El Mató a un Policía Motorizado (La Riviera) Madrid 19/10/23/
Durante todo el jueves, el cielo de Madrid se desplomó con lluvias torrenciales, carreteras cortadas y fuertes vientos, convirtiéndolo en el día perfecto para quedarse en casa. Sin embargo, había un inconveniente: la que probablemente sea la mejor banda de rock en castellano en la actualidad, El Mató a un Policía Motorizado, iba a actuar esa tarde. Ni siquiera la advertencia de un diluvio por parte de Noé podría haber evitado que aquellos que tenían una entrada asistieran. Si hubiera hecho falta, sus fans habían remontado en piragua el Río Manzanares hasta desembarcar en La Riviera.
El cartel de «sold out» colgaba desde hacía meses, mientras las redes sociales se incendiaban en busca de entradas. En las inmediaciones del recinto, a pesar de la lluvia, una multitud con camisetas albicelestes deambulaba en busca del milagro: un boleto de reventa.
Es incomprensible para muchos, pero El Mató a un Policía Motorizado trasciende la mera etiqueta de una banda de rock. Cuando los sigues, se convierten en parte de ti, como tu equipo de fútbol. Tal como le explicaban a Ricardo Darín en la película «El Secreto de Sus Ojos»: Uno puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión… pero hay una cosa que no puede cambiar: la pasión. El Mató encarna esa pasión desenfrenada, esa pasión que late en cada acorde.
Esta pasión se manifestaba en diversas facetas y formas. Algunos la liberaban a través de un pogo, otros cantaban hasta quedarse sin aliento durante los veintidós temas presentados a lo largo del recital; también estaban aquellos que gritaban, reían o bailaban. Hubo un instante en el que toda esa energía convergió de manera unificada.
Era la undécima canción en el setlist. Nada más y nada menos que «El Tesoro», el himno emblemático de la banda platense. Durante más de cuatro minutos, la duración de la canción, parecía que Santiago tenía un coro de más de mil personas. El tema, como todas las cosas buenas en la vida, terminó antes de lo que cualquiera de los asistentes hubiera deseado.
Después de finalizar, los acordes de la canción habían adquirido un matiz futbolero. Ya no eran los músicos quienes producían la melodía, sino el millar de fanáticos, a ritmo de «lo lo lo». Santiago y su banda observaban el espectáculo. Su mirada lo decía todo: lo habían logrado, habían llevado una parte de esa Argentina, tan apasionada por el fútbol y la música, más allá de sus fronteras. Fue efímero, como un espejismo, pero durante unos minutos convirtieron La Riviera en su patria chica.
Este momento representaba el resultado de la década de perseverancia que El Mató ha dedicado a los escenarios españoles. Una carrera constante, paciente, de fondo que los ha llevado finalmente a este dulce y merecido momento de reconocimiento, tanto por parte de la crítica como de su audiencia. Si hubieran actuado tres días consecutivos en Madrid, habrían llenado La Riviera los tres días.
En términos generales, este concierto estaba programado como parte de la gira de presentación de su nuevo disco, Super Terror. Aunque este álbum puede que no impacte tan fuerte como trabajos anteriores, se revela como un ejercicio musical que va ganándote con cada escucha.
En vivo, la experiencia de este nuevo disco es completamente diferente. Las nuevas canciones presentadas, como «Un segundo Plan», «Tantas cosas buenas», «Medalla de Oro», «Diamante Roto» o «Moderado», logran crear un ambiente envolvente capaz de transportarte más allá de la realidad, demostrando que estos nuevos temas conservan la misma esencia que caracteriza a sus himnos clásicos.
Además, se aprecia la importancia de la selección y la secuencia del setlist. La exploración de estos nuevos sonidos, siempre nacidos en la factoría de Sonic Ranch, Estados Unidos, se combina a la perfección con antiguos acordes y guitarras de sus primeros años, así como con los sonidos del dream rock/pop de La Síntesis O’Konor. Por ejemplo, el comienzo del concierto estuvo marcado por «El Magnetismo», «Un Segundo Plan» y «La Noche Eterna». Otro ejemplo sería como después de la mencionada canción «El Tesoro», llegó el momento de «Diamante Roto» y uno de los grandes clásicos, «Yoni B».
El concierto mantuvo una calidad de sonido impecable durante los aproximadamente cien minutos de duración, aunque experimentó un retraso de unos veinte minutos. El cierre del espectáculo fue una auténtica exhibición de calidad, potencia y energía. Después de una pausa de unos cinco minutos, regresaron con un bis de seis canciones. Temas como «El Universo», «Moderato» o «Fuego» formaron parte de este encore, culminando de manera espectacular con «Chica de Oro» y «Mi Próximo Movimiento».
A pesar de la lluvia, la pasión de la banda y su devoto público crearon una noche mágica. El éxito de la gira y la respuesta del público demuestran que su dedicación durante una década en España valió la pena. Aunque el concierto terminó, el recuerdo perdurará, recordándonos el poder de la música para unir a las personas. Con ellos, el cosmos nos cuida a todos por igual.
Fotos El Mató a un Policía Motorizado: Víctor Terrazas