L.A. – Joy Eslava (Madrid)
No es necesario pasarse del inglés al español para triunfar en este país. Aznar lo hizo al revés y mirad cómo acabó. Eso es lo que desprenden los últimos aplausos por parte de una Joy Eslava hasta la bandera cuando se despiden del escenario Luis Alberto Segura y los suyos después de realizar un emocionante concierto.
La actuación se sustentó en tres grandes pilares: las melodías inmediatas y tan reconocibles de su Heavenly Hell (2009), la riqueza y variedad vertida en su último trabajo que da nombre a la gira, Dualize y la maravillosa voz de Segura. Bajo estas premisas el rock con sabor a americana de los mallorquines comenzó con alta contundencia, influenciado por una batería primitiva y poco dada a artificios y con unas guitarras con un par de puntos de agresividad por encima de lo oído en disco. «Dualize», «Under Radar» o «Perfect Combination» fueron el perfecto botón de muestra de este endurecimiento sonoro, a la vez que mantenían la carga emotiva habitual de sus canciones.
Pasado el inicio atronador una variada selección de sonidos se fue mezclando a medida que avanzaba el set list. Un poco de americana con «Close to You», el rock de los 50 con «Over and Over» o el soft pop para bailar de «Older» moldearon un concierto heterogéneo pero siempre marcado por el patrón del rock de melodía y la ausencia de los arreglos de los trabajos en estudio.
Pero cuando sonaban los hits de Heavenly Hell, caso de «Crystal Clear» o «Hands», basados en estructuras sencillas pero tan coreables, hacían suyo al público. Lo respetable de L.A. se cimenta en escapar del camino fácil y darle una vuelta más a su creación. Al intercalar los temas no tan instantáneos pero más ricos de su último disco, el directo lo agradeció. «Mirrorball» (recordando a lo último de Bon Iver), o la casi soulera de «In the Meadow» dan fe de esto último.
El primer bis dejo sola la voz de Segura con su guitarra acústica ante el público con las versiones desnudas de «Elizabeth» (toque Pearl Jam) o «Stop the Clocks» (sólo al principio). No fue tan memorable el segundo bis en comparación al primero, aunque dejarían un buen sabor de boca con la fiesta garaje de «Outsider», poniendo a bailar a todo hijo de vecina. Hace unos días leí en una entrevista que tienen guardado en un cajón un Heavenly Hell 2 y que no cree que salga de ahí. Ya podía cundir el ejemplo.