Aterciopelados están de vuelta con Claroscura
Aterciopelados es una banda vigente y contradictoria. Tras muchos momentos cósmicos, en 2018 se alinean las estrellas para que su trayectoria tenga un big bang, un efecto bisagra, una reconexión, un paso a un plano superior, es el momento de que olvides nuestro pasado y nos escuches; que te dejes sorprender por algo nuevo, vital, calmado y enfurecido, constructivo y consciente y a la vez crisis irreverente.
Claroscura es contradicción pura, es un volcán en erupción y un remanso de paz; es alegría, esperanza y pesimismo gótico; es arcoíris, vuelo de colibrí y es lamento de mujer, aullido de loba.
Todo esto lleva cocinándose desde los 90s con historias de amor de novela de Corín Tellado, vértigos de rock-star, artivismos y otras peripecias, y la construcción de dos artistas completos, solos o acompañados: ‘ConEctor’ y ‘Ruiseñora’, Héctor y Andrea. Dos personajes diametralmente unidos por sus diferencias, “dúo dinámico alto voltaje – aunque es distinto nuestro equipaje – no pararemos de crear”.
Olviden los Grammy, las listas del New York Times, la ciudad de la furia… y sientan el impacto de ATERCIOPELADOS y sus nuevas canciones frescas y decantadas, añejas y fermentadas. Una mujer y un hombre, con sus historias, sus luchas, sus visiones, sus luces y sus sombras.
Claroscura contiene doce canciones inéditas, cinco de ellas producidas por el laureado músico argentino ‘Cachorro’ López en Audiovisión Bogotá y Mondo Mix Bs Aires, y las siete restantes con la producción de Héctor Buitrago (ConEctor) en Groove Estudios de Bogotá, el álbum fue masterizado por la ingeniera Emily Lazar en The Lodge Studio de L.A.
El álbum es un delicioso sancocho donde se mezclan los sonidos contemporáneos con la cumbia rebajada, aires andinos, electro rock cachaco y plancha futurista. Cuenta con la participación de voces de dos grandes: Anita Tijoux de Chile en Play y el Juglar Vallenato Jorge Celedón en Ay Ombe (Vamo’ a relajar el Pony).
El diseño es un delicado y elegante arte surrealista-mágico, chamánico, realizado por el Colectivo bogotano Comes Cake.