Jeremy Jay – Slow Dance (Green Ufos/K Records)
Definitivamente Jeremy Jay tiene algo especial. No es sólo que a pesar de su juventud se encuentre a medio paso de convertirse en el nuevo niño mimado del pop. Ni tampoco por ese aspecto de sarcástico dandy clásico que gasta. Es algo más. Un añadido extraordinario y misterioso que barniza su música con el embriagador aroma retro de los grandes outsiders.
Tras el valioso EP Airwalker (K, 2007), el californiano debutó el pasado año con su primer largo, A Place Where We Could Go (Popfrenzy, 08), cosechando apasionadas opiniones entre crítica y público. Mientras que en aquel se mostraba más sobrio y acústico, en la presente continuación el músico opta por introducir compulsivamente sintetizadores y demás juguetes propios de otras décadas, desafiando el riesgo que supone pasear por esa fina línea que separa la horterada de lo embaucador. Sin embargo, nuestro protagonista no sólo sale intacto del salto mortal sino que, a lo largo de la media hora que dura Slow Dance (K Records/Green Ufos, 2009), se pasea orgulloso y elegante por ese sonido añejo que tan bien maneja.
Texturas ochenteras y una voz seductora a lo Robert Forster de The Go-Betweens, proporcionan el glamour necesario a temas como “We Were There”, la juguetona “Gallop”, “Breaking the Ice” o una evocadora “Canter Canter”. Por su parte “In This Lonenly Town”, con un obstinado bajo marcando el camino, está destinada a ser una de las canciones del año. Respetando su personalidad, encontramos también referencias a The Smiths (“Winter Wonder”), The Cure (“Slow Dance”), o David Bowie en “Will you Dance With Me?” y la fantástica “Where We Could Go Tonight” cerrando el compacto. En realidad, cada uno de los cortes enreda al oyente en un ambiente de cinematografía fina, obligándole a dar una y otra vuelta a las canciones.
Demostrando confianza y madurez, el espigado cantante se encarga también de la producción de un trabajo que, grabado entre el invierno y la primavera del pasado 2008, circula desde hace meses por la red, pero es ahora cuando al fin ve la luz en el mercado español, revalorizado con las cuatro composiciones extras que en su momento incluía el EP Love Everlasting (K, 2009), incluyendo joyas como “Lite Beam” o la propia “Love Everlasting”.
Una prueba más de que estamos ante uno de esos artistas con aureola propia, al que conviene seguir muy de cerca esperando que afronte el gran paso hacia su obra definitiva.