Arcade Fire – Neon Bible (Merge Records/Universal)
El principal problema de Neon Bible no es otro que Funeral (04). A Arcade Fire les salió un debut tan inspirado que les va a costar horrores superar ese altísimo listón autoimpuesto. Entre las distintas opciones para tratar de lograrlo, el combo canadiense ha optado por la vía del exceso. Grabado en el interior de tres iglesias de Montreal y Québec, con un órgano de tubos, arreglos a cargo de Owen Pallet (Final Fantasy), supervisión del legendario productor Bob Johnston, una orquesta sinfónica, un coro gospel y hasta una banda militar húngara. La fastuosa puesta de largo del segundo trabajo de Arcade Fire es un arma de doble filo. Ante tal despliegue logístico, tan pronto se puede llegar al clímax como caer en el empacho de épica.
Neon Bible (título de la primera novela del escritor maldito John Kennedy Toole) es un disco de grandes, grandísimas canciones al que, sin embargo, le falta algún elemento aglutinador que, como ocurría en Funeral, haga de él algo único, infalible y atemporal a la par que generacional.
Ya desde el espectacular inicio con “Black Mirror”, queda claro que Neon Bible es más oscuro que su predecesor. Temas explosivos como la incontestable y genial “No Cars Go” o “Keep the Car Running” contrastan con los momentos más contenidos de “Neon Bible” o “Ocean of Noise”, esa balada como de Roy Orbison con vientos a lo Calexico. Frente a la opulencia sónica de “Intervention”, se agradece el arrojo de ese rock llamado “(Antichrist Television Blues)” que suena a Springsteen y a Wilco. A ese mismo grupo de canciones pertenece “The Well and the Lighthouse” (cuando se cuenta con un 4×4 de pulso firme y una buena línea de bajo, no es necesario contratar a una filarmónica)
En cuanto a los textos, lo que antes era una celebración de la vida que partía de lo micro (experiencias personales) para llegar a lo macro (sentimientos universales), ahora es un sermón mesiánico orquestado por Win Butler. Un análisis desalentador sobre nuestros oscuros días que los más fieles seguirán a pies juntillas y los incrédulos verán con cierto distanciamiento cínico.
Para finalizar, les propongo un breve ejercicio mental: Despojen a “My Body is a Cage” de su oscura instrumentación e imaginen a los Funk Brothers interpretando el tema. Con todos ustedes…¡Un éxito de la Motown! Con esta boutade quiero decir que, por mucha autoconciencia arty que se tenga, esto es pop y del bueno. Tal vez no sea Funeral pero han estado muy cerca de conseguirlo.