Tom Waits – Bad as Me (Anti [PIAS Spain])
Tras siete años sin escribir un disco debe ser difícil dar cohesión al siguiente trabajo. Parece como si las canciones que Tom Waits ha estado rumiando durante casi una década hayan pasado una criba para luego ver algunas metidas a empujonazos en este disco. El caos en el transcurrir de las pistas lleva al disco a sonar como la fiesta de despedida de una banda que se reúnen para tocar por última vez sus viejas canciones y sus canciones aún más viejas. Pero al final los reflujos del disco apenas incomodan y además obligan a mantenerse alerta, que buena falta hace.
Quien haya seguido la carrera de Waits no mostrará mayor sorpresa que la habitual ante otro soberbio disco del californiano, para los afortunados que aún no hayan empezado en serio con él, quizás se sorprendan ante la amplitud y ambición de este trabajo. La primera canción, “Chicago”, suena a tren en marcha lleno de negros americanos huyendo de la miseria para empezar una nueva vida en la gran ciudad, sin más posesiones que alguna raída guitarra con la que impregnarán de blues a todos los Estados Unidos. Inmediatamente el ritmo ragtime se transforma casi en industrial en la siguiente canción, la vena experimental sigue latiendo en la frente de Waits. En “Talking at the Same Time” hace una seria regresión a sus primeros discos más jazzísticos. “Get Lost” es la canción de manicomio revoltado con la que ningún disco suyo está completo.
Más allá “Pay Me” es su típica y conmovedora canción de perro apaleado cantando cuando cierran el bar, pero la canción con la que se llevará la camarera a la cama es la preciosa “Back in the Crowd”. En la canción homónima con el disco encontramos a Waits encarnado a Reinfeild mientras devora insectos en su celda. Vale la pena prestar especial atención a la guitarra que en un arranque lunático se mete a interpretar a Santana. “Kiss Me” es probablemente la canción más floja, aunque con Waits al piano no puede dejar de sonar como la música de fondo de un restaurante de lujo. En “Satisfaction” el Waits borracho genial hace su aparición en una celebración rollingstoniana justo cuando ya se le estaba echando de menos. Vuelve a cambiar el rumbo en “Last Leaf”, deliciosa melodía que acompaña a un Tom Waits melancólico pero combativo. Giramos de nuevo y llegamos “Hell Broke Luce” donde canta como un neandertal y firma un tema soberbio. Y para acabar el viaje la única canción que dota de sentido su posición en el disco, una sentida despedida bajo el influjo de “Auld Lang Syne”. Al final prácticamente tenemos un best of de Waits pero con todas las canciones nuevas y la mayoría al nivel de sus trabajos más celebrados.
Acompañado de un elenco a la altura de su más que merecido prestigio (Marc Ribot, Keith Richards, Flea, Charlie Musselwhite –por dios, ¿cuándo se reivindicará como se merece a este hombre?-, y su mujer e hijo entre otros ilustres), Tom Waits vuelve a firmar un disco indiscutible, agradecido y misterioso.