Jello Biafra & The Guantanamo School Of Medicine + Hard ons – Sala Live (Madrid)
Ver en una noche sobre un mismo escenario a los australianos Hard-Ons y al mismísimo Jello Biafra no es baladí, por una parte; los australianos liderados por un excelentemente recuperado guitarrista/cantante Blackie (ha estado fuera de la circulación a causa de una brutal paliza propinada por unos delincuentes que le intentaron robar en su taxi en Sydney), por otra: el nuevo proyecto del que fuera cantante y líder de los míticos Dead Kennedys y su nuevo proyecto The Guantanamo School of Medicine.
El trío parece haber hecho un pacto con el diablo si no, no se explica que después de haber comenzado en 1981 tengan la misma energía que entonces y sepan desgranar con la misma rabia y mala leche su repertorio como si no hubiera pasado el tiempo por ellos. El nuevo batería Murray Ruse (Peter Kostic abandonó la banda el año pasado) parece que se ha adaptado a perfectamente al bajo de Ray Ahn, más martilleante, y preciso al mismo tiempo, que nunca.
Lástima que un corte de electricidad ajeno a la sala Live, producido en toda la calle, parara la actuación de los Hard-Ons a los pocos minutos de comenzar, hecho que no amilanó al trío que, después de quince minutos de espera, retomó su actuación machando al personal con temas como: «Sit Beside You», «Rat Face & Buffalo Ass», la ultra coreada «Where did she come from?» o, ya finalizando, «In the End We All Die Alone». Vitaminado concierto, en definitiva, y un gran placer ver a unos tipos que siguen manteniendo la ilusión por tocar como el primer día.
Llegaba la hora de ver sobre las tablas a Jello Biafra, el californiano que puso patas arriba la ciudad de San Francisco a finales de los setenta con su grupo los Dead Kennedys y que, pese a lo que digan lo que digan los demás (que decía Raphael), ha seguido fiel a sus ideales y principios incorruptibles; continúa siendo el capo de su sello discográfico Alternative Tentacles (el nombre lo dice todo) desde el año 1979 desde el cual edita discos que no pasan de un precio de venta de doce dólares, es miembro activo del Green Party de Estados Unidos, y sigue en pleito con sus ex compañeros de los Kennedys por intentar vender (estos últimos) una canción del cuarteto a una conocida marca de ropa tejana.
Los chicos de HFM CREW (la joven promotora que le ha traído de gira) tenían razón; ver a un Jello Biafra a pocos metros es ya todo un espectáculo desde el primer minuto de actuación. Su nueva banda, con la que ya ha editado dos álbumes (Audicity of Hype y Enhanced Methods of Questioning) comenzaba el concierto con un tema instrumental como preludio del torbellino Biafra, que salía a los pocos minutos al escenario, parodiando al típico político norteamericano en plena campaña electoral. Los movimientos espasmódicos marca de la casa, inmortalizados en aquel imprescindible concierto (de obligado visionado) en el teatro DMPO de San Francisco, se sucedían dentro y fuera del escenario, mientras la banda capitaneada por Jello descargaba algunos de sus temas como: «New Feudalism», «Road Rage» o «Barackstar O´Bummer», dedicada esta ultima a quien os imagináis.
No podían faltar, entre los bloques de canciones, los discursos en tono hilarante, algunos de ellos en Español, de los que suele hacer gala Jello Biafra, en los que tiene cera para todo el mundo; banqueros, grandes corporaciones, multinacionales, políticos… y que en manos de otro «speaker» podrían parar el ritmo de actuación, no así viniendo de alguien que se dirige a su público con tanta pasión como el californiano.
Pero no nos engañemos, además de para escuchar los temas de The Guantanamo School of Medicine la mayoría de los espectadores también estaban allí para ver si les caía algo de los Dead Kennedys, y como eso no lo pasa por alto el bueno de Jello, atacaron algunos cortes del cuarteto como: «California Uber Alles», «Nazi Punks Fuck Off» o «Chemmical Warfare», momentos en los cuales la sala, ubicada en una primera planta, parecía venirse abajo, intercalados con otros temas de The Guantanamo; «Werewolves of Wall Street» o «Pets Eat their Master».
Concierto de un artista del que te lo crees todo a pesar de sus contradicciones (es capaz de teorizar sobre que nadie debe dar órdenes, y a los cinco minutos te suelta que en su banda están prohibidas las drogas) y disfrutable al cien por cien en todos los sentidos.