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Kokoshca (Sala Clamores) Madrid 22/20/22

El sábado 22 de octubre más de un centenar de personas esperábamos el regreso de Kokoshca a la mítica Sala Clamores de Madrid. Una sala que se ha convertido en estas últimas cuatro décadas en uno de los míticos reductos musicales de la capital. Un lugar donde la música se disfruta de una manera distinta, siempre con un público cercano y reducido.

Dentro del ciclo de conciertos Mazo Madrid, el conjunto navarro vendió todas las entradas disponibles para esta actuación. Habían pasado las 22:00 de la noche y en Clamores ya no cabía ni un alfiler. Un espectáculo que duró en torno a los noventa minutos y estuvo repartido en 18 canciones.

A nivel general, el concierto fue frenético, tanto por parte del público como por los músicos. Además, se dividió en tres bloques muy bien estructurados, tanto a nivel de setlist como de tiempo. En esta ocasión, el cuarteto conformado por Amaia Tirapu (voz y guitarra), Iñaki López (voz y guitarra), Iñigo Andión (bajo) y Álex López (batería) se convirtió en quinteto gracias a la participación de Javier Carrasco, más conocido por su alter ego Betacam, a los teclados. Exactamente, el mismo procedimiento que realizaron en su último disco. Una maravilla.

El gran problema que estuvo presente durante el espectáculo fue el sonido. Es más que probable que encontrarme en las primeras filas tuviera algo que ver, aun así, desde diferentes localizaciones de la sala, el público comentó en más de una ocasión que la voz de Amaia se escuchaba más baja de lo debido.  También, el volumen de la batería estaba demasiado alto y en ciertos momentos se comía directamente el teclado de Javier. Incluso, el propio Iñaki tuvo ciertos problemas con su amplificador, distorsionando el sonido.

Esto que para otros grupos puede ser un enorme follón, para Kokoshca fue una buena oportunidad. Los instrumentos tan altos, los ciertos momentos de distorsión y las voces etéreas de Iñaki y Amaia, subidas de tono en ciertas canciones, convirtieron el espectáculo en un concierto con una actitud más punk y garajera. El público, incluido un servidor, estaba gozando con el ruido. Todos los que nos encontrábamos allí fuimos subiendo la intensidad del espectáculo, convirtiéndolo en un ambiente digno de CBGB. 

Algún que otro pogo, gente saltando los aires, Iñigo y Amaia bajándose del escenario, Iñaki cediendo su guitarra al público al terminar alguna canción … Todo eso sumado al ya de por sí repertorio letrístico de Kokoshca hicieron del concierto algo muy interesante. La letra de la canción “Himno de España” se convirtió en una profecía autocumplida cuando todo el mundo gritaba a la vez: hace mucho calor.

Kokoshca se subió al escenario a las 22:30 de la noche, sin darnos cuenta ya estábamos botando con “Corazón Caliente” y “Voy a salir de esta”. Un inicio energético que se mantuvo durante las siguientes cuatro canciones. Con “Aire” nos dimos un respiro, tanto ellos como nosotros, gracias a que es un tema mucho más calmado. Además, cerraría la primera parte del espectáculo.

El siguiente bloque estaría conformado por cuatro canciones que previsiblemente formarán parte de su nuevo EP, entre ellas la magnífica “Futuro” que presentaron hace apenas unos días. En esta ocasión, al no estar presente Erik Urano en la Sala Clamores, Amaia se atrevió con su parte. Su nuevo trabajo tiene una pinta estupenda y a niveles generales va a continuar por ese camino que abrió en su último álbum.

El concierto estaba encaminado hacia su parte final. En este tercer bloque, hubo un mayor predominio de temas de su último trabajo, algo que prácticamente todos estábamos esperando. Canciones como “Asia” o “Regresando a la Ciudad” fueron cantadas a pleno pulmón como los himnos que son, una pena que el sonido no estuviera a la altura del grupo, ya que en estas dos canciones sí que se echó en falta la necesidad de unas voces más nítidas y un menor ruidismo.

El concierto terminó con una versión extendida de la ya mencionada “Himno de España”. Aun así, todavía les dio tiempo para realizar un último tema a modo de bis que no fue otro que “El Mal”. Un final espectacular.

Kokoshca es como el vino, mejora con los años. Su último trabajo se ha convertido en uno de los mejores álbumes de la música independiente de la última década. Incluso diría que su sonido y actitud está más ligada a los grupos que en estos momentos conforman una nueva ola dentro de la música indie, que con los grupos coetáneos con los que compartieron escenarios a principios de la década anterior. Una suerte de nuevo renacer que es una delicia para todos los amantes de la música de este país.

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