Aaron Thomas
Las letras del disco están muy trabajadas, quería contar historias y llenarlas de mi particular sentido del humor. Espero que haya salido bien y se note la evolución
Nos encontramos con Aaron Thomas en la sala pequeña del Apolo un par de horas antes del que será su segundo concierto en menos de un año en Barcelona, en esta ocasión para presentar su nuevo trabajo, Made of wood. Y no podemos menos que sorprendernos por encontrar a Valgeir Sigurðsson en los créditos de este disco, a los mandos de la producción: ha sido una suerte trabajar con él, nos dice Thomas en ese simpático castellano suyo, bien cargado de acento.
Y es que después de haber respondido varias docenas de veces a la misma pregunta en otras tantas entrevistas, Thomas aún se muestra ilusionado y emocionado de volver a explicar la enorme casualidad, y suerte, que le llevó a trabajar con Sigurðsson, el hombre detrás de la Bedroom Community y del estudio Greenhouse: “hace un tiempo fui telonero, aquí en Barcelona, de Ane Brun, una cantautora noruega. Y flipé con esta tía, ¡tiene mucho nivel! Me fui a casa y estuve investigando por internet sobre quién produjo su último trabajo, que se llama Changing of the seasons y resulta que está producido por Valgeir. En ese tiempo yo estaba buscando productor para mi segundo trabajo. Descubrí que Valgeir había producido también la banda sonora de Bailando en la oscuridad, de Björk, que me encanta y también había producido otros trabajos de Björk, Bonnie Prince Billy y Camille que son algunos de mis héroes. Yo en plan broma le mandé un mensaje por internet «estoy buscando productor, ¿quieres trabajar conmigo?». No esperaba nada, pero después de una semana y pico me respondió y me pidió que le mandara una maqueta de nuevos temas y el primer disco. Y empezamos a hablar” . Tras un proceso de intercambio de ideas, que duró sólo un par de meses, Sigurðsson finalmente aceptó. La grabación del disco se llevó a cabo en dos fases: «Primero él vino a Madrid para grabar la base: contrabajo, batería y guitarra acústica. Tiene más sentido que desplazar a toda la banda a Islandia, que además vale una pasta! Y luego yo me fui a Reikiavik por tres semanas a trabajar con él. Siempre había querido ir a su famoso estudio y trabajar con sus músicos».
Y esos músicos de los que nos habla Thomas son ni más ni menos que Helgi Hrafn Jonsson o el ubicuo Nico Muhly (que figura en los créditos de la mitad de las referencias indies del año). «¡Son artistas de lujo! Muhly, por ejemplo, tocó en 3 ó 4 temas. «Miss Barkley» fue una improvisación que grabamos en directo en el estudio y Nico estuvo al piano». Con una sonrisa de satisfacción nos confiesa «estoy muy agradecido. No puedo creérmelo todavía».
Todo este entorno y estas colaboraciones se notan: el nuevo trabajo del australiano ha perdido la inocencia casera del primer disco y ha adquirido cuerpo, los temas tienen una estructura pop más elaborada y los arreglos dan profundidad y carácter: «siempre he querido hacer algo más grande y también un poco más ambicioso. Siempre he querido evolucionar. El primer disco fue una cosa muy humilde, muy modesta, casi sin pasta y sin conocer a la banda. Salió bien, es un disco muy sincero y muy crudo, que me sigue gustando. Pero para este nuevo disco trabajé mucho más las canciones, en la letra y en la composición, y quería trabajar con alguien pudiera hacerle justicia a los temas. Además tengo bastante claras mis limitaciones como compositor, y quería a alguien que pudiera llevar la canción más lejos».
¿Y cómo de difícil es mantener el equilibrio entre tus composiciones iniciales y la tentación de dejarte llevar por las ideas de un productor de renombre? «Yo me fui allí con la mente muy abierta y muy humilde, sabiendo que él es alguien que yo respeto mucho y nunca quería decirle «no, ésto tiene que ser así», aunque yo tenía las ideas muy claras en mi cabeza, incluso más que en el primer disco donde sólo tenía melodías, arreglos, letras… Pero de repente, por ejemplo, algunas canciones que ahora aparecen en el disco, tienen metales, que no era mi idea, pero es como ha salido al final. Y a mi me encanta porque el disco tiene ese toque como de teatro, como de cine… y eso es una cosa de Valgeir, es una decisión que tomó él. Pero trabajar con él no fue nada difícil, solo tienes que mantenerte en esa línea de tener confianza en ti mismo como artista y luchar por tus ideas, pero también saber cuáles son tus limitaciones y cuándo dejar las cosas en manos de los demás. Y confiar en la gente con la que estás trabajando, que es muy importante. Así que fue una cuestión de humildad y también de confianza».
El resultado de ese trabajo es un disco musicalmente mucho más amplio, pero además con unas letras mucho más maduras «trabajé mucho más en la letra porque quería contar historias y decir cosas menos etéreas… más concretas. Eso es más difícil porque tienes que inventar historias, más como novelista que letrista. Y además tengo un sentido del humor un poco raro que quería que estuviera en mis canciones. Pero espero que haya salido bien, que se note la evolución».
Cuando le decimos que sí que se nota evolución, pero que los arreglos y las nuevas composiciones le dan un toque cercano a Rufus Wainwright, no parece muy sorprendido. “No, no es la primera vez que me lo dicen. Y la verdad es que no he escuchado nada de Rufus… bueno, canciones sueltas, pero ningún disco. Es curioso porque no es una de mis influencias. Sí lo es Anthony [& The Johnsons] pero no Rufus”. Entre risas, admite “creo que en realidad estoy intentando evitar escuchar sus discos” . Y también nos explica una anécdota en el estudio, con Muhly y Sigurðsson contando batallitas de Rufus y Anthony y Aaron Thomas mirando atónito la conversación y alucinando más todavía.
Cuando charlas un rato con él, te das cuenta de que Aaron Thomas es un tipo humilde, tanto en el trato personal como a la hora de llevar su carrera “mi idea es ir poco a poco. Ir sacando los discos en algunos otros países, ir haciendo conciertos, pero poco a poco. No tengo ninguna prisa y lo que quiero es hacer las cosas bien”. De momento ha empezado con un acierto: acompañándose de unos músicos que le sientan de maravilla a sus canciones y con los se compenetra perfectamente en directo, como demostró un par de horas más tarde sobre el escenario.