Dos nuevos libros de Bob Dylan de la mano de Malpaso
El próximo lunes 20 de febrero llega a las librerías Bob Dylan por partida doble. Qué podemos decir del cantautor más relevante de todos los tiempos. Sus canciones han ejercido una influencia global desde que en 1962 se publicara su primer disco.
Su estilo, que inicialmente bebía de las fuentes del folk de los Estados Unidos, se electrificó en 1965 con el disco Highway 61 Revisited – considerado como uno de los mejores de la historia de rock? y desde entonces ha desarrollado una trayectoria fundamental. Cuando el 13 de octubre de 2016 la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura estaba reconociéndolo como una de las voces más influyentes de la cultura de los últimos cincuenta años.
La próxima semana tendremos dos novedades en forma de libro: De un lado, sus míticas memorias, Crónicas I, un libro que retrata como pocos el ambiente del Nueva York de los años 60 del siglo XX. Un relato marcado por su entrada en el mundo de la música profesional y que presenta a un primer Dylan como un creador animado por una inquietud infinita.
De otro lado, os presentamos el libro más personal del bardo de Minnesota: Tarántula. Un texto insólito, escrito en 1966, que combina lírica y prosa en un ejercicio cercano a la escritura automática; un torrente de referencias y reflexiones.
Con la edición de estas dos obras, Malpaso continúa con la publicación de la obra completa del premio Nobel de literatura 2016, Bob Dylan, que se inició el pasado mes de diciembre con Letras Completas 1962-2016.
Más información en la web de la editorial.
Lo cierto es que no he leído esos libros. Me gustaría decir algo del nuevo triple álbum de B.D., Triplicate, y no sé dónde hacerlo. Por favor, mover el texto si así os parece oportuno.
El Premio Nobel de Literatura parece manifestar toda una Declaración de Intenciones: más allá delautor de las letras de algunos himnos civiles y de algunas canciones de amor, soy también un vulgar crooner, un cantante de orquesta que canta lo que los otros escribieron.
Y vaya que siendo así, lo que es a mí, me fascinan esas versiones de As Time Goes By o Those Foolish Things, por citar las más conocidas, pero lo cierto es que todas, absolutamente todas son buenas, y son muy dylanescas. Dylan pone en marcha el nervio óptico, además del auditivo, y nos transporta a unos USA de gabardinas y sombreros, ni tristes ni alegres, atemporales. Una América en la que Keruac saluda a Sia y ambos intentan sonreír.
Musicalmente no es ni bueno ni malo, es Dylan.
Toni Cuni