Hidrogenesse – Un dígito binario dudoso (recital para Alan Turing) (Austrohúngaro)
La tónica Schweppes, las películas de Woody Allen, la comedia de Almodóvar, el reality-show de ¿Quién quiere Casarse con mi Hijo? o el sushi son sólo algunos ejemplos de productos comerciales que requieren de cierto empeño por parte del público antes de rendirse a sus virtudes. Después ya te tienes que posicionar, o los odias o los amas, no hay término medio. Con Hidrogenesse pasa lo mismo, es fácil encontrarse caras de estar oliendo a mierda con sólo pronunciar su nombre, y es que es totalmente comprensible que el dúo resulte demasiado naïve para las camisas de cuadros seguidoras de Nick Cave, Wilco y Standstill, y demasiados sesudos para los poperos convencionaloides de La Habitación Roja, Love of Lesbian y Lori Meyers. Así que con ración extra de prejuicios en su contra Carlos y Genís han publicado este año su mejor álbum, no cabe duda.
Ya de por sí es arriesgado, incluso para un grupo como éste, acostumbrado a realizar juegos de funambulismo en la cuerda floja del fracaso comercial, salir en pleno siglo XXI publicando un disco conceptual, tan en boga en los años setenta. Pero es que además realmente se trata de un disco conceptual en rigor, donde todas las canciones hablan y narran pasajes distintos de la trágica vida de Alan Turing, el considerado padre de la computación moderna. El disco es tan brillante que consigue despertar el interés por la biografía del matemático inglés. Desde ese primer corte con la enfermiza y gloriosa «El beso», que pretende despertar a Turing de su eterno sueño al que él mismo se indujo tras comer una manzana que había envenenado, impresionado por el largometraje de Walt Disney; hasta la preciosa y delicada canción que cierra el álbum «Historia del mundo contado por las computadoras». Y no sólo el argumento lo tilda de conceptual sino que los catalanes se las han apañado para con amor de orfebre, sembrar de ruiditos electrónicos y tintineos todo el LP, consiguiendo uniformidad y un ritmo endiablado que te impide darle el forward entre canción y canción.
Mención especial merece el himno que le dedican al primer supuesto amante de Turing en «Christopher», donde han convertido las máquinas en segundas voces. Hay por todo el LP influencias claras de post modernismo alemán y mucho de Kraftwerk en «Love Letters» y «Digito binario dudoso».
Sin embargo a pesar de que Hidrogenesse tenían muy fácil patinar y convertir el álbum en algo plano, repetitivo y denso, el estupendo trabajo de producción y la contención vocal convierten este disco en el mejor de su carrera, también en uno de los mejores disco españoles que se han publicado este 2012 y que debiera tenerse en cuenta aunque fuera sólo por el corte siete del álbum, «Un mystique determinado», un ejercicio ágil de programación y conjunción melódica,
Desconozco si la idea provino de esa otra oda que Astrud se marcó para contarnos la historia de amor valenciano del filósofo Noam Chomsky, ni si la inspiración le llegó a Genís tras escuchar las decenas de canciones que se le han dedicado al inglés, una de las más recientes a cargo de Matmos, pero lejos de la lírica de aquellos, esta nueva vida de Alan Turing cantada supone un espaldarazo definitivo a su forma de hacer las cosas, un homenaje que a buen seguro el propio Turing hubiera aprobado y desde ya una auténtica joyita de la música española, eso sí, para el consumo minoritario, como casi todo lo bueno ¡Gafapasta rules!
Que quieren que les diga, cuando escucho de casualidad alguna de sus «canciones» siempre me hago la misma pregunta: a quien le gusta Hidrogenesse?…