Boy Azooga – 1, 2, Kung Fu (Heavenly Recordings)
En ciertas ocasiones parece que el destino está escrito. Hablamos de Davey Newington, cuyos padres dedicados a la música quisieron inculcar toda ambición artística en su hijo para que siguiera su legado. Así surge Boy Azooga, un proyecto nacido de todos esos años marcados por el aprendizaje y la curiosidad de perderse entre las recomendaciones musicales de sus allegados: que si ahora un disco de Can, unos Beach Boys, Caribou, un rato con The Stooges…
1, 2, Kung Fu (Heavnely Recordings, 2018) es el resultado de pasar por la batidora todas las influencias mencionadas anteriormente y bañar al producto en una pátina de atractiva psicodelia. La fórmula musical que esgrima Newington nace del equilibrio entre unas baterías arrolladoras y unas líneas de sintetizador a medio camino entre el panorama neo-psicodélico proveniente de nuestras antípodas (trazas de Tame Impala y Pond se pueden percibir en “Walking Thompson’s Park” o “Taxi To Your Head”), lo experimental de los más recientes Flaming Lips (fácil de pensar en aquellas excursiones melódicas de “Oczy Mlody” al escuchar “Losers in the Tomb”) y lo synthwave retrofuturista evocado en la portada de tintes neones con la que Newington presenta la placa. (“Waitin’”).
El álbum debut de Boy Azooga está conformado por una primera parte que te atrapa con melodías cargadas de dinamismo y energía encargadas de contrastar con una segunda mitad más reposada donde nos sometemos a desarrollos hipnóticos, los cuales no te devuelven a la realidad hasta la explosión rockera con la que cierra “Sitting On the First Rock From the Sun”. Los poderosos riff de guitarra finales invitan al headbanging y conectan en estilo e influencias con el segundo corte del álbum, “Looner Boogie”, creando un bello ejercicio de composición y recordando ambos a la faceta más rockera de King Gizzard and the Lizard Wizard.
Aunque, sin duda, ni estos riffs pegadizos ni lo dulce y suave del comienzo con “Breakfast Epiphany” (delicioso interludio de mellotron incluido) consiguen preparar al oyente para “Face Behind Her Cigarette”. Todas las dudas y reservas con las que se podría enfrentar un extraño a esta placa debut desaparecen al escuchar este adictivo corte donde los instrumentos toman turno para lucirse en suculentos solos melódicos convirtiéndose en directo en una gran sesión improvisada de reminiscencias funk de los 70 (basta ver ese ritmo de bajo pegadizo y el teclado tan característico que habita en cada compás del corte) adornada por un halo espacial el cual lleva al corte hasta la estratosfera.
Boy Azooga se presentan en sociedad con “1, 2, Kung Fu” moviéndose con comodidad entre melodías sintéticas de rock psicodélico con las cuales instigarán a propios y extraños a perderse entre desarrollos a ratos hipnóticos y a ratos altamente bailables. Altamente recomendable.