Kings of Convenience + Mishima – Poble Espanyol (Barcelona)
En contadas ocasiones la banda telonera en un concierto es capaz de superar al grupo principal y más aún cuando el directo es de Kings of Convenience. Sin embargo, Mishima confirmó que ello puede ocurrir y así lo demostró el pasado jueves en el Poble Espanyol de Barcelona. Descentrados y lejanos. Su concierto se vio marcado por una pelea en el público que les obligó incluso a parar de tocar. Una pena.
Con el espléndido marco de la plaza del Poble Espanyol rodeando al público, salieron a escena Mishima. Seguros, convencidos, tranquilos y animados. Así se mostraron ante un público que coreó y bailó sus canciones. Hubo magia y se dio esa perfecta y preciosa conexión entre el grupo y el público. «Diu que et transporta a un altre planeta, t´inflama el cor en mil somriures i del cel fa caure espurnes d´or per cada moment que tornes a viure», cantaron en «Qui n´ha begut», en uno de los momentos álgidos del concierto. El cantante David Cabarén sonreía. Y el público también. Musicalmente fue maravilloso.
Mishima demostró que está en un buen momento. Solventes y convencidos, repasaron sobre todo temas de Set Tota La Vida y Ordre i Aventura, sus dos últimos discos que les han situado en la cima de la música pop catalana. Mientras el concierto avanzaba, el sonido de la guitarra distorsionada iba creciendo creando un clímax de mayor intensidad. Como ya pasó en su concierto de presentación del nuevo álbum en La Pedrera, lo hicieron al más puro estilo de Los Planetas en sus canciones más desgarradas. Y lo mejor, a pesar de que el plato fuerte era la siguiente banda, muchos no querían que aquello terminara.
Se acercaba la hora del concierto de los Kings of Convience y el público esperaba ansioso que apareciera la banda noruega. De mi mente aún no se ha borrado la preciosa sensación y las buenas vibraciones que tuve en su concierto en el Palau de la Música. Los dos músicos, guitarra en mano, aparecieron en el escenario e iniciaron el concierto con «My ship isn´t pretty». Un inicio más propicio para un directo en el Palau de la Música que al aire libre en el Poble Espanyol. Tras el concierto de Mishima, el público se había quedado con ganas de más y, de repente, se vieron calmados por las melodías de Kings of Convenience, pero eso ya lo sabíamos.
Sus guitarras y melodías sonaban cristalinas, pero ambos se veían empequeñecidos y solitarios en el escenario. Kings of Convenience iban ganando seguridad canción tras canción. Sin embargo, algo falló, y no se debió a un tema musical. Conocidas son algunas de las reclamaciones de algunos músicos hacia el público en sus conciertos. Bob Dylan, por ejemplo, no quiere ningún tipo de cámaras y Mark Kozelek (ex Red House Painters) no acepta que nadie fume ni tampoco le haga fotos en sus directos. Pues bien, por petición expresa de la banda o de sus mánagers, no se podía tirar ninguna fotografía durante los primeros treinta minutos del concierto. El problema llega cuando esas extrañas peticiones tienen consecuencias negativas y este concierto las tuvo.
Mientras Kings of Convenience tocaba uno de sus pausados y acústicos temas, Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe pararon y señalaron al público. Algo estaba ocurriendo. Al parecer se originó una pelea entre miembros de seguridad y un joven con una cámara semiprofesional, que no quería dejar de tirar fotografías. Øye dijo que no podían tocar mientras alguien se estaba peleando. Fue bochornoso. De hecho, un concierto de los noruegos es uno de los sitios más inverosímiles para pelearse. Ambos pidieron calma al público, pero sobre todo a los miembros de seguridad y reclamaron no llevar las cosas tan lejos por una foto. Ahí se dieron dos problemas: la absurda petición del grupo y llevar al extremo una orden. Los noruegos lanzaron bromas para que seguir con el concierto. «Si alguien se mete con vosotros os defenderemos. Somos muy fuertes, aunque no lo parezca», bromeó Glambek Bøe. Lástima que algunos parecieron no entender lo que estaba diciendo.
El concierto siguió, pero de alguna forma ya nada fue lo mismo, creo que tampoco para ellos. Era algo que flotaba en el ambiente. Se les notó alejados y desconcertados, a pesar de que Erlend Øye lo intentó con sus pintorescos bailes, que ya son un clásico, y pidiendo al público que siga el ritmo de las canciones.
Lo mejor del concierto llegó cuando entraron los dos músicos que les acompañan en la gira con al viola y el contrabajo, y se comprobó con la animada «Boat Behind». Kings of Convenience parecían recuperar el ritmo y el aliento con melodías más enérgicas como la preciosa «I´d Rather Dance With You» y «Know How». Se notaba que estaban arropados ahí arriba y volvieron a sonreír. Repasaron principalmente canciones de su último álbum, pero también hubo momentos para la nostalgia con «Toxic Girl», de su primer disco.
Kings of Convenience son espléndidos, de lo mejor, creo, que hay ahora mismo en el terreno musical pop indie. A pesar de la fuerza que desprende su propia presencia y sus temas, en el Poble Espanyol desgraciadamente no consiguieron brillar.