Sr. Chinarro
Cada disco vendido me da para un espeto de sardinas, eso es todo por ahora. Higos, almendras, miel y vino dulce. Acaso buscar un bote salvavidas. Tocar bien, estar con el puñado de personas que aprecio, empezando por mi hijo y ya
Quince discos y la conciencia bien tranquila. A los que objetan el último tramo de su obra con gesto contrariado y oído distante les dedica el enésimo giro de genialidad artística oculto en las nuevas diez canciones que publica, por fin, bajo sello y corporación propia, y cada vez depende menos del favor de un público que, pese a todo, conserva la cordura suficiente para seguir una carrera en absoluto conformista y mucho menos continuista.
Este Chinarro, este Antonio Luque, es el mismo de siempre aunque parezca echar la vista atrás y recuperar la atmósfera y la inspiración de unas primeras grabaciones no tan lejanas como el tiempo intenta demostrar. El espíritu indomable y, sí, mas independiente que nunca de uno de nuestros mejores letristas, se refleja en todas y cada una de las canciones de Perspectiva caballera, un trabajo excepcional fruto de -como él mismo asegura- su proverbial anarquía.
¿Ser un veterano de la escena (sí, la frase hecha está ahí aposta) y haber grabado quince discos te acredita para (otra frase socorrida) aquello de hacer lo que te da la gana y como te da la gana?
He sido bastante anárquico, siempre. Ahora, no tanto por los años sino por las responsabilidades, intenta uno hacer menos disparates, pero en todo artista las ansias de libertad son el motor primero y fundamental. Los demás son funcionarios del entertainment y farsantes de medio pelo o pelo entero.
Ahora, en «Perspectiva caballera», y si se me permite la opinión, lo haces, o lo vuelves a hacer, mejor dicho, de forma excelente. Y no porque este Chinarro sea «el original», el que para mucha gente es el mejor, sino porque yo creo que en realidad no hay mucha diferencia entre todos tus discos, desde el primero, más allá del presupuesto y las condiciones de grabación, obviamente.
Tampoco yo creo que haya muchas diferencias entre los discos. Son como los años en que fueron grabados, en cada uno ocurrieron determinadas cosas, pero todos son por igual de nuestra vida. Y pasados, por suerte o desgracia. Los conciertos son como reuniones de antiguos compañeros, se hace memoria mientras se piensa en el futuro.
Esa libertad de la que hablaba te ha llevado a grabar en los últimos años en estudios dispares y en lugares como Valencia, Madrid o Granada, aparte de a la creación de un sello propio, VEEMMM. ¿Han pasado tantas cosas o tan importantes para que la decisión de tomar un camino empresarial propio haya sido tomada justo ahora?
Llevaba años pensándolo, desde el 2000 o así. La gestión de Acuarela animaba a escapar, la de El Ejército Rojo no fue mucho mejor, aparte de que la grabación fuera la primera con medios y tiempo. Mushroom no lo ha hecho mal, pero no quería morir artísticamente sin probar. Tengo la capacidad de gestión suficiente. No estoy componiendo a diario, aunque lo parezca. Con internet el trabajo de oficina y la distribución digital, que es la que importa ya, son fáciles. Lo demás es promoción, y, francamente, en España los que no se enteran de lo que ocurre no quieren enterarse. Es como los que volverán a votar al PP o al PSOE, no se enteran o son cómplices de que la estulticia ibérica sea casi una bandera.
Has dicho en alguna ocasión que tu anterior trabajo, «Enhorabuena a los cuatro», no fue muy bien recibido en general. ¿Te refieres al tibio recibimiento de la crítica, a la incomprensión de los seguidores o a una insatisfacción personal?
No tuvo malas críticas, al contrario. Simplemente creo que si quieres cagarte en el amor tienes que hacerlo a lo Tonino Carotone. Por lo menos que haya caca, culo, pedo y pis (dos grandes canciones, no digo que no).
El eterno debate. Desde «Menos samba», un disco que parecía ser más una reunión de descartes o de temas a los que querías darles otra vuelta, parece que se te ha mirado con lupa. Pero eso ya venía sucediendo antes, porque «El fuego amigo» desconcertó y sorprendió gratamente en la misma medida. ¿Fue J de Los Planetas, como productor de aquel álbum, el instigador de esa supuesta renovación del sonido de Sr. Chinarro?
Muchos no perdonan que me gane la vida con la música, me parece que eso es todo. Si estuviera pidiendo en la puerta de la iglesia tocando el «Compito» día y noche ya sería candidato a medalla hipster. Tengan en cuenta que si vivo de la música es también gracias a que no necesito consumir el 99% de los productos que el ciudadano medio anhela.
Hablemos del presente, que es lo que cuenta. Hay tres temas que yo pondría como ejemplo si alguien me preguntara qué es lo que hace exactamente Antonio Luque con su banda: «Mudas y escamas», «El viaje astral» y «Ácido fórmico». Sin hablar de las letras, que ahí también habría mucha tela que cortar…
A otros les gustan más otras en este disco. Lo importante es que se nota que no hay relleno, creo.
Por las canciones desfilan el gato de Schrödinger, Paul Klee, Roy Lichtenstein y hasta Red House Painters. ¿Puede ser contraproducente la abundancia de tantas y tan variadas referencias culturales?
Sin duda. Verás, en segundo de BUP querían echar al profe de química, don Tomás Girón, porque toda la clase afirmaba, indignada, que no sabía explicar. Yo era nuevo en clase, una mudanza inexplicable de mis padres. Levanté la mano y dije que ningún compañero manejaba bien conceptos que eran de 8º de EGB y eso era todo. Los deportistas amenazaron con pegarme y, ¡oh, milagro!, al día siguiente estaba rodeado de chicas en el pupitre. He de decir que no me las follé, me interesaba más la química.
Y eso mismo me pasa ahora.
«Nod» me parece sencillamente una preciosidad. Y es una especie de nana, o eso parece, pese a no encajar demasiado en el género una frase como «se va todo a la mierda».
Y sin embargo todo se va. O es la mierda la que viene, según se mire.
Ya no hay singles porque apenas hay formato físico, pero si «Mi sapo» fue el tema elegido para sonar en emisoras y medios en general sería por algo. ¿Te encomiendas al azar o no le das importancia a la idea que se pueda tener del contenido del disco por un tema en concreto?
Lo segundo. Hago elepés, no hago singles. ¡Me gustaría haber firmado el «You wanted a hit», de LCD Soundsystem!
A vueltas con el dichoso formato y sin entrar en preferencias ni en el manido discurso sobre las bondades del vinilo y demás, siempre has cuidado los diseños y portadas. Al respecto es justo dedicarle unas palabras al trabajo de Blanca Viñas, que tampoco es una recién llegada al particular mundo «chinarriano».
No, ya lleva dos portadas. Creo que nos parecemos ella y yo. Sobre los formatos, el CD hace de casete actualmente. Y el iPad, con el streaming de pago y el wifi, es el nuevo lujo, que está al alcance de más gente que la gran cadena hi-fi de los ochenta, al parecer, y por suerte.
Secretos y fórmulas mágicas supongo que no hay, pero sí es cierto que hay gente a la que le resulta sumamente fácil escribir canciones. Es tu caso, pero más que a construirla, ¿cómo se empieza a creer en que de un texto más o menos coherente puede salir una buena canción?
Mejor tener la melodía y el texto el mismo día. A veces una emoción, una intuición, un pensamiento, todo a la vez, se condensa en una forma manejable y estéticamente apreciable. Es la salvación, sin la cultura somos unos escarabajos. Peor aún, larvas blanditas de dos patas. Mejor parecerse a The Beatles.
También son tiempos apropiados para repartir estopa, y cada uno lo hace a su manera. ¿Te consideras un artista incómodo o al menos «difícil» dentro del actual establishment?
¿Qué establishment? Eso me pregunto a veces.
Ya han comenzado las presentaciones en directo. En el pasado Monkey Week tuvimos una cita frustrada y tampoco pudimos acudir al concierto en la bodega, pero cuentan las crónicas que te mostraste bastante combativo, tanto musical como verbalmente.
No me sienta bien el vino blanco. De todos modos parece que no estuve mal, así que, sinceramente, hice de chamán, estuve en trance. ¡Eso no se ve a diario!
Fue una gran pérdida la de Fernando Cañas, sobre todo para ti, ¿verdad? En el Puerto de Santa María era un personaje muy querido, aparte de un músico fenomenal.
Hacía años que no teníamos relación. Vivía en El Puerto, creo, y eso pillaba lejos como para no ensayar en la época en que grabamos juntos, más lejos aún de Málaga y ya sin compartir proyectos. Pero en el Nocturama de este año me entrevistó para algún medio digital y tenía de él ese recuerdo reciente. Ya en el Monkey se reverdecieron del todo los buenos recuerdos de cuando «La primera ópera» y los D4 Insight, y con ellos la pena por una muerte tan injusta, cuyas circunstancias espero que se aclaren.
Finalmente, ¿cuál es la actual perspectiva caballera, o del tipo que sea, del Antonio Luque músico enfrentado a su pasado y su futuro?
Cada disco vendido me da para un espeto de sardinas, eso es todo por ahora. Higos, almendras, miel y vino dulce. Acaso buscar un bote salvavidas. Tocar bien, estar con el puñado de personas que aprecio, empezando por mi hijo y ya. Colorín, colorado.
por que no recuperar el noseque y el porque de mis peinados y la opera envasada al vacio, tras merche* todo es baladi…