Beck – Sea Change (Geffen)
Uno de los mayores genios que dio la década de los 90 fue sin lugar a dudas Beck Hansen, responsable de un eclecticismo por antonomasia, (cada uno de sus trabajos es totalmente diferente al resto) con el que ha facturado algunos de los discos más importantes de los últimos años.
Dejando atrás sus coqueteos con el hip hop de Odelay (96) y más cercano por lo pausado, que no por el contenido, a Mutations (98), Sea Change, su primer trabajo en tres años, vuelve a hacer gala de su “camaleonismo” pasando de los sonidos negroides y alegres de Midnite Voltures (99) a canciones frágiles que beben tanto del Dylan más folkie, como de Nick Drake, Buckelyo los momentos intimistas propios de gente como Lambchop.
Un disco en el que el genio norteamericano ha vuelto a contar con Nigel Godrich (Radiohead) en las labores de producción, quien se ha dedicado a aportar sus habituales matices para simplemente adornar y resaltar la belleza austera de algunas de sus piezas.
Quien escuche canciones como “Round The Bend” o “Lonesome Tears” quedará sorprendido y a la vez prendado de la fragilidad que atesoran. Beck ha creado un trabajo personal y maduro surgido desde el desamor en el que canciones con mayúsculas como “Side Of The Road”, “Paper Tiger”, “Already Dead” o “Little One” no significarán el éxito comercial de sus celebradas “Loser”, “Tropicalia” o “Sexx Laws” pero quedarán más tiempo en la retina de los paladares exquisitos folk, country, toques de bossa nova… Piezas cargadas de desesperanza y tristeza en las que Beck, lejos de toda presión comercial, ha optado por un sobresaliente “disco de autor” que reafirma y ensalza la faceta del “músico” por encima de todo.
Sea Change se convierte por méritos propios en el trabajo más personal y completo del artista. Sólo él sería capaz de marcarse el año que viene un disco de rancheras y a nadie le extrañaría.
Volvería a hacerlo con la calidad y la maestría que le caracterizan.