Travis Birds (Cine Fuenseca) Córdoba 29/04/23
Una de los principales atractivos de los eventos que organiza habitualmente la división cultural de cervezas Alhambra lo marca el ciclo de conciertos acústicos, que de nuevo tiene sede provisional en Córdoba, sin duda una de sus plazas fuertes tras el probado éxito de público de las ediciones anteriores. De la mano de la música vienen diversas catas a modo de presentación de las nuevas variedades de su magnífico zumo de cebada, por decirlo de un modo distinto a un más manido “una de las mejores marcas del sector”, puntera en Andalucía por derecho propio. Unas tardes en el recinto del cine de verano Fuenseca primorosamente organizadas, con los asistentes e invitados sentados y siempre con una barra cerca por si se hace urgente la ingesta del líquido elemento. Aparte de ser testigos de su profesionalidad, pudimos disfrutar de una de las presentaciones en directo menos obvias del ciclo, aunque perfectamente adecuada para el formato elegido.
La voz de la madrileña Travis Birds, treintañera preocupada por el paso del tiempo según sus propias palabras, se dibuja tenue en una intemperie sonora amenazada por tímidas gotas de lluvia que no llegaron a sembrar la alarma momentánea que ya desatan con su pertinaz ausencia. Tan personalísimo es su perfil, en esta ocasión adornado básicamente por una mínima percusión y un bajo acoplado a la perfección a su guitarra acústica, que su característica principal es dotar de una carga lírica –a veces algo empalagosa, todo sea dicho- importante a unas historias en las que el costumbrismo sentimental suele ser la base y el motivo artístico. Apenas con un par de discos grabados, varias colaboraciones y una canción, “Coyotes”, que la hizo un poco más célebre gracias a su inclusión como banda sonora de la serie El Embarcadero, sabe dosificar los arrebatos de intensidad de “Lagarto rojo” o “Madre conciencia”, piezas con las que suele arrancarse, con el pop acústico de cierto nivel de “La chica del tren”, quizás más acertado en su versión básica, y las piedras de toque esenciales en su trayectoria hasta el momento, dígase “Creature of the night” o una “Thelma & Louise” radiante con la que culmina el tramo más interesante del set, coronado además con nombre propio: “Eduardo”, creando complicidad al interpelar al homónimo correspondiente entre la audiencia, y alternado con dos pequeñas maravillas a escuchar en ambientes aún más íntimos y, a poder ser, introspectivos: “Claroscuro” y “Peligro”, una canción juguetona de trote cercano a los sones latinos, lo mismo que “Urgente”, la asociación más afortunada hasta la fecha, grabada al alimón con Depedro, una de sus indudables y más inspiradas referencias. Es obvio que el tema coescrito con Benjamín Prado en el disco de homenaje a su reverenciado Sabina, retitulado “19 días y 500 noches después”, no es solo perfecto para entonar la despedida, sino que le sienta como un guante a sus maneras vocales. Lo sabe, y lo luce como es debido.
Es justo esperar de este tipo de eventos, camuflados entre el maremoto de momentos lúdico-festivos que prácticamente asolan el calendario cultural cordobés durante prácticamente un mes, resulten como mínimo acogedores y didácticos. A Travis Birds no la conocíamos, ni la conocemos aún, en su máximo esplendor escénico, pero a fe que no pasará mucho tiempo sin que profundicemos en sus buenas artes. Por juventud y humildad, lo merece; pero también por actitud.