Discos

Bill Pritchard – Midland Lullabies (Tapete Records)

Para un músico resulta de extrema dificultad transmitir una sencilla sensibilidad musical y que ésta sea jugosamente entretenida y no resulte monótona para el oyente. Este copioso alcance melódico y esta suscitación de interés es lo que consigue, de sobra, el británico Bill Pritchard con este tipo de pleanteamiento, en su décimo álbum Midland Lullabies.

La particular vocalización del intérprete suena a experto y veterano hombre de mundo que te cuenta las visicitudes del mismo, de modo cálido. El omnipresente y locuaz piano de Tim Bradshaw y la oportuna orquestación ayudan a sugerir también una nostalgia con un toque de esperanza. El resto de la banda, para esta ocasión, son el guitarrista Mike Rhead (guitarra), el baijista Remy LaPlage (bajo) y Luke Hodkins (batería).

Se emprende el viaje pop con el tenue corte “Iolanda”, acerca de la melodramática historia de una chica con adicción a las drogas, en París. Quizás, podría ser una referencia a Iolanda Cristina Gigliotti (conocida artísticamente como Dalida), una popular actriz, modelo y cantante, nacida en Egipto y que inició su andadura interpretativa en la propia capital gala, en 1956. Despachó ella, nada menos que, 140 millones de sus LPs pero después cayó en una depresión y terminó con su vida por medio de somníferos, en 1987. Casualidad o no fue este mismo año cuando el propio Bill Pritchard, comenzó a publicar discos en solitario.

Después, la adherente “The last temptation of Brussels” alude a la turbulenta relación y mortal desenlace entre los poetas franceses Arthur Rimbaud y Paul Verlaine, en la propia urbe belga. Posteriormente, la emotiva “Garibaldi” deja caer una serie de lugares de la misma París (como por ejemplo el Café Adel). Una gran capital ésta que, por lo visto, ha marcado a sangre y fuego al protagonista de este artículo, ya que además en el tema “Tricksey” (no muy lejos, sonoramente, del Paul McCartney de los primeros años 70) también se pueden seguir las señales acerca del filósofo parisino Simone Weill.

Esta insistencia sobre la apodada “Ciudad de la Luz” y sobre afamados personajes relacionados con ella, ha provocado que el sonido de Pritchard sea enormemente seguido en Francia, incluso más que en su país natal.

Por otro lado, la algo más animosa de ritmo, “Forever”, plantea un recorrido por otras ciudades europeas que son rememoradas, familiarmente, por la mente del autor y la atractivamente azucarada “Lullaby” habla de una vieja relación amorosa, también con referencias a la canción del soulman Smokey Robinson, “You really got a hold on”. Paralelamente, en la algodonada “Mothertown”, el cantante trata sobre varias zonas de la localidad inglesa donde nació, Lichfield, (cerca de Birmingham). Completan el repertorio la bonita “Thanks” , o sea, reposadas crónicas poéticas y existenciales desde (tal vez) un hotel, además de planear luego el vals popero de “Grow” (sobre una pareja que envejece junta); hasta llegar a los ecos beatlemanos y dylanianos mixturados de “Tuesday morning”, la cual supone un festejo sobre todos los momentos existanciales del antes, del ahora y del después. Despide el LP la desnudez pianística “Sunstrokes Outro”, habiéndose ejecutado un delicado y fugaz interludio con ese nombre de “insolación” a mitad del álbum.

Este nuevo álbum de “el J.D. Salinger del pop” (como le apodó la revista Rolling Stone) se desarrolla sin altibajos dentro de su relativo minimalismo y las “nanas de las tierras céntricas” del propio Bill Pritchard, acumulan grandes posibilidades de relajar y agradar a todo aquel que se aventure en su escucha.

Escucha Bill Pritchard – Midland Lullabies

2 comentarios en «Bill Pritchard – Midland Lullabies (Tapete Records)»

  • Sensibilidad a raudales, en efecto, desprende el trabajo de este autor para muchos desconocido, con una voz y un estilo muy peculiares. Gracias a Txus Iglesias y a Muzikalia por sacarlo del ostracismo para el común conocimiento de lectores y oyentes. Un cordial saludo.

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