Clem Snide – Apolo (Barcelona)
”Congela este momento, retenlo en tu memoria mientras vuelves a casa feliz por el concierto. Desvístete tranquilamente, quítate los pantalones, los zapatos… introduce en tu equipo de sonido el último disco de Clem Snide y siente la música en el aire. Relájate y duerme bien. Buenas noches Barcelona” Estas fueron las palabras con las que Eef Barzelay se despidió de la audiencia que congregó a su paso por Barcelona después de un concierto inolvidable, y vaya si lo hice, hechizado cumplí escrupulosamente sus instrucciones y el resultado desde entonces no puede ser mas favorable: mi insomnio ha desaparecido.
Menudo personajillo este Eef Barzelay. Nadie diría por su aspecto y atuendo que lidera una de las bandas de rock alternativo con más calado emocional de la actual escena norteamericana, máxime cuando quiebra su voz para detallarnos pormenorizadamente retazos de historias con unos sentimientos imposibles de describir (y que sin embargo él consigue). Con una puesta en escena sobria y elegante, traje blanco incluído, los de Brooklyn –ahora instalados en Nashville- recorrieron de puntillas el trayecto que une The Ghost of Fashion con Soft Spot y se centraron en los temas que componen su quinto álbum End of Love con precisión y delicadeza al principio, cogiendo de una mano a Jonathan Richman y agarrando con la otra a Hank Williams, y más tarde se desmelenaron y empezó el show, primero con la interpretación dandy de Barzelay en un registro que le viene como anillo al dedo, con una buena dosis de humor judío, irónico y hasta catártico, y más tarde con prolongaciones instrumentales casi rozando la psicodelia (Jason Glasser, lead guitar, tocando el banjo con un arco de violín). Una mezcla que si ya en disco hiere, en directo hurga y apuntala las emociones más profundas, aquellas que han compuesto un tejido de intimidad, enigma y melancolía hasta sonar reflexivas.
Sonaron simpáticamente bizarros temas como “God answers back”, “Fill me with your light” y “The Sound of german Hip Hop”, y acercandose al pop de vodevil “Made for TV movie” o “Tiny European Cars”, en cualquier caso dolorosamente reales todas.