Cuéntame una canción: «p: Machinery», de Propaganda
Desde principios de los 80 llevaban surgiendo en Alemania (Occidental), y en el área de Düsseldorf como epicentro más específico, un sinfín de grupos que pivotaban su propuesta musical sobre la electrónica más experimental, un tanto más arriesgada que esas otros nombres que preferían ser más accesibles desde una vertiente mucho más pop, como fueron los casos de Nena o Peter Schilling. Entre aquellos experimentales existían colectivos radicales, como Einstürzende Neubauten, que, fascinados por las posibilidades del ruido y de lo industrial, se lanzaron a orgías sonoras, mientras que otras bandas buscaron un equilibrio sonoro que les permitió acceder a varios públicos dentro de lo subterráneo.
Muchas de las formaciones incluidos en este último contingente habían empezado a evolucionar desde la influencia notoria de Kraftwerk un sonido muy característico y que pronto se convertiría en una pata fundamental de la Neue Deutsche Welle más subterránea. DAF y Liaisons Dangerouses lideraron una parte de baile con cierta marcialidad, mientras que otros, como Die Krupps, se orientaron más hacia la oscuridad. En la vecindad, los suizos Grauzone también contribuyeron a ello desde la simpatía de su efímera carrera.
A caballo entre ambos estilos existía un oasis liderado en parte por bandas femeninas que no le hacían ascos a ninguna de las otras partes (no obstante, bandas seminales como Mania D. habían acabado con sus miembros repartidos entre toda la escena) y que resucitaban la estética de la Bauhaus y mostraban una gran devoción por el mejor expresionismo alemán. Sobre todas ellas, Malaria! se llevó la palma y triunfó con su propuesta underground, pero también estaban por ahí Topolinos, quizá más irreverentes en su cortísima vida, pero vitales en esta historia.
Esta formación se había creado dentro de esa tendencia a principios de los 80 por Sabine Wolde, Susanne Freytag y Claudia Brücken y, aunque con menos recorrido que otras formaciones, comenzaban a despuntar por sus originales propuestas. Freytag había comenzado a compaginar su actividad en Topolinos con la de otra banda, igualmente experimental, llamada Propaganda, formada en 1982 por Ralf Dörper, el jefe de los teclados de Die Krupps, junto con Andreas Thein y a los que pronto se les sumarían Michael Mertens, un compositor de fachada clásica y tenebrosa que gustaba de ahondar en las posibilidades de la percusión menos ortodoxa, y Claudia Brücken, que volvería a formar dúo con su amiga topolina. Su primera grabación, de verano de ese mismo año, comprendía dos temas absolutamente locos, “Sünde” y “Disziplin”, una versión un tanto particular del tema de Throbbing Gristle en el que Susanne Freytag espetaba manu militari unos renglones marciales.
Unos primeros Propaganda poniendo orden
Ralf Dörper envió aquella muestra a la discográfica con la que trabajaba como artista en solitario, pero también probó por la parte de medios con NME, dirigiéndole a Chris Bohn otra cinta que acabaría en las manos de Paul Morley. Este último sería quien ficharía a la banda para ZTT, el sello que Trevor Horn y él acababan de crear, y con este movimiento (literal, se fueron todos a Londres) comenzaría la historia de Propaganda fuera de su entorno original. Su primer sencillo, “Dr. Mabuse”, de 1984, era un tema que todavía mantenía cierto apego a sus raíces sonoras en la forma en la que la percusión, los teclados y las voces deambulan por cierta oscuridad, pero, sobre todo, por la clara alusión al expresionismo alemán que aprovechó Anton Corbijn para seguir explorando su por entonces no tan longeva carrera como director de videoclips.
Sin embargo, pronto comenzaría a haber ciertos movimientos impulsados, quizá, por la creciente demanda del potencial del grupo. Andreas Thein abandona el grupo y la banda comienza en pensar a lo grande con su primer larga duración. La deliciosa “Duel” seguiría la senda de “Dr. Mabuse” un año después convirtiéndose en su segundo sencillo, una propuesta algo más ligera en el que se va consolidando la predominancia de las voces de Claudia Brücken y se va atisbando algo de pop y estrofas coreables, aunque todavía con ciertos tintes oscuros, para llegar con bastante aceptación al lanzamiento de A Secret Wish.
El primer elepé de Propaganda (el último con su formación tradicional) se había retrasado por el éxito de Frankie Goes To Hollywood, compañeros de discográfica y, desde aquel momento, la masa que les eclipsaría en cierta forma. Aquel disco contaba con grandísimas melodías de tinte siniestro, pop, expresionismo musical y un efecto casi onírico (a veces de pesadilla) que les valió para ser denominados los “ABBA del infierno”, algo bastante certero si atendemos a sus aristas pop y oscuras. A Secret Wish contenía también el puñetazo definitivo de la banda en esa época, un corte denominado “p: Machinery” que era, como poco, la antología del universo Propaganda en un solo tema y que no solo encumbraría su estilo, sino que también abriría ciertos caminos a las bandas electrónicas que querían salir de la constricción del synthpop más clásico.
Un videoclip promocional de lo más inquietante
Tras la incorporación de Brücken en los comienzos de la banda, la presencia de Susanne Freytag había ido quedándose en su expresión más original, la del acompañamiento vocal en ciertas ocasiones, así como la contribución en percusión y teclados cuando se requería. En el caso de “p: Machinery” volvemos a ver a la vocalista marcial de los inicios, aquella chica que lanzaba soflamas a golpe castrense y que aquí abre casi con la misma fórmula, enumerando una serie de conceptos de significado protoapocalíptico: power, force, motion, drive.
Esos primeros acordes obligan al oyente a ponerse en guardia, pero no espera que sea Claudia Brücken, “la voz suave”, la que recorra una serie de estrofas escritas por Dörper que aluden a un presente distópico (accompanied by loud commands /our strength is running low / another hope feeds another dream / another truth installed by the machine) por desgracia, bastante vigente hoy en día. Es una interpretación vocálica sublime, con varios registros que modulan esa advertencia entre sensaciones de sentir opuesto, oscilando entre cierto tono angelical y subterráneo al mismo tiempo.
“p: Machinery” presenta, además de la introducción, otro de los sustratos de los primeros y experimentales Propaganda: una percusión muy característica de su etapa iniciática y con cierto tinte de rebeldía desde lo academicista. La devoción casi orquestal de Mertens por la exploración acústica de los instrumentos de percusión que había hecho del grupo una marca reconocible en sus comienzos vuelve a aparecer aquí con fuerza. Así, cobran importancia en la composición el uso de campanas, xilófonos, timbales, tubulares y otros instrumentos poco habituales en la electrónica de la época (y otros más habituales, como la batería eléctrica) que el propio Mertens disfruta aporreando en cada ocasión que se le presenta. Además, existe también un constante ritmo, a veces in crescendo, dado por la percusión de palos entre sí o a un objeto hueco, normalmente reservado a Susanne en los directos, que se convirtió en otro clásico del imaginario de la banda.
Unos buenos planos del conjunto de percusión de Mertens en directo, 1985
Pero si por algo destaca este tema sobre otros es por el estilo de cierto technopop evolucionado que brindan las partes de teclados. La primera entrada, sobre la que Susanne Freytag despliega los primeros versos apocalípticos, es una clara alusión a la tecnología imperante. Inmediatamente, una parte más pop entra en escena y se yergue como introductora de la historia. Parece ser que fue David Sylvian (él declaró que tampoco se acordaba mucho de aquello), de Japan y quien estuvo en la lista de posibles productores para este y otros temas, quien plasmó los primeros bocetos de esta instrumentación a la que pronto daría más empaque Ralf Dörper y pulirían Trevor Horn y Steve Lipson en la mesa de mezclas.
Los ritmos más canónicos se alternan con una atmósfera envolvente que va preparando el primero de los tres éxtasis. Este, muy reconocible entre los sonidos de los producción de los 80 y debido al uso de ciertos sintetizadores, aventurarían un nuevo paradigma, rescatado en la última década por algunos nombres de la retrowave. La unión de ambas secciones “rítmicas” (en la parte que le toca a la más electrónica) acabó generando una melodía de pop oscuro, bailable en cierta forma, aunque más cercano a una pieza que, aun heredera clara del synthpop, comenzaba a costar encasillarla.
“p: Machinery” se lanzó como tercer sencillo de la banda en agosto de 1985, poco después de la publicación del álbum, en formato de 7” y con una versión ligeramente modificada con una adición de guitarra. Además, y con una clara orientación al mercado estadounidense, la discográfica lanzó en noviembre Whishful Thinking, un disco de remezclas de las canciones contenidas en A Secret Wish (y “Thought”, una versión de aquel “Disziplin”) que no acabó de funcionar como se esperaba. En esta oportunista publicación se encontraba “Machined”, una remezcla de “p: Machinery” que insufló más regularidad en el mantenimiento de esta canción dentro de las listas.
Tanto por estos movimientos como, sobre todo, por el estilo del tema y sus posibilidades como referencia a futuro, “p: Machinery” gozó de bastante éxito y popularidad, sentando las bases de cómo iba a interpretarse el pop electrónico de la segunda mitad de la década. Pero este reconocimiento no era exclusivo de este tema, sino del compendio de propuestas que recogía A Secret Wish, a pesar de que este fuera quizá su tema bandera en cuanto a ventas y listas. (En este punto, conviene recordar que en España llegó a ser número 1 en 1986 tras varias semanas consecutivas en el top 3 de ventas y otras tantas en el top 10, y que una de sus versiones fue empleada en un capítulo de Miami Vice cuando era la serie de moda, lo que ayudó también).
Brücken-Freytag en su máxima expresión, balanceo Forbes y xilófonos, 1985
Como con muchas bandas que deben su sonido prácticamente a sonidos electrónicos, Propaganda se encontró ante el éxito de su álbum con unos meses de giras en los que añadirían nuevos miembros para sus directos. Y estos no fueron unos cualquiera. De todos aquellos que se sumarían, destacaba un nombre por encima de todos: Derek Forbes. El ex bajista de Simple Minds, que había finalizado su primera relación con la banda escocesa ese mismo año, se unió en dos periodos a la formación alemana para otorgarle una mayor contundencia con su incesante bajo en sus conciertos. En el primero de ellos, el que pilotó alrededor de The Value of Entertainment, un concepto promocional de ZTT en directo, contó, además, con Steve Jansen, ex Japan, en la batería. En el segundo, centrado en la gira “Outside World”, al bajista escocés se le unieron su ex compañero en Simple Minds Brian McGee y el guitarrista Kevin Armstrong.
Durante aquella gira, gran parte de los conciertos contaron con los sonidos electrónicos pregrabados, por lo que nunca llegó a notarse los posibles desajustes de estas incorporaciones sobre el escenario y dotando de importancia visual el plantel desplegado sobre el mismo. Un tema como “p: Machinery” que, más que habitual, ya era imprescindible en el repertorio, propiciaba más que ningún otro esa comunión estética, con un Ralf Dörper un tanto desaparecido en momentos de 1985 por sus compromisos paralelos, pero con el dinamismo y el carisma de la pareja Brücken-Freytag y la locura genial de Mertens, al que se les sumaba la explosiva manera de tocar de McGee y, sobre todo, el movimiento tan característico de Derek Forbes.
“p: Machinery” marcaría también el final de los ríos de leche y miel para Propaganda tal y como se había concebido. Una serie de descontentos y disputas legales con la discográfica, que involucraron también en lo personal a Claudia Brücken por su relación con Paul Morley, acabarían por encender una mecha de salidas, entradas y reforma de miembros que prácticamente acabarían con el nombre de uno de los grupos más relevantes del pop electrónico en un concepto irreconocible en el que Forbes y McGee se quedaron por un tiempo. Han pasado algunas décadas desde el éxito de A Secret Wish y de sus tres sencillos, y ahora, de la mano de xPropaganda, el nombre bajo el que se esconden Brücken y Freytag, Freytag y Brücken, todavía se mantiene vivo el espíritu inicial de Propaganda, porque no está nunca de más recordar la importancia de este tema en la deriva del pop electrónico desde 1985.
Revive la banda sonora de este artículo en esta playlist de Spotify:
Ficha técnica:
Composición: Ralph Dörper, Michael Mertens.
Producción: Stephen Lipson.
Discográfica: ZTT
Fecha de grabación: 1985.
Fecha de lanzamiento: Julio de 1985 (versión en A Secret Wish), agosto de 1985 (como sencillo), noviembre de 1985 (remezcla en Wishful Thinking).
Letra:
Motor power, force, motion, drive
Power, force, motion, drive
Motor power, force, motion, drive
Power, force, motion, drive, propaganda
On joyless lanes we walk in lines
A calm but steady flow
Accompanied by loud commands
Our strength is running low
Another hope feeds another dream
Another truth installed by the machine
A secret wish the marrying of lies
Today comes true what common sense denies
Rotating wheels are destiny in flame the city lies
Machines call out for followers far out into the night
The calls of the machines drowning in the steam
Another hope feeds another dream
Another truth installed by the machine
A secret wish the marrying of lies
Today comes true what common sense denies
The calls of the machines drowning in the steam
On joyless lanes we walk in lines
A calm but steady flow
Our strength is running low
Another hope, another dream, another truth
Installed by the machine, installed by the machine
Créditos: Fotografía promocional de ZTT, por Peter Brown