El Tanned Tin 2002 llega su fin
Ayer sábado 9 de noviembre se cerraba la cuarta edición del Tanned Tin con un gran éxito de público.
Antes de dar comienzo las actuaciones, asistimos a la mesa redonda que allí se celebraba, bajo el título Festivales: ¿masivos o para minorías?, en la que se desarrollo un animado debate sobre los distintos tipos de festivales y sobre el papel que cada uno de ellos juega hoy en día.
A partir de las 21:30 y con gran puntualidad, las actuaciones previstas fueron sucediendose. A Bertrand Bestch le tocó la siempre complicada tarea de abrir la noche, y aunque con ciertos altibajos, consigió alcanzar momentos brillantes. Tras el francés, Viva las Vegas, con muchísimos problemas de sonido y Chris Brokaw, estirando al máximo su guitarra acústica, no lograron brillar como de ellos se esperaba, aunque la cosa cambió drásticamente cuando los asturianos y el americano se subieron juntos al escenario, para interpretar tres temas, compenetrándose como si llevasen años tocando juntos.
Tras estos, el turno era para los escoceses The Zephyrs, que interpretaron temas de su lp When the sky come down, it come down on your head y del reciente ep The love that will guide you back home, dando muestras de un sonido compacto y sin fisuras. Los norteamericanos L»»»»altra eran otro de los platos fuertes del festival, desplegaron su articular forma de entender el pop y el rock, con multitud de arreglos y con un perfecto equilibrio entre las dos voces principales.
Para cerrar la noche estaban Migala, 9 personas sobre el escenario, tras las últimas incorporaciones al grupo, Nacho Vegas a la guitarra eléctrica, Kieran Stephen (sí, el ex de Los Planetas) al bajo y Nacho Piedra proyectando secuencias de imagenes para ilustrar la música interpretada. Centraron su actuación en nuevos temas, todos ellos instrumentales y que parecen indicar que el camino que están tomando Migala deja atrás su característico post-folk para ahondar en un rock trabajado con momentos inesperadamente violentos en conjunción perfecta con las imágenes que se proyectaban.
Sobre las tres y media de la madrugada la cuarta edición del Tanned Tin se despedía dejándonos a todos con un gran sabor de boca.
Y es que han sido 3 días en los que la ciudad de Santander ha podido comprobar in situ el estado actual del pop y rock independiente, tanto de nuestro país, como más allá de nuestras fronteras.
El viernes, el director de esta publicación, Sergio Picón, participaba en la primera mesa redonda del festival: ¿Quiénes son los verdaderos piratas? Reflexiones sobre la SGAE, el intercambio de archivos y la industria independiente, un interesante encuentro dónde además fueron invitados Santi Carrillo (RockdeLux), Fran Franco (Loud), Victor Lenore (La Razón) y Nacho Vegas. Más de 100 personas participaron del debate, algunos de ellos activamente, dónde se echó en falta a representantes de la SGAE para poder debatir en profundidad algunos de los temas que salieron a la palestra.
Musicalmente, Mark Eitzel se hartó del sonido deficiente con el que contó, y acabó tocando sus 3 últimos temas desde el foso, sin micrófonos, y a grito pelado. Interesante para el público, indignante para el músico, que salió de la sala 5 minutos después del concierto con un cabreo considerable..
Aroah volvieron a dejarnos un sabor agridulce. A Irene el escenario la sigue imponiendo respeto, y sus nervios la atenazaron como ya ocurriera en el FIB. Además, se notó una cierta falta de conjunción entre su grupo. Quizá deberían plantearse de otra manera sus conciertos. Sigo echando de menos la desnudez de su primera gira, cuando en el escenario sólo estaban Irene y David ARWAV. Una pena que su directo no haga justicia con sus canciones.
Camera Obscura firmaron un elegante y precioso concierto de pop, y es que actualmente los escoceses pueden presumir de ser una de las mejores formaciones del género. Muchas canciones nuevas, perfectamente ejecutadas (y que nos hacen desear ya su nuevo disco), con un sonido impecable y que hicieron las delicias de los presentes (a algún periodista radiofónico lo vimos bailar y disfrutar de principio a fin). Borraron de un plumazo el mal recuerdo de su presencia en el Primavera Sound, dónde un sonido terrible deslució su concierto.
Cerraron la noche del viernes un dúo de terroristas franceses llamados Programme. Terroristas sonoros, entiéndase. Arnaud Michniak y compañía salieron dispuestos a acabar con todo lo que quedara en pie, con su propuesta experimental que busca las sensaciones del oyente llevándolo a un estado de catarsis absoluto. 35 escasos minutos en los que unos abandonaron la sala abrumados, y otros bailaban absolutamente inmersos en el caos. Hoy en día, hemos de dar gracias a Diabologum por no existir. Ahora en vez de una gran banda, tenemos 2.