Guns N’ Roses + The Pretenders (Estadio Metropolitano) Madrid 09/06/23
Un 15 de agosto de 1965, un grupo británico realizaba la primera actuación de la historia del rock en un estadio. Fue en el Shea Stadium de New York y esos chavales británicos eran The Beatles. Cerca de 60.000 personas fueron testigos en directo de aquel concierto multitudinario. Ellos no lo sabían, pero acaban de inventar el “arena rock”, o rock de estadio. Aunque la popularización de este término llegó en los 70´s con los conciertos en estos recintos de artistas como: Led Zeppelin, Genesis, Queen, Kiss y un largo etc. Medio siglo después el denominado “arena rock” no solo se niega a morir, parece estar más en auge que nunca. Eso sí, los precios han cambiado y el modo de disfrutarlo también. Lejos de ser algo transgresor, revolucionario, epatante o simplemente impactante, ahora es un espectáculo para toda la familia, para toda familia que se lo pueda permitir, claro.
En la gira mundial de Guns N’ Roses, que Live Nation ha traído a España en dos únicas fechas, en el concierto que nos ocupa y en Vigo en el estadio Balaídos, se han hecho acompañar por la histórica banda anglo/estadounidense capitaneada por Chrissie Hynde, The Pretenders. Míticos y necesarios en la historia del rock, tal y como se ha encargado de recordárnoslo el bueno de Danny Boyle en el estupendo serial sobre los Sex Pistols, en el que Chrissie Hynde ocupa buena parte de protagonismo.
A todo esto, no sé si la mayoría de los asistentes a este tipo de eventos multitudinarios hacen caso al telonero, no os contestéis, lo hago yo: no. Así, The Pretenders salieron al escenario del Metropolitano y cumplieron de forma certera y con oficio el hecho de tocar delante de gente que no había ido a verlos a ellos. Abrieron con “Losing Sense”, para continuar con “A Love”, un tema nuevo muy en la línea de sus primeras grabaciones.
Temazos como “Talk of the Town”, o “The Adultress” fueron pasando sin mucha gloria, debido también a un sonido más que irregular hasta el ecuador de su actuación. Remontando con un sonido ya mucho mejor, más público pendiente de ellos – sobre todo en primeras filas – y tirando de clásicos, como: “Don’t Get Me Wrong”, “Back On The Chaing Gang”, o “Middle Of The Road”, su actuación cobró todo el sentido que se merecía.
Una Chrissie Hynde con 71 años en un estado de forma envidiable, dio una lección de rock & roll para todo aquel que quisiera aprenderla. Una pena que una banda tan mítica, a estas alturas de su vida, tenga que hacer de teloneros. Supongo que en los números y los dólares está la clave.
Guns N’ Roses no necesitan presentación y a estas alturas no seré yo el que aporte algo nuevo de la banda. La formación para esta gira cuenta con el triunvirato que tantos éxitos y alegrías dio a la banda y a sus fans, el vocalista Axl Rose, Slash a la guitarra y Duff McKagan al bajo. Además, completan estos Guns N’ Roses, el guitarrista Richard Fortus, el batería Frank Ferrer y a los teclados Dizzy Reed y Melissa Reese.
La intro que está acompañando a la banda en esta gira comenzó a sonar a la hora establecida, mientras ya se averiguaban las figuras de la banda apostándose en el escenario. Comenzaron con “It´s So Easy”, recordándonos por qué su primer LP Appetite for Destruction (Geffen Records 1987) es indispensable. Empalmando canción tras canción, sin dar un respiro y aparentemente en plena forma, se fueron sucediendo: “Bad Obsesion”, la regulera “Chinese Democracy”, o la gran “M.r Brownstone”.
La innecesaria “Slither” – versión de Velvet Revolver – dio paso a otro bloque de temas sin ninguna pega y grandes momentos, como su clásico imperecedero “Welcome to the Jungle”, precedida por un sentido homenaje a Link Wray, o las siempre agradecidas “Pretty Tied Up y “Reckless Live” con la que Axl Rose sorprendió con el estado de su voz. Si bien en cierto que en algunos temas ha tenido que cambiar la modulación de esta, para llegar al siempre exigente cancionero de Guns N ´Roses, en esta conserva esa tonalidad por la que se hizo famoso.
Un tema que, al que esto suscribe, nunca le ha hecho mucha gracia; “Double Talkin´Jive”, sirvió para que esa bestia parda llamada Slash, que no para de dar vueltas sobre sí mismo mientras toca la guitarra, se luciera para regocijo de los fans, que asistieron extasiados a tal masturbación guitarrística, por lo tanto: mi opinión no cuenta, el rock y la democracia son la mayoría.
Guns N’ Roses siempre han sido agradecidos con sus padres musicales, o con los artistas a los que musicalmente deben algo, bien por la inspiración, o simplemente por ser fans. Buena prueba de ello fue su álbum de 1993 The Spaghetti incident?, en el que rendían pleitesía a muchos de sus ídolos. No es de extrañar pues la cantidad de homenajes que hubo en la noche, unos más evidentes que otros. A saber: “Live and Let Die” de Wings (el experimento de Paul Mc Cartney), “Wichita Lineman” de Jimmy Webb, “Down on the Farm” de U.K Subs, una de las menos celebradas por el respetable (están locos estos jevis), o la bestial “T.V. Eye” de The Stooges, con el bajista Duff McKagan sustituyendo a Axl a la voz principal. Por no hablar de la camiseta de Sid Vicious que lucía el batería Frank Ferrer, o el parche de L.A.M.F que Duff McKagan portaba en su chaqueta.
Fue precisamente tras el homenaje a la Iguana de Detroit cuando rescataron “There Was a Time”, que llevaban sin tocar desde 2017, tal y como apunto el propio Axl Rose – dicho sea de paso – ya podrían haberla dejado en el tintero perfectamente. “Don´t Cry” y “Shadow of your Love” sirvieron lujoso puente para otro de los momentos clave de la noche, con “Civil War” en la que Axl aprovechó para presentar a la banda, terminando el tema con otro de los homenajes a los que asistimos, esta vez a Jimmy Hendrix con la guitarra de Slash arrojando parte de “Voodoo Child”.
Había llegado la hora para el solo de Slash, que suele preceder a “Sweet Child O´Mine”, momento clave aprovechable para ir a por una cerveza a precio de trébol de cuatro hojas de la cima del Himalaya. ¡Qué decir de este tema! La voz de Axl volvió a sorprender por su buena forma y certificó que el proyecto para recuperar a Guns N’ Roses, después de tantos años a la deriva, funciona y es algo en lo que los fans pueden volver a creer.
Quedaría tiempo para otras cuantas canciones, para otras tantas carreras de Axl por el escenario, para otros tantos trucos visuales propios del mencionado “rock de estadio” y para las lógicas e inevitables “Knockin´on Heaven´s Doors”, de un señor muy cascarrabias que nos ha visitado hace poco, “Yesterday” que hizo que el pico de consumo de baterías de los celulares fluctuase, por el gasto de las linternas de estos en las gradas y en la “arena”, o “Paradise City”, con la que acabaron.
¿Concierto con altibajos? Sí. ¿Sonido mejorable? (por ser amable) también. ¿Pero quién demonios es capaz de mantener el tipo hoy día sobre un escenario, durante tres horas y media? Guns N’ Roses han vuelto decididos a recuperar lo suyo y dispuestos a que su legado no sufra como lo hizo en las décadas de los 2000 y 2010. Hay gente que dice que el rock no ha muerto mientras sigan los de Axl, yo digo que el rock murió desde que admitimos las zonas VIPS en los conciertos, pero eso es otra historia. El caso es que los angelinos volvieron a encandilar a 45.000 almas el pasado viernes y eso no se hace todos los días.
Fotos Xavi Torrent (Live Nation)
Genial crítica.