Imagine Dragons – Night Visions (Universal)
Hace apenas 5 años Imagine Dragons se llamaban Ragged Insomnia, tocaban en casinos de Las Vegas y hacían versiones de sus admirados Arcade Fire. Hoy llenan pabellones en España, ganan Grammys y son nominados la mejor banda de rock (?) por revistas especializadas. ¿Qué ha pasado en estos cinco años? Pues, por una parte, trabajo a destajo, cambios en el grupo, algunas buenas composiciones y muchas ganas de triunfar; por otra parte, suerte para estar en el sitio adecuado en el momento justo, un fichaje por Universal, una imagen y un estilo diseñados para llenar estadios y una canción que aparece en videojuegos millonarios en ventas y en anuncios de TV.
Admito que el tema «Radioactive» es muy pegadizo y resultón, y que pone la piel de gallina ver y escuchar a miles de personas saltando y haciendo los coros. Pocas canciones de los últimos años están tan diseñadas pensando justamente en eso: en meter épica en vena a la gente y reventar estadios. El problema viene cuando uno se da cuenta de que la mayoría de las canciones siguen el mismo esquema: el inicio dramático, el puente, el estribillo explosivo a múltiples voces, la insistencia en rellenarlo todo con la potencia percutiva que transmiten los tambores orientales que usan, los oooooohs, parada y vuelta a empezar para repetirlo todo con un nivel más de grandilocuencia… Una fórmula válida, claro, pero tal vez demasiado obvia y muy monolítica, sin espacio para los matices, las sorpresas y las revelaciones en posteriores escuchas.
Otro factor en contra: la gran mayoría de las canciones ya habían sido publicadas en los EPs que la banda lleva sacando desde 2009 (la versión extendida del álbum amplía el número de temas hasta 20). No es mi caso, pero quién ya conociera aquellos EPs encontrará aquí pocas emociones nuevas. Sí que es interesante, por otro lado, escuchar la mencionada versión extendida y comprobar la evolución de la banda comparando las canciones más antiguas con las más recientes. Es como tener a los Coldplay de «Trouble» o «The scientist» en el mismo álbum que a los de «Viva la vida». Y no es gratuita la mención, puesto que la sombra más épica, comercial y revienta-estadios de los propios Coldplay, así como de U2 y Arcade Fire, planea sobre todo el álbum.
«Tiptoe» tiene un estribillo que juraría haberlo oído en alguna canción de cualquier boy-band, puede que esa que están montando en El Hormiguero. «It´s time», el otro gran single del álbum, empieza mezclando una obsesión indie con otra rockera: la mandolina y la épica tamborilera, lo cuál es garantía de éxito. «On top of the world» es la encarnación perfecta de lo que significa un grupo como Imagine Dragons: música para esos anuncios en los que alguna multinacional bienintencionada nos hace ver lo maravillosa que es la vida pese a lo puteados que estamos casi todos, ya sabéis, todos hermanos en ese lugar llamado mundo, orgullosos de esto y de lo otro a pesar de las dificultades…Mezclas ese idealismo de IBEX 35 con el Waka Waka, los dichosos tambores, letras adolescente y mucho uoooooooh uooooooh y ahí lo tienes, otro top-5. Y mira que, sin embargo, cuando se contienen un poco y suenan más a The Mary Onettes o Echo and the Bunnymen (como en «Amsterdam», por ejemplo) realmente me llegan. También lo hacen en «Every night», donde el aroma a boy-band al menos viene disimulado por una canción, de alguna manera, diferente del resto, más emotiva y melódica que épica y explosiva. Un poco más Vampire Weekend, tal vez, y menos Arcade Fire.
No me cabe ninguna duda de que Imagine Dragons tienen talento y ganas de trabajar, que se lo han currado todos estos años tocando ante borrachines y ludópatas, y que algún mérito tendrían para que Universal se fijara en ellos y los reconstruyera como banda de indie rock (?) para las masas adolescentes. Pero, si los tengo que valorar como producto artístico…como diría el gran Risto Mejide, no los compro.