31 Knots – The Curse of the Longest Day (Own Records)
Difícilmente el rock puede ser tan melódico y oscuro a una misma vez como en este ep de cuatro canciones The Curse Of The Longest Day (Own Records, 2004), del trío de Portland 31 Knots. Contundencia, expresividad, expresionismo incluso, ritmos muy marcados, compás de tres tiempos en una ocasión, melodías que enganchan y palabras que defienden, a toda costa y a todo riesgo, el amor, el odio, la desesperación, el destino. Pesadillas que suscitan interferencias eléctricas entre canción y canción y a mitad del ep un instrumental cortito que no viene recogido en el índice de las cubiertas, un interludio misterioso, que se engulle en las profundidas del pensamiento, luces que se encienden y se atenuan, desconexiones, reconexiones, y una maraña digital fuera de órbita de 1 minuto y 23 segundos de duración en el punto neurálgico del disco.
Un ideal de libertad y una rebeldía dolorida estallan en grandes contrastes de todo tipo, los más pronunciados dinámicos, así como en un cierto alargamiento de los cortes llevados por la excitación nerviosa y la emoción del instante, en busca de salidas luminosas que se acaban frustrando. Rotundidad, fragilidad, intensidad, melancolía, se alzan, por un lado, en la tan encrespada como suave voz de Joe Haege y, por el otro, en guitarras y pianos melódicos (también a cargo de Joe) que compaginan con guitarras, bajos (Jay Winebrenner) y baterías (Jay Pellicci) incisivas; un acompañamiento que de forma amarga y conmovida musica la impotencia contenida en las letras a cada paso. Juntos descargan y alternan vigorosidad rítmica y chorros de decibelios con pequeñas calmas llenas de genio apacible.
Ya guardaban en su equipaje discográfico tres publicaciones en el sello 54º40’ or Fight!: un ep, The Rehearsal Dinner (2002), y dos lps, A Word Is Also A Picture Of A Word (2002) y It Was High Time To Escape (2003), antes de firmar con el luxemburgués Own Records para su referencia 29, sello que publica también la música de Gregor Samsa y SugRcane entre otros. Grabada con la ayuda de Greg Saunier (del grupo de noise-rock Deerhoof), una música claroscura del rock al post-punk.
Tengo entendido que 31 nudos (31 knots) equivale a una velocidad de 15,9477778 m/s.