Discos

The Excitements – Sometimes too much ain´t enough (Penniman)

Memphis, Tennessee. Stax. The Bar-Keys. Booker T. and the MGs. Soul Man, Sam & Dave, Otis Redding en el Festival de Monterrey. Si has leído hasta aquí y ahora mismo estás babeando cual perro de Pavlov híper estimulado, este es tu disco. Los barceloneses The Excitements empezaron en esto hace 3 años, y meses después ya estaban girando por Europa y grabando su álbum de debut. Su secreto: en primer lugar, no inventar algo que ya estaba inventado y además muy bien; en segundo lugar, recuperar no sólo el sonido sino el espíritu de aquella música, la entrega, la exuberancia. Por supuesto hace falta tener unos buenos mimbres para ello, y The Excitements los tienen: una cantante de origen mozambiqueño, Koko Jean Davis, que canta y se mueve como la Tina Turner de sus mejores años pero dominando además una gran variedad de registros, y una banda detrás que jamás dirías salida de Barcelona, sino procedente de aquellos combos que acompañaban a Booker T., a Rufus Thomas o a Otis Redding en la primera mitad de los 60.  O quizás de aquellas anónimas bandas que actuaban en los tugurios donde se gestó el R&B más sucio y atrevido.

En este álbum todavía hay versiones, como «Keep it to yourself» (Billy Preston) o «Tell me where I stand» de Johnny Mayles. También «I found a little girl», relectura del «I found myself a man» de Eddie Bo. Pero sobre todo hay canciones propias que mantienen el nivel muy alto: «Don´t you dare tell her», con un toque fronterizo cortesía de las trompetas de la sección de viento, «Ha ha ha», reivindicativa y atrevida pero accesible y bailable, o el instrumental «The hammer», que parece producida más por Steve Cropper que por el gran Mike Mariconda. Y me dejo para el final «Keep your hands off», que realmente es una explosión de soul sudoroso al más puro estilo Stax que, si alguien la va a pinchar en Nochevieja, espero que me avise. Añadamos un baladón soul como «I´ve bet and I´ve lost again», capaz de convertir el hielo en sangre, y tenemos un álbum completo como los de antes. Incluyendo las técnicas de grabación, con un sonido vintage (¿mono?) que hace que, además de parecer añejo, suene como tal.

No, esto no puede clasificarse de ejercicio de estilo. Esto es, simplemente, estilo. Y buen gusto. Y clase.

 

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