The Brian Jonestown Massacre – Teatro Barceló (Madrid) 08/09/16
Hay múltiples razones por las que el concierto ofrecido por The Brian Jonestown Massacre el pasado jueves en Madrid podría, y de hecho debería, calificarse como histórico. A la circunstancia obvia de que la formación californiana es poco dada a visitar nuestro país hay que añadir otros elementos que, unidos a tal exclusividad, terminaron por motivar la sensación de haber presenciado un evento de evidente trascendencia.
La argumentación debe comenzar en la figura de Anton Newcombe, alma mater de la banda, anti-héroe de libro y genio retorcido, que mantiene intacto su magnetismo histriónico y algo desequilibrado. Sin embargo y al mismo tiempo, el vocalista asegura haber dejado atrás el consumo de alcohol, lo que le proporciona lucidez sobre las tablas a la hora de liderar a un séquito de siete miembros. También puntúa al alza el hecho de que el grupo facturase un sonido acorde a su personalidad, esto es, ligeramente brumoso y sucio pero definido y detallado en peculiaridades. Un equilibro capaz de pasearse por los veinte años que van desde 13th Floor Elevators a Spacemen 3, en largos desarrollos de diez minutos que pasan de la psicodelia al space-rock añadiendo a la fórmula generosas dosis de distorsión, misticismo, noise, y exotismo. Lo suyo fue una catarsis continuada de neo-psicodelia para beber a horcajadas, ocasionalmente cocinada a fuego lento y con frecuencia volcada de frente y sin restricciones.
Igual de conquistador resultó el propio realismo de la banda, ejerciendo sin un setlist diseñado con premeditación, y que decidió parte del repertorio tras indisimuladas deliberaciones sobre el escenario. Una selección que resultó acertada tras la inclusión de canciones como “Pish”, “How?”, “Prozac Vs. Heroin”, “Here Comes The Waiting For The Sun”, “Vad Hände Med Dem” o “When Jokers Attacks”. Si aún hiciesen falta motivos adicionales de celebración, bastaría con localizar la figura ya clásica de Joel Gion, situado en pleno centro de los focos e impertérrito en el juego con sus panderetas hasta destilar el (extraño) carisma del mayor de los pasotas.
En total, ciento veinticinco minutos ininterrumpidos y ante un local abarrotado, que seguramente hubiesen sido más si los responsables de la sala no hubiesen dado la señal cuando el combo amenazaba con volver. The Brian Jonestown Massacre demostraron que, más allá de ser uno de los principales representantes de la psicodelia contemporánea desde hace casi treinta años, son ya un género en sí mismos. Una leyenda que viene agrandada por múltiples descensos a los infiernos, y una convencida independencia creativa con respecto a productores, discográficas e industria musical en general. Newcombe y compañía podrían ser la banda más cool y a la vez underground del planeta, y lo han logrado (precisamente) esquivando cualquier concesión a la tendencia para apostar a cambio por una convencida irreverencia.