Tino Casal – Origen (Lemuria Music)
Dice Antonio Villa-Toro, pintor cordobés vinculado a la Movida, que la última vez que lo vio con vida lo llevaban en un helicóptero tras el trágico accidente del 22 de septiembre de 1991; “Murió en el cielo, como una estrella”. Tino Casal dejó tan alta impronta en la música y el arte pop que es bueno acudir a él de la forma que sea (reediciones, homenajes, documentales, libros, exposiciones de su vestuario y un largo etcétera), y ahora que se rumorea la posibilidad de que habrá un musical con sus canciones hace ver que siempre está de rabiosa actualidad. Por eso, cuando el otro día tuve conocimientos de este trabajo de 1977 del que nunca habló me dije: a por él.
Esta obra tiene su “origen” en una casete hallada en Brasil, pero grabada en Turín. ¿Lo cualo? Me explico. A finales de los 70 una compañía italiana que facturaba al por mayor casetes (las de las gasolineras y los bares, ya saben) cogió a varios artistas para grabar canciones que lo estuviesen petando en Italia para versionarlas al español. Tino era vocalista barato y con talento y por ello lo contrataron para tales menesteres. Así que, estando en tierras italianas, aprovechó y grabó un disco entero al que tampoco le dio mucha importancia y lo guardaron en un cajón. Al tiempo el sello quebró y los responsables salieron por patas hacia Sáo Paulo y, de esta forma, evitar acreedores. Al cabo de los años Warner Brasil compró su catálogo y, ¡Voalá!, aquí la explicación.
Lo que se presenta viene en formato vinilo, cd y un libreto con palabras de Villa-Toro y del artífice de esto; Pablo Lacárcel. He de decir que, cuando me carteé con Pablo para ampliar infor de esta obra, sus palabras hacia la edición eran las de un chiquillo con zapatos nuevos. Cuando luego recibí la obra entendí la ilusión con la que el productor me habló de ella. Nueve temas que este artista mayúsculo y pluscuamperfecto grabó y nunca más se supo. Pablo Lacárcel, un jovenzuelo cercano a la treintena, resulta que lleva años investigando el pop español más difícil de encontrar y con ese regustico creó Lemuria Récords. La cosa es que se ha hecho un nombre en esto del “Tinocasalismo” y recibió un email desde Brasil para informarle de unas cintas magnetoscópicas de 18 centímetros que habían encontrado allí sobre ese artista.
¿Y qué tal el contenido de “Origen”? Pues aquí hay que mojarse. Lo primero que hay que reseñar es que es hija de su tiempo, así, sin más. Es decir, que funciona como un recorrido sonoro por los sonidos que petaban las radiofórmulas allende finales de los 70. Me explico; “Piel de porcelana”, “París” y “Bye, my friend” se formula como una especie de guiño a los falsetes in extremis made in Bee Gees; es más, yo diría que al “Bye, my friend” le metes el “Ah, ha, ha, ha, stayin’ alive, stayin’ alive” de fondo y no desentona para nada. Luego, en los tracks “Invierno oscuro” y “Las flechas” torna en una suerte de émulo “camilosextense” que hasta cuesta distinguirlo. En la titulada “Asturias” es Raphael años 60, incluso sobrevuelan ciertos retruécanos vocales del de Linares en algunos pasajes. Se sale un poco con “ValenTINO”, con su rollete Music-hall tanto en letra como en música. Finaliza el álbum con “Volaré, Volará” que es una especie de tributo a Mocedades aka Jarcha feat Juan Pardo.
Diréis ustedes que si Casal nunca reconoció esta obra, lo mismo es que no estaba orgullosa de ella. Pero hay que tener en cuenta una anécdota que describe un poco como era él; cuando fue a grabar “Lágrimas de cocodrilo” se topó con un técnico de sonido que, admirador de la obra del ovetense, comenzó a decirle: “Que sepa que me encantó la de Pánico en el Edén y que…” y Tino Casal, levantando la mano, cortó el halago en seco para exclamar; “Eso ya es pasado”. Con esto quiero decir que nunca fue alguien de mirar atrás, ni tan siquiera para escuchar sus grandes éxitos. Para él algo grabado y editado era ya etapa pasada.
CONCLUSIÓN: Disco interesante que, como dije previamente, debe escucharse como obra de su tiempo. Recoge en el mismo la deriva musical que luego encaminará Celestino. Una obra interesante para todos sus fans y que puedes ofrecer de regalos de Reyes a la mamá, a la parienta o al sobrino hípster y con todos quedarás dabuten. Sí, hay visos de genialidad aunque los temas sean tan vintages que, por eso mismo, se hacen modernos. Ya lo dijo Cicerón; “Hay que conocer el pasado para entender el presente y cambiar el futuro».
Su » hielo rojo» fue su cumbre y su final.