Discovery – LP ( XL Recordings / Popstock)
A veces, ante un disco hecho por dos o más miembros de bandas distintas, uno no puede dejar de preguntarse si el nacimiento del grupo se fraguó en medio de alguna reunión social nocturna a consecuencia del ambiente lúdico y desinhibido que se respiraba. Luego, a medida que el sol de la mañana dejaba filtrar su luz entre las cortinas del dormitorio, quizás asaltaron las razonables dudas ante el nuevo proyecto, pero una mezcla de falta de valentía y orgullo mal entendido por todas las partes nunca permitieron devolver las aguas al cauce que no deberían haber abandonado.
Curiosamente, no parece que este sea el caso del debut de Discovery, proyecto en manos del cantante de los Ra Ra Riot, Wes Miles y Rostam Batmanglij, teclista de los más que ubicuos Vampire Weekend. Si hemos de hacer caso a los créditos del disco el proyecto se inició en 2005 cuando ambas bandas eran poco más que asociaciones de amigos.
Resulta evidente que uno de los motivos más lógicos para iniciar un proyecto musical al margen de la banda en la que se está enrolado sea la exploración de nuevas formas y escenas musicales. En el caso que nos ocupa nos encontramos ante un disco de electropop, sencillo y hecho casi artesanalmente, que difiere bastante a lo que nos han venido ofreciendo las bandas de sus respectivos miembros. En esta opera prima vemos desfilar composiciones donde los sintetizadores y el vocoder se hacen los amos del cotarro. Si el disco no llevara madurándose tanto tiempo juraría que el éxito de los australianos de Cut/Copy les quitó la timidez a estos chicos. Pero realmente sus influencias parece que se remontan, al menos, hasta los ochenta y el éxito de los new romantics llegando a Daft Punk de los que seguramente toman prestado el título de un álbum suyo como nombre del grupo. De todos modos, no hay que desgañitarse buscando influencias ante un proyecto que no acaba de sentirse completado en ningún momento.
Cuando uno recuerda que un tal Andrés Calamaro sacó un disco hace poco de canciones inéditas teniendo discos como el El Salmón (sí, ese disco que llenaba 5 compact discs) o repasa el fructífero año de un Joe Crepúsculo o se desgañita intentando recopilar la discografía de Daniel Johnston, se tiende a relativizar este mundillo del lo-fi y el do-it-yourself. No se puede negar que algunas melodías están logradas y que incluso «Carby» sea un temazo, con el añadido ¿casual? que colabora Erza Koenig, pero en ningún momento el disco parece que pase de la categoría de maqueta. Evidentemente puede resultar perfectísimamente válido que guste el disco, no hay que despreciar que sus autores están detrás de proyectos muy interesantes, pero quizás una selección más estricta del repertorio y una rebaja del disco a EP seguramente hubiera resultado más inteligente y una posible excelente puerta de entrada a un grupo que nos merece un respeto.
De haberlo hecho así, se hubieran ahorrado la hipotética demanda que quizás les caerá cuando los abogados de los herederos de Michael Jackson vuelvan a su rutina habitual y les acusen de haber asesinado a «I Want You Back» a golpe de vocoder.