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Entrevistamos a Los Estanques, que vuelven con ‘UVE’

En el corazón de Madrid, en una tarde rebosante de entrevistas, nos encontramos con Los Estanques. Lo que prometía ser una charla más sobre su nuevo disco, UVE, se convirtió en un torbellino de anécdotas inesperadas, risas contagiosas y revelaciones sorprendentes.

Íñigo Bregel, Andrea Conti y Germán Herrero nos recibieron con su característico sentido del humor y autenticidad, contagiándonos de una energía vibrante que inundaba el local. Su sexto trabajo, compuesto por trece canciones, marca un nuevo capítulo en la historia musical de Los Estanques, siendo su primer álbum bajo el sello discográfico Sonido Muchacho.

Entre bromas y confusiones, la conversación fluía con naturalidad, permitiéndonos adentrarnos en el peculiar proceso creativo de la banda. Sus canciones, eclécticas y llenas de sorpresas, son el reflejo de una mente inquieta y una pasión por la música más que necesaria en el panorama independiente nacional.

«¿Y ahora qué cojones hago?, ¿Cómo convierto estos trece temas en un disco?»

Es todo un placer hablar con vosotros. Lo primero de todo, enhorabuena por vuestro nuevo trabajo. Hoy tenéis un día bastante ajetreado. ¿Cómo va la tarde?

Íñigo: Bien, entretenidos. Somos gente de bar y nos encanta hablar de música, así que de puta madre. Una tarde perfecta: cañas y palabras. Esta es la cuarta entrevista y aún nos quedan dos más. Eso sí, antes de empezar, tengo que decir algo: os han pasado el disco en el orden incorrecto. Hay tres canciones que se cortan y algunas están desordenadas. No sé qué ha pasado, pero hay varios temas que deberían ir seguidos y, de repente, se interrumpen.

 

Justo os iba a preguntar sobre eso. Por ejemplo, entre el tema «Bienvenidos al Circo» y «Ven a buscar conmigo» hay un corte un tanto abrupto. ¿Ese final de la canción es intencionado?

Íñigo: Ese sí es intencionado (risas).

Más allá de estos fallos subsanables, vuestro nuevo trabajo se publica mañana. ¿Cómo estáis viviendo la recepción por parte del público de los diferentes singles que habéis presentado?

Íñigo: Por nuestra parte, el disco nos encanta y todo eso, pero no está yendo muy bien, las reproducciones están siendo bajas, tío. Pero vamos, que ningún problema, estamos ya trabajando en el próximo álbum. Tampoco lo vemos como una movida en plan: «qué mierda, nos vamos a pique». Estamos motivados con la gira, tenemos bolos y tal, pero ya que lo preguntas, no vamos a estar ocultándolo

Un tema interesante que os quería preguntar es: ¿Por qué no habéis contado el disco que tenéis junto con Anni B Sweet como parte de la cronología de Los Estanques, más aún cuando os encargasteis de la producción, mezcla y el proceso de composición?

Íñigo: La verdad es que no lo sé, porque ya ves, en las entrevistas Ana siempre decía: «este es un disco especial en nuestras carreras», y yo, en cambio, comentaba: «bueno, es el disco que nos tocaba hacer ahora». Ya ves, tío, según ese argumento, este trabajo tendría que llamarse VI.

Andrea: Quizás era por ese concepto de colaboración, como algo un poco ajeno a lo que hace la banda por sí misma.

Íñigo: También es verdad que al juntarnos con Ana, al ser una artista externa, hay muchas cosas de logística y de la gira que no haces a tu manera. Solo con eso, ya te hace verlo como una experiencia paralela a la banda.

Andrea: De hecho, estábamos girando con Los Estanques a la par que con Ana, y ella igual con su disco.

Íñigo: Es como una movida que acompaña a la banda, pero no es la banda. A la vez, estás trabajando en paralelo. No ha sido una movida de «se ha ido Ana y volvemos con nuestra banda», sino más bien hemos acabado esto y seguimos con Los Estanques.

Al final, los títulos de los álbumes de Los Estanques siguen ese orden cronológico, aunque por ejemplo el primero y el tercero sí tienen un título que no es numérico, por eso me llamaba la atención.

Íñigo: Carmona nos dijo una vez, cuando sacamos el cuarto disco: «Tío, el primer disco lo llamasteis Contiene Percal, un nombre de puta madre. El segundo, Dos, el tercero, Los Estanques, y ahora ya no vais a volver a pensarlo nunca: al cuarto, Cuatro, y al quinto, Uve.» Y me acuerdo que le contesté: «Pues sí, ya sabes cómo se va a llamar el siguiente” (risas)

Al más puro estilo Led Zeppelin, hasta que al quinto álbum lo titularon Physical Graffiti.

Germán: El quinto es el de Houses of the Holy, ¿no? Joder, ahora no estoy seguro.

Pues no sabría decirte la verdad, juraría que sí.

Íñigo: Buah, esto cuenta para nota. Yo ahora tampoco me acuerdo.

(Después de que los cuatro intentáramos sacar la cronología discográfica de Led Zeppelin con escasos resultados, fuimos a internet. Germán lo estaba comprobando).

Bueno, ahora que estamos hablando de Led Zeppelin, vuestra canción «Pequeño circo» bebe mucho de ese sonido de rock setentero de corte ledzeppeliano.

Íñigo: Generalmente, cuando queremos poner a parir a alguien sin mucho escrúpulo, recurrimos al rock. Cuando queremos poner a parir a alguien de una manera más elegante, hacemos una balada y lo transformamos en una canción de amor.

Germán: ¡Lo tengo!

Gol en Las Gaunas, ¿cómo queda finalmente la clasificación?

Germán: Efectivamente, los cuatro primeros en orden cronológico, el quinto es Houses of the Holy, como decía yo,  y luego ya el sexto álbum es Physical Graffiti.

Tras este parón más que necesario, regresamos a vuestro nuevo trabajo. La canción que abre el disco, «¿Quién es ese?», presenta ese toque barroco que posteriormente conecta con…

Germán: ¿De qué crees que habla?

Andrea: Eso, eso, estamos haciendo apuestas.

 

Pues no sabría decirte, tendría que leer la letra, porque es cierto que vuestras estrofas son una mezclan de costumbrismo, surrealismo y pura psicodelia.

Iñigo: Venga va, te la leo. La letra dice así:

«Por la tarde él se presentó,

Barco vestía sin llamar la atención.

Al sentarse algo le incordió,

Algo caliente dentro del pantalón.

Al segundo, un gran hedor

que poco a poco a todo el mundo alarmó.

Por la tarde él se presentó,

Las manos limpias, pero no la ocasión.

¿Quién es ese?

Puff, nunca mejor dicho… No te voy a engañar, yo creo que va de cagar.

Todos del grupo: ¡Aplausos! ¡Eso es!

Iñigo: Pues fíjate, los pibes piensan que va de cagar y las pibas de un tipo que se empalma. Vamos dos a dos de momento.

¿Cuál es la respuesta correcta?

Germán: Cagar (risas)

Lo dicho, vuestras letras son pura psicodelia. Un tema de corte barroco sobre una urgencia de aguas mayores. Lo cierto es que vuestra música es una coctelera de géneros y estilos varios. Una vez que tenéis los temas listos, ¿cuál es el proceso de selección dentro del disco?

Íñigo: Sabes eso que dicen de que todas las decisiones tienen sus consecuencias, pues esa es la consecuencia que padecemos por la decisión de la coctelera musical. Hasta el final, no se padece, pero cuando tienes las trece canciones y dices: «¿Y ahora qué cojones hago?, ¿Cómo convierto estos trece temas en un disco?»

Y, ¿cómo lo habéis hecho?

Íñigo: Pues un dado de trece caras y a cada canción un número… Na, es mucho trabajo y pensando en quién lo escucha. Poniéndote en la piel del oyente e intentando que toda la energía vaya bien, que cuando una canción tiene mucha esquizofrenia, luego venga otro tema más tranquilo, y así. Sabiendo que generalmente siempre se presta más atención al principio y al final de un álbum, ahí metemos lo más raro. Lo bonito lo dejamos en medio (risas).

Andrea: Sí, ha habido bastantes pruebas, como si fueran las canciones conejillos de indias.

Dos de los temas más sorprendentes de este nuevo trabajo son “Il loro piano” y “Lascia il tuo nome”, dos canciones cantadas en italiano por Andrea. ¿Cómo surgió esta idea?

Íñigo: La canción «Il Loro Piano» me la pidió Patillas Dj para su programa en Radio 3, pero cuando la terminé, la descartó. No pasa nada, le hice otra y nos quedamos con esta. Justo la regrabamos Germán y yo en la cabaña. Cuando tuvimos la canción lista, dijimos: «Bueno, como no la ha querido, pues nos la quedamos nosotros para nuestro disco».

Es ahí cuando entra el bueno de Andrea con una historia sobre unos chavales de Vitoria que trabajaban en un grow shop y decidieron robar hierba en una aldea vasca, pensando que, al ser un pueblo, sería un trabajo fácil. Sin embargo, se toparon con una red de caminos vigilados por los lugareños, ya que gran parte de la población de la aldea vive de esto. En cuanto ven a alguien sospechoso, dan la alarma.

Estos chavales, al intentar robar una sustancia ilegal, se encontraron sin la ayuda de la policía y tuvieron que buscarse la vida para salir de esa situación. Los lugareños del pueblo, como medida disuasoria, los fotografiaron desnudos con sus DNIs, complicando aún más las cosas. A pesar de todo, uno logró escapar. Corrió al monte y luego buscó refugio en el pueblo más cercano que encontró, donde no tuvo más opción que llamar a la policía.

Historia totalmente de película americana setentera. Musicalmente, es un tema que me recuerda mucho a la forma de cantar de Franco Califano en su canción «Bella Ba», italodisco mezclado con spoken word.

Íñigo: Lo gracioso era eso, representar esta movida de unas peleas entre vascos por la hierba y llevarlas a todo el rollo de película negra setentera.

Andrea: Y la música favorece porque estaba influenciada en ese tipo de sonido.

 

La otra canción italiana, que además cierra el disco, es «Lascia il tuo nome». Si la anterior era italodisco, esta coge otro de los géneros más cultivados en los setenta en Italia, el rock progresivo de grupos como Premiata Forneria Marconi, y sobre todo me recuerda mucho a New Trolls.

Andrea: Hostia, pues sí.

Íñigo: Puto amo.

Andrea: No muchos conocen a New Trolls y son la hostia.

Íñigo: Concerto Grosso, gran disco. Este era un tema que Andrea tenía por ahí, al que no le hacía mucho caso, y le dije bastantes veces que era la mejor composición que tenía, hasta que un día lo cogí por banda y le dije: «vamos a grabarlo». Para mí, la mejor canción del disco.

Otro tema que me resulta interesante es el de los títulos de las canciones. Aunque Los Estanques siempre ha tenido títulos, por decirlos de alguna manera, un tanto atrevidos, estos me recuerdan bastante a los del grupo Gilipojazz, que también hacen pop progresivo, aunque ellos lo llevan a terrenos, como indica su nombre,  más jazzísticos. Por ejemplo, vuestra canción «¡Ay, que no me piques el tabaco!» podría perfectamente ser un título de Gilipojazz.

Íñigo: Íñigo: ¿Cuál?, ¿La de «Ay, que no me pique el tábano»? Es sobre una avispa cabrón, no me piques el tabaco… (risas)

Andrea: (risas)

Germán: Hostia, qué fuerte. Habrá que cambiar el nombre a la canción.

Íñigo: «Iker, no me piques el tabaco».

 

Bueno, más allá de esta confusión, ¿cómo se deciden los títulos?

Todos: (Risas)

Andrea: Yo creo que es como más puede llamar la atención, seleccionándola dentro de la letra.

Íñigo: Como elijo los títulos es la jugada de decir… Joder tío, es que es muy buena, «No me piques el tabaco», gran título.

Germán: Joder, es que no me lo esperaba, es que no sabía de qué canción me estabas hablando (risas).

Íñigo: Pues es que yo me he dado cuenta de chiripa, porque ha dicho picar y tabaco y bueno, he unido cabos (risas). Bueno, al lío, por ejemplo en «Damos gracias a Dios», estábamos dudando entre esa y «Cuerpo de lechón» y, yo qué sé, elegimos esta por inmediatez. Eso ahora, porque en «Efeméride», canción del segundo disco, fue como coger todas las palabras del sinsentido de la letra y bueno, pusimos esa.

Ha sido todo un placer hablar con vosotros. Para ir terminando, ya que nos quedamos sin tiempo, me gustaría preguntaros cómo se ha fraguado el fichaje con Sonido Muchacho.

Germán: Ha sido un buen partido, ellos también han jugado (risas).

Íñigo: Lo que pasó es que cambiamos de management, y David tenía buen rollo con esta discográfica. Ellos nos tiraron la caña, les hicimos una oferta y la aceptaron. Habíamos mirado otras opciones con los anteriores discos, pero lo que nos proponían otros era una auténtica mierda. Por eso autoeditamos. Esta vez vimos que teníamos una oferta buena, así que dijimos: «A ver qué tal».

Escucha UVE de Los Estanques

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