo, no solo en futuros discos sino también en los inminentes directos del grupo, al mismísimo Donald Fagen como cantante principal, porque este padecía de pavor escénico heredado de su madre Elinor; la cual también fue vocalista a principios de los años 60, por cierto.
Sin embargo, durante la primera gira del grupo entre finales de 1972 y la primavera de 1973, David Palmer comenzó a cometer diversos actos de indisciplinado astro del rock and roll, siempre según el comandante Fagen; al cual tampoco agradaba la forma de cantar del mismo Palmer, para colmo.
Así pues, tras intervenir en la grabación de tan solo algunos primeros coros del LP Countdown to ecstasy (ni siquiera llegó a ser el vocalista principal), David Palmer fue despedido del combo y se pensó, para reemplazarle, en candidatos como, por ejemplo, el gran Gerry Rafferty, el cual no tenía una situación de todo estable en Stealers Wheel. Por aquellas primeras épocas del proyecto y debido a que Donald Fagen tampoco se sentía buen cantante, éste último ya había barajado fichar también al “folk singer” Loudon Wainwright III (el padre de Martha y Rufus Wainwright) pero éste último se consideraba a sí mismo un “lobo solitario” y el asunto de contratarle, finalmente, no cuajó; ni tampoco, se acabó incorporando al propio Rafferty, reintegrado éste en los propios Wheel.
Así pues, no se daba con el sustituto idóneo pero, entonces, el productor Gary Katz sugirió que el único que encajaba con el sonido particular de Steely Dan era el propio Donald Fagen y éste debía ser el único vocalista de la banda. Así se confirmó para siempre, efectivamente, pero matizar que en aquel 1973 también se contrató, de refuerzo, al soulman Royce Jones que fue corista en la propia “Show biz kids”, como se apuntó antes y en otros temas del LP Countdown to Ecstasy; además de ser cantante principal el propio Jones en alguna canción, como “Dirty work”, en el siguiente tour de la banda, en 1974.
Existen escasas versiones de “Show biz kids”, pero destacaremos la de Elvis Costello, en directo en 2008 y la de la cantautora Rickie Lee Jones; la cual, en el año 2000, efectuó una sensacional, suave y sensual adaptación de la pieza; con Joe Jackson de refuerzo de lujo a los coros y al piano. Matizar que propia Rickie Lee, para sus LPs, ha sido producida por Walter Becker en alguna ocasión, durante los años 80, y como guinda, ella acompañó, en algunos conciertos, a los “steelys” en la gira de 2016 de éstos últimos.
Considero la canción que hoy nos ocupa uno de los más enormes y carismáticos temas de Steely Dan junto a “Do it again”, “Reelin’ in the years”, “Bodhisattva”, “Your gold teeth”, “Rikki don’t lose that number”, “Black friday”, “Kid charlemagne”, “Don’t take me alive”, “Black cow”, “Josie”, “Hey nineteen, “Glamour proffession” o “Two against nature”; entre otras muchas de las maravillas compuestas por Walter Becker y Donald Fagen. Además, precisamente esta misma tonada de la que hemos hablado, también titula la recopilación del año 2000, The Show Biz Kids: The Steely Dan Story, 1972-1980; la cual refleja los mejores instantes de la época clásica del grupo de Nueva York.
Así pues, nos hallamos ante una canción especial e imborrable, perteneciente uno de los grupos más increíbles, originales y sofisticados de absolutamente toda la Cronología Rockerística.
Impresionante y excelsa crónica de Txus Iglesias sobre tan impresionante tema, diseccionado con una perfección que bien podría haberse atribuído a Becker y a Fagen, hasta el extremo que parece que hubiera estado allí mismo, durante la grabación de la canción. Poco se puede añadir a la ya sublimemente expresado, y como siempre, aprendiendo nuevos detalles a primera vista y oída desapercibidos. En efecto, adentrarse en las conjeturas y significados de Steely Dan es hacerlo siempre en arenas movedizas, sobre todo en el tema de las interpretaciones geográficas. Barney Hoskins, en su reciente libro «Hotel California» describe cómo ésta canción y también «Babylon Sisters» ejemplificaban, tal como aseguraban Becker y Fagen, la mayor sorna y sarcasmo hacia el alocado estilo de vida de Los Angeles y parajes aledaños en los que pululaban los «chicos del espectáculo». Excelente presentación del 50 aniversario del álbum, Txus Iglesias, y muchas gracias a Muzikalia también por haber rememorado la efeméride. Un cordial saludo.
Muchas gracias a ti, Xavi, por tu estupendo y completo aporte, aquí en Muzikalia.
Saludos a los y las fans de la prestigiosísima banda de Nueva York.
Nota: **STEELY DAN ES UNO DE LOS MEJORES GRUPOS DE LA HISTORIA.
Este tremendo tema me parece de los más eclécticos del grupo, se podría pinchar en los garitos más diversos porque encaja dentro de múltiples parámetros. Es una gozada poner el vinilo, subir el volumen y embriagarte con esta exquisitez. No sé si Txus estuvo allí, pero se ha currado un artículo impagable.
Ya para completar, en la foto que encabeza este reportaje y que es muy similar a la de la contraportada del álbum, cabría averiguar a quien pertenece la mano que sale de debajo y se posa sobre la mesa de mezclas… probablemente sea la de Dios, jeje.
Muchas gracias por tu comentario Miguel.
Decirte a ti y a los seguidores del prestigioso grupo de Nueva York que la mano misteriosa que está manejando los controles es la del espectacular ingeniero Roger Nichols, el cual fue decisivo en ayudar a los discazos de esta banda.
Un saludo