FIB 2017: Kasabian
A comienzos de este siglo, el trono del indie guitarrero se lo disputaban un nutrido grupo de nuevas y viejas bandas, mayoritariamente británicas. Como contaba hace poco al NME Tom Meighan, vocalista de Kasabian, la mayoría han desaparecido o están en franca decadencia. ¿Se acuerdan de Franz Ferdinand, Razorlight, The Holloways, The Paddingtons, The Maccabees o The Libertines? En opinión de Meighan, de esa generación solo sobreviven a cierto nivel Arctic Monkeys, Kaiser Chiefs y los propios Kasabian.
A pesar de que sus discos suelen ser bastante irregulares, estos últimos son quizás los únicos que en la actualidad tienen una presencia relevante (For Crying Out Loud, 2017, Columbia/Sony), prueba de ello es que han encabezado el último día del FIB.
Con un setlist con vocación festivalera que recorren toda sus discografía, y al que han incorporado lo más movido del último disco («Ill Ray (The King)», «You’re in Love With a Psycho» o «Bless This Acid House»), Kasabian no anduvieron con muchos rodeos. «Eez-Eh», quizás lo mejor de aquella especie de homenaje a Primal Scream que fue 48:13 (2014, Columbia), sonó, sampler de Daft Punk incluido, la tercera. «Club Foot», una de nuestras primeras novias de juventud bailable, no pasó de la octava.
«Treat» o «Empire» mantuvieron el ritmo, y una coreadísima «L.S.F. (Lost Souls Forever)» cerró con fuerza la primera parte del concierto. En el bis, una nueva, «Comeback Kid», y dos clásicas, «Vlad the Impaler» y «Fire», que, como en general todo el concierto, calentaron pero no quemaron.